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domingo, 20 abril, 2025
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■ Ha dedicado más de 10 años a servir como bombero enfrentando incendios, accidentes y emergencias

Jesús Eduardo Velázquez, un hombre común con una vocación extraordinaria

■ Para él, no hay tarea pequeña. “Estamos dispuestos a entregarnos al 100% para cualquier servicio”

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Por: Jaqueline Lares Chávez •

La sirena de una unidad de emergencia rompe el silencio de una calle cualquiera. Mientras los transeúntes observan con curiosidad, dentro del vehículo viajan hombres y mujeres que han elegido una vida de servicio, de riesgo, de entrega. Uno de ellos es el comandante de turno Jesús Eduardo Velázquez, quien ha dedicado más de 10 años a servir como bombero en el estado de Zacatecas, enfrentando incendios, accidentes y emergencias que pondrían a prueba a cualquiera.

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Originario del municipio de Calera de Víctor Rosales, Velázquez encontró su vocación desde muy joven. Lo suyo, dijo con firmeza, “nunca fue quitar vidas, sino salvarlas”. El ruido de las sirenas, el paso apresurado de las ambulancias y la imagen heroica de los bomberos fueron, desde niño, elementos que despertaron su admiración. «Nos llamaban la atención las unidades, las ambulancias… Ver pasar a los compañeros bomberos a toda velocidad, tratando de salvar vidas… eso fue lo que me marcó», recordó. 

A través de una entrevista para el medio, explicó que su camino formal en esta labor comenzó en su municipio, en la coordinación municipal de Protección Civil. Más adelante, ingresó a la Policía Estatal en 2012, experiencia que le sirvió para reafirmar su verdadera vocación. Fue en 2014 cuando encontró su lugar definitivo en Protección Civil Estatal como bombero, donde ha desarrollado una carrera ejemplar basada en la capacitación constante, la acción inmediata y el compromiso social.

Velázquez explicó que ser bombero no se trata simplemente de portar un uniforme o conducir una unidad de emergencia. Es una formación de por vida. “En realidad, nunca terminamos de aprender”, aseguró. El proceso para integrarse al cuerpo de bomberos inicia muchas veces como voluntario, donde se evalúan las capacidades, actitudes y aptitudes del aspirante. Con el tiempo, estos voluntarios reciben formación especializada en bomberismo, rescate urbano, vertical, acuático, así como en atención prehospitalaria. 

“Contamos con personal capacitado como técnicos en urgencias médicas, y eso nos permite brindar no solo atención a incendios, sino también atención médica de emergencia en el sitio”, señala. Esa versatilidad es una de las características esenciales del trabajo que realizan: desde un accidente vehicular hasta un incendio forestal, los bomberos están listos para actuar con profesionalismo y humanidad.

Cuando se le pregunta por las funciones de un bombero, Velázquez respondió: “Estamos dispuestos a entregarnos al 100% para cualquier servicio”.  No hay tarea pequeña. Desde rescatar un gatito atrapado en un árbol, hasta enfrentar incendios urbanos de gran magnitud, cada llamado es una oportunidad de ayudar, de marcar la diferencia.

Entre los incidentes más comunes que enfrentan en el estado se encuentran los accidentes de tránsito, en particular los provocados por motocicletas de baja cilindrada. Velázquez comentó que muchos de estos siniestros involucran a jóvenes que, por imprudencia, desconocimiento o exceso de confianza, circulan sin casco o en condiciones inseguras. “Van filtrando entre vehículos, sin respetar los carriles, incluso algunos van usando el celular mientras manejan. Es lamentable”, señala.

En contraste, los accidentes con motocicletas de alta cilindrada suelen ser menos frecuentes, y en ellos casi siempre están involucrados pilotos más experimentados y conscientes de los riesgos. Aun así, el número de incidentes sigue siendo alto, y muchos requieren atención médica inmediata, rescate vehicular o apoyo psicológico.

A lo largo de su carrera, el comandante Velázquez ha participado en numerosos incendios que han puesto a prueba tanto sus conocimientos técnicos como su temple. Uno de los más recientes y significativos fue el incendio en la tienda Waldo’s, que al igual que el del restaurante El Gran Sonora, fue ocasionado por descuidos humanos, como la acumulación de hierba seca en predios aledaños. “Ambos comenzaron como incendios forestales o de pastizal, pero se propagaron a las instalaciones”, explica.

Gracias a la experiencia del equipo y al equipamiento con el que cuentan, estos incendios pudieron ser controlados sin lamentar pérdidas humanas ni lesiones graves. “Afortunadamente, por la preparación y por el trabajo coordinado, no hemos tenido bomberos lesionados de gravedad. Lo más que ha ocurrido han sido luxaciones o caídas menores durante maniobras en zonas montañosas”, indica.

Velázquez también ha participado en incendios forestales de gran magnitud como los registrados en La Bufa y en Tepechitlán, donde la labor de coordinación fue crucial. En estos eventos colaboraron instituciones como la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano, la Policía Estatal, y diversas coordinaciones municipales. El comandante destacó la importancia de ese trabajo conjunto: “Se conforma una fuerza de tarea muy sólida que permite actuar rápido y eficazmente.”

Este año ha sido especialmente activo en cuanto a incendios forestales y urbanos en Zacatecas. De enero a abril, se han registrado 1,744 hectáreas afectadas en la capital y un total de 4,589 hectáreas en el estado, una cifra que refleja un incremento preocupante en comparación con años anteriores.

Las causas principales, según Velázquez, son las altas temperaturas, la sequía prolongada y, sobre todo, la intervención humana. “Tenemos reportes e incluso videos de personas que provocan incendios en lotes baldíos o en zonas del cerro de La Bufa. Es un problema serio que pone en riesgo tanto el medio ambiente como a la población”, advierte.

Los municipios más afectados suelen ser los del sur del estado, donde el terreno montañoso y la vegetación seca hacen más difícil el control del fuego. En esos casos, la estrategia y la preparación del equipo hacen la diferencia entre una catástrofe y una intervención oportuna.

Así pues, para el comandante Velázquez, el futuro del cuerpo de bomberos depende de la formación de nuevas generaciones comprometidas. Por eso, extiende una invitación directa a los jóvenes que sienten curiosidad o vocación por este trabajo. “A los pequeños que sientan esa necesidad de ayudar, esa pasión por servir, que se animen. Aquí las puertas siempre están abiertas”, expresó con entusiasmo. 

Actualmente, ya cuentan con voluntarios desde los 16 años, quienes participan activamente en reportes y se capacitan junto al personal experimentado. El mensaje es claro: todos pueden formar parte, solo necesitan decisión y compromiso.

La historia de Jesús Eduardo Velázquez es la de un hombre común con una vocación extraordinaria. En cada incendio apagado, en cada vida salvada, en cada llamada atendida, hay una muestra de entrega total. “Seguimos trabajando de la mano con los municipios, con el respaldo del Gobierno del Estado, bajo el liderazgo de Jorge Luis Gallardo Álvarez. Siempre pendientes de dar lo mejor por la ciudadanía.”

“Estamos todo el tiempo pendiente del apoyo que se le pueda dar a la ciudadanía” concluyó. 

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