La reciente conferencia magistral del doctor Juan D. Machín Mastromatteo, en el contexto del Diplomado de Métodos Mixtos para la Investigación Multidisciplinaria, abordó un tema de creciente relevancia en la comunidad académica: la aplicación de la inteligencia artificial (IA) en la investigación inter y multidisciplinaria.
Este evento, coordinado por las universidades Mayor de San Simón y la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (Buaz), se plasmó como un espacio crucial para discutir cómo las nuevas tecnologías pueden complementar los métodos de investigación tradicionales, especialmente en un entorno multidisciplinario.
La intervención del doctor Machín Mastromatteo de la Universidad Autónoma de Chihuahua (Uach), comenzó reconociendo los problemas y malentendidos que han surgido desde la masificación de la IA en el ámbito académico.
Uno de los puntos más destacados fue el uso inadecuado de los preprints y el riesgo de atribuir coautoría a modelos de lenguaje como ChatGPT. Según las normas de autoría establecidas, un autor debe asumir la responsabilidad sobre el contenido que publica, algo que una IA no puede hacer. Este aspecto resalta la necesidad de una comprensión clara de la autoría en el ámbito académico, sobre todo al incorporar herramientas tecnológicas.
Además, refirió a los “rastros” que la IA deja en las publicaciones científicas, lo cual puede comprometer la integridad del proceso de revisión por pares. Algunos investigadores, al utilizar modelos de IA, generan textos que no cumplen con los estándares de rigor académico, lo que subraya la importancia de ser críticos no solo con las herramientas, sino también con los resultados que producen.
A pesar de los desafíos, el doctor ofreció un panorama optimista al presentar aplicaciones útiles de la IA en la investigación. Destacó herramientas como Research Rabbit y Consensus, que permiten a los investigadores buscar y sintetizar información de manera más eficiente.
Estas aplicaciones no solo facilitan la búsqueda de literatura especializada, sino que también ofrecen resúmenes y análisis que enriquecen el proceso investigativo. Así, esta tecnología puede convertirse en un aliado valioso que mejora el acceso a información y la calidad de la investigación.
Sin embargo, Machín Mastromatteo advirtió que el uso de la IA debe ir acompañado de una reflexión crítica sobre las políticas editoriales que regulan su aplicación. Muchas de ellas mantienen una postura inflexible respecto a la inclusión de contenido generado por IA, limitando su uso a la revisión de estilo y gramática.
Esto plantea un dilema: ¿cómo pueden los investigadores beneficiarse de la IA sin infringir las normas de publicación? la respuesta puede residir en una formación adecuada y el desarrollo de estándares claros que guíen el uso de estas herramientas.
La conferencia fue una invitación a la reflexión sobre el papel de la inteligencia artificial en la investigación inter y multidisciplinaria. Si bien, ofrece oportunidades significativas para mejorar la eficiencia y la calidad de la investigación, su integración debe realizarse con cautela y consideración.
A manera de conclusiones, se destacó que la tecnología actual, incluida la inteligencia artificial, democratiza el acceso a herramientas avanzadas, permitiendo su uso sin necesidad de conocimientos en programación. Sin embargo, persisten brechas digitales que limitan el acceso a estos servicios.
Se advirtió sobre el peligro de depender excesivamente de la inteligencia artificial, ya que un mal uso puede comprometer la credibilidad científica.
Las editoriales científicas han definido normas para la inteligencia artificial, pero las instituciones académicas todavía están rezagadas en este aspecto. La necesidad de crear políticas efectivas es urgente, especialmente frente a problemas como el plagio.
También se hizo hincapié en que el acceso a estas tecnologías, sin la debida educación, podría afectar negativamente el desarrollo de habilidades fundamentales en los jóvenes, como la lectura, la comprensión y el pensamiento crítico. Es esencial fomentar la capacidad de desarrollar argumentos propios y evitar la dependencia de herramientas que prometen generar contenido «indetectable».
Finalmente, se subrayó que, aunque la inteligencia artificial ofrece ventajas significativas, es fundamental que los investigadores mantengan un enfoque ético y humano en su trabajo, asegurando que la IA complemente, en lugar de reemplazar, la inteligencia humana en el ámbito académico.