La UAZ ha estado fuera de la agenda del actual Gobierno estatal, los problemas financieros de esta institución no han sido tomados como responsabilidad de la administración estatal. Sólo escoltaban a la Rectoría para la negociación con la Federación y punto: como acompañando un asunto que no es propio. A pesar de ser de los estados que menos contribuyen con el financiamiento de su universidad. Además, las expresiones que piden a la UAZ cortar su gasto suponen que la crisis es un problema de caja y no un problema de abandono. Es cosa de revisar (y contrastar con otros estados) los costos por alumno y las contribuciones históricas en el subsidio, para caer en la cuenta que el abandono de la educación superior por parte del gobierno en Zacateas —y la UAZ en particular— es evidente. Hay argumentación suficiente para demostrar que no es mero problema de caja.
Hace unos meses el senador Alejandro Tello manifestó que era importante ajustar esa caja de la que hablamos, por la vía de cortar programas. Y se levantó una enérgica protesta por esa visión que no sólo está fuera de la realidad, sino que es contraproducente para Zacatecas. Pues bien, ahora es candidato a la gubernatura y ha manifestado a la opinión pública que él es un aliado de la UAZ y no su enemigo. Independientemente de creer en esas últimas afirmaciones o no, la cosa es que la crisis universitaria entra a la agenda de campaña y, tal vez luego, a la agenda de gobierno. Es decir, el candidato Tello está obligado a definir su posición pública frente al problema universitario: ¿cómo define el problema y qué salidas visualiza? En particular debe pronunciarse (o comprometerse) alrededor del monto que el estado destina a la UAZ. Y al hacerlo, los demás candidatos deberán definirse igualmente sobre dichos temas. En una palara: la universidad entra a la agenda de los debates.
El año que iniciamos es de incertidumbre en el sector educativo estatal. En la discusión del presupuesto para este año, especialmente en la justificación del empréstito, se informó que la Federación no reconocía la plantilla de 9700 profesores de la nómina educativa estatal, la cual asciende a 2400 millones de pesos anuales, los cuales no estaban soportados. En este contexto, los diputados aprobaron 700 millones en deuda para salir con el compromiso de la segunda parte del aguinaldo y las quincenas de enero al mes de abril de los docentes estatales. Y para después de ese mes, el Ejecutivo debe conseguir 1300 millones para cubrir el resto del año. La incertidumbre es alta dada la situación económica nacional: ¿y si no los consigue? En fin, ante la situación financiera tan precaria donde se cubre lo elemental de gasto de nómina con deuda, se impone la necesidad de aumentar los ingresos propios y de reestructurar todo el gasto gubernamental. De ingresos propios el estado recaba sólo 1200 millones, de un presupuesto de poco más de 27 mil millones. Nada. Pues bien, es justo el trato con la Universidad (y el resto de la educación superior de la entidad) una parte de la solución a esta precaria situación: con una estrategia inteligente para crear la Economía del Conocimiento en Zacatecas, se puede aspirar a generar la riqueza que el estado necesita para cubrir todas sus necesidades sociales. Así las cosas, la política para con la UAZ no debe ser de una ciega hostilidad que ve la solución en el machete financiero; sino por el contrario, es la clave para activar la economía local usando el factor más importante en el crecimiento económico: el conocimiento. Lo cual significa un cambio de actitud radical para con la educación superior. Y la universidad, en el marco de su autonomía, deberá fomentar los cambios internos necesarios para vincular su actividad al desarrollo de la entidad. La emergencia financiera del gobierno y de la UAZ, debe obligar a ambas instancias a coordinar esfuerzos con la mira de elevar considerablemente las capacidades de los diversos factores del desarrollo local.
Ahora nos ocupa la posición del candidato Tello, dadas sus desafortunadas declaraciones hace unos pocos meses. Y el cambio de discurso con el que abre su campaña y que lo fuerza a poner en claro su posición al respecto. Pero a fin de que sea con seriedad, esas declaraciones no pueden quedarse en generalidades, como “vamos a apoyar a la institución” y cosas por el estilo. Sino deberá ser con compromisos muy precisos y puntuales: financiamiento estatal, el apoyo para su crecimiento con un nuevo sentido, y un plan conjunto para implementar la economía del conocimiento en Zacatecas. Sin dicha precisión, todo quedará en flatus vocis, vacías palabras de campaña. El resto de los candidatos deberán también hacer lo propio, aun cuando ellos no han mostrado la amenaza del machete. Pero sin duda, una arena donde los aspirantes a la gubernatura deberán competir, es en torno a sus ofrecimientos de solución a la crisis financiera de nuestra Alma Mater. ■