México, DF. El cardenal José Francisco Robles Ortega señaló al papa Francisco que debido a la presencia y actividad del “negocio del narcotráfico” México experimenta una “profunda división, muchas muertes, daños a la salud física de la juventud y a la salud moral de las familias además de la ruptura social”.
En el mensaje que la Conferencia del Episcopado Mexicano llevó al pontífice en el contexto de la visita Ad Limina que realizan los obispos del país al Vaticano el también presidente de dicho organismo añadió en el mensaje que leyó ante el papa la tarde del lunes pasado refiere que debido a que el pueblo mexicano está “padeciendo en carne propia el grave problema de la inseguridad, la delincuencia organizada en la violencia, situaciones que también han afectado a los miembros de la Iglesia católica, recordó que en 2010 la CEM publicó la Carta Pastoral que en Cristo Nuestra Paz México tenga Vida Digna”.
También la CEM lamentó ante el pontífice que en el territorio nacional se esté “enseñoreando la cultura de la muerte”, la cual, resaltó la CEM a través de “una falta de respecto a la sacralidad de la vida misma”, y añadió que la muertes “violentas y crueles del crimen organizado también se suma la mentalidad abortista de algunos sectores, muchas veces impulsadas por políticas de agenda que atentan contra la conciencia, la soberanía de nuestra nación y directamente contra el santuario de la vida: la familia”.
El lunes a las 12:30 el papa Francisco recibió en el Palacio Apostólico al consejo de presidencia de la CEM en representación de los 118 obispos que desde el pasado 12 de mayo realizan la visita Ad Limina al Vaticano.
La CEM precisó al Papa que “no cabe duda que a la base de estas oscuras realidades está la arraigada cultura de la corrupción, la impunidad y la ambición desmedida”, y añadió que lamentablemente en el país prevalece “la realidad del pecado, lo que se traduce en la ausencia de la cultura de la legalidad, del compromiso social y de la corresponsabilidad ciudadana” al igual que “ se percibe una pérdida de la conciencia de la moralidad de los actos y las omisiones”.
También el episcopado mexicano se quejó ante el pontífice del avance de “grupos religiosos o pseudoreligiosos” así como del “abandono e indiferencia de tantos bautizados católicos, de una acentuada ignorancia religiosa, de ausencia del compromiso de muchos laicos respecto a las realidades temporales, y desconocimiento y falta de la doctrina social de la iglesia”.
Ante esta situación la CEM remarcó que se ha “esforzado por acompañar el caminar de nuestro pueblo, poniendo especial atención a las familias, a los jóvenes, a los indígenas y a la pastoral vocacional”, entre otros aspectos.