En los últimos años, la cadena de tiendas de conveniencia OXXO ha experimentado un crecimiento exponencial en México y otros países de América Latina. Con más de 20 mil tiendas en México y una atención diaria de 13 millones personas según datos de su cuenta oficial, OXXO se ha convertido en una presencia omnipresente en la vida diaria. Esta expansión, sin embargo, ha suscitado preocupaciones significativas sobre su impacto en la salud pública.
La expansión de las tiendas OXXO ha sido comparada con un cáncer que se extiende de manera rápida por el tejido social. Según una publicación del Poder del Consumidor, estas tiendas se encuentran presentes a cada ocho minutos de distancia de sus clientes. OXXO facilita el acceso constante a productos procesados y ultra procesados, así como a bebidas azucaradas y alcohólicas. Esta accesibilidad incrementa significativamente el consumo de productos nocivos para la salud.
Cabe la pena recordar que detrás de OXXO se encuentra el Fomento Económico Mexicana (FEMSA), la corporación matriz que también es propietaria de Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma. FEMSA ha incrementado la oferta de productos que generan altos márgenes de ganancia, aunque sean perjudiciales para la salud, como bebidas alcohólicas y refrescos azucarados. Esta estrategia de mercado ha sido efectiva para aumentar las ganancias, pero ha planteado serias cuestiones sobre la responsabilidad corporativa y los costos sociales de estas prácticas.
El aumento en el número de tiendas OXXO está correlacionado con un incremento en la compra de productos perjudiciales para la salud, como alimentos ultra procesados, alcohol y tabaco. Este patrón de consumo está asociado con una mayor incidencia de enfermedades crónico-degenerativas, tales como diabetes, enfermedades cardiovasculares y varios tipos de cáncer.
Las comunidades más vulnerables, a menudo con menos acceso a opciones de alimentación saludable, son las más afectadas. La disponibilidad constante de estos productos en lugares tan accesibles y convenientes exacerba los problemas de salud pública.
Además de los riesgos para la salud, la expansión de OXXO contribuye significativamente a la contaminación plástica. Productos como las bebidas embotelladas, especialmente de Coca-Cola, una de las principales responsables de la contaminación plástica a nivel mundial, se venden en grandes cantidades en estas tiendas. La presencia de plásticos de un solo uso en los productos ofrecidos por OXXO agrava el problema ambiental, creando un doble desafío tanto para la salud pública como para el medio ambiente.
El fenómeno de OXXO no se limita a México. Según sus datos oficiales, con más de 70 tiendas en Perú, 370 en Chile, 231 en Colombia y 1,468 en Brasil, la cadena sigue expandiéndose rápidamente. Este crecimiento internacional replica el modelo de negocio que ha demostrado ser exitoso en México, llevando consigo los mismos riesgos para la salud y el medio ambiente. La expansión de OXXO en estos países plantea retos similares, con un incremento en el consumo de productos nocivos y un aumento en la generación de residuos plásticos.
La omnipresencia de OXXO en la vida de millones de personas plantea serias preguntas sobre las responsabilidades corporativas y las políticas de salud pública. Sin embargo, la Secretaría de Salud ha declarado que no puede responsabilizar a ninguna empresa por las decisiones individuales de consumo, destacando que estas son elecciones personales.
En este contexto, las estrategias deberían centrarse en incentivar un consumo saludable y consciente. La regulación de la venta de productos nocivos y la promoción de alternativas saludables son medidas necesarias para proteger a las comunidades más vulnerables.
La invasión de OXXO es un claro ejemplo de cómo el poder del consumidor puede ser explotado en detrimento de la salud pública.