Ella francamente se lo buscó. Y es que a contrapelo de lo que casi todo el mundo piensa es el nuestro un país de leyes, no escritas pero leyes; la más importante quizá de las cuales meridianamente indica que en orden descendente, así se aplique sólo a lo manifestado en público, el presidente de la república, las fuerzas armadas y la Virgen de Guadalupe son intocables, y que quien transgreda tal ordenamiento será severamente castigado, así en la tierra, en los dos primeros temas, como en el cielo o, mejor aún, el infierno, en el último de los casos. Y por más que la aplicación de dicha norma se ha vuelto un tanto laxa para los medios impresos, no así para los electrónicos. Así que a doña Carmen Aristegui cabía prescribirle aquello de: Tú lo pediste fraile Mostén; tú lo pediste tú te lo ten. Y recordarle además que el Derecho a la Información es una calle de la Colonia Tabacalera.
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Algunos de los negocios más redituables en esta época de contracción económica resultan, que duda cabe, los partidos políticos; tomando en cuenta son la inversión y los gastos a cargo de los contribuyentes, y la venta de las candidaturas libre de cualquier gravamen. Empero como bien enseña la doctrina de la Santa Madre Iglesia todo en este mundo material es contingente, y es así que algunas antaño vendedoras de postulaciones son hogaño compradoras de las mismas, por mucho que se den ínfulas de franquiciatarias, de un consorcio que por su tamaño muy difícilmente está para sucursales.
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En sentido contrario a lo que han dado en propalar algunos ilustrados, los columnistas de paga no sólo resultan útiles a quienes contratan sus servicios, sino aun a quienes intentan éstos embaucar; de lo que resulta ilustrativa la circunstancia de que si uno de estos especímenes no nos hubiese comunicado que la última administración estatal supera en obra un 60% a la penúltima, y un 200% a la antepenúltima, atenidos a las meras percepciones de nuestros sentidos, y las pláticas de los conocidos, familiares y vecinos, jamás nos hubiéramos impuesto de noticia tan morrocotuda.