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martes, 25 junio, 2024
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“Mundo fuerte”, el de los wixárikas; son maestros de la vida, dice investigador

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Por: ALMA RÍOS • Admin • Araceli Rodarte •

■ Para ellos la individualidad no es importante; su música está propuesta por grupos: Chamorro

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■ No siguen coreografías, “los dioses quieren que usted baile como quiera”, comenta

“El mundo wixárika es un mundo fuerte”, sentencia Arturo Chamorro Escalante, coordinador del doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura de la Universidad de Guadalajara y quien vivió ocho años en San Andrés Cohamiata, Las Latas y Santa Catarina, localidades del municipio jalisciense, Mezquitic.

Desde los campos de abstracción propuestos por la antropología para tratar de entender la cultura wixárika a través de sus conceptos de espacialidad, corporalidad, musicalidad, escrituralidad e iconicidad, dice, es posible acercarse al pensamiento de quienes considera “maestros de la vida”.

Explica sobre la primera categoría, para el caso de los espacios, existen reglas, que por ejemplo, hacen prohibitivo, para alguien perteneciente a una comunidad huichol, cruzarse por el centro del denominado tuki o el kaliwei, espacios rituales, el primero una especie de casita, el otro una casa grande donde se cree habitan los dioses y se hacen ceremonias principales.

Para Chamorro Escalante haber tenido la experiencia de habitar entre los wixaritari dejó honda huella, su mente recuerda con especial atención las diferencias de la cultura wixárica y el mundo occidental.

Una muy grande, ejemplifica para el caso de otro concepto, la musicalidad, es que para ellos no existe la palabra virtuosismo ni se valora la agilidad o velocidad para ejecutar un instrumento como sí se entiende tal en los conservatorios occidentales.

No existe tampoco, señala, la palabra “talento”, por lo menos asociada a otra categoría muy ponderada en el mundo de los téiwari, como llaman a los mestizos, el individualismo mediante el que se busca destacarse como el mejor.

“El concepto de musicalidad por ejemplo, no quiere decir ni genio de la música ni individualidad. En el mundo occidental el artista es individual, el gran maestro, el compositor de las sinfonías, el gran pintor, autor de tales cuadros. En el mundo indígena no existe eso. Para los wixaritari la individualidad no es importante sino la participación comunitaria, ahí radica en todo caso si lo pudiéramos traducir, el talento”.

La música huichola entonces, está propuesta para ensambles grupales. “Diríamos que hay dos mundos”. Los wixaritari no pueden negarse al mundo occidental, señala, del que “entran y salen”.

De esta manera existen los que pudieran llamarse mariachis wixárikas. Con una instrumentación de contrabajo, vihuela y violín, tocan música de los téiwari, “los que no son huicholes”, en fiestas. Puede escucharse su concepto de esta música mestiza, propone el académico, mediante un video en Youtube donde interpretan La Cusinela, una cumbia, “pero desde su punto de vista”.

El otro mundo es el nativo, el de los rituales donde se utilizan justo el raweri, un violincito parecido al rabel europeo y el canari, una guitarrita para rasgueo y punteo, solamente. Instrumentos que además no se tocan fuera de las comunidades.

La corporalidad de los huicholes, involucra a la danza. Chamorro Escalante comparte aquí otro de sus aprendizajes.

La respuesta desde la lógica de esta etnia, fue “¿coreografía?, ¿pasos? No sabemos qué es eso, aquí no existe. Los dioses quieren que usted baile. Como usted quiera pero baile. Aquí no hay maestro de danza ni nada de eso. Eso es para los téiwari. Los mestizos siempre tienen maestros para todo…”.

La iconicidad huichola es el mundo del color. Recuerda el también músico egresado de la UNAM, antes los maravillosos cuadros se hacían con estambre, ahora el medio de expresión fundamentalmente son pequeñas cuentas de chaquira.

Acerca de la escrituralidad, dijo tiene que ver con su pensamiento mítico, a diferencia de la oralidad utilizada en comunicaciones cotidianas, la primera remite al mito, la leyenda o el discurso político. Esto es, precisa, el lenguaje formal “que está en la cabeza de las personas que dominan esa especialidad”.

Los huicholes, como comúnmente se les conoce en ciudades como Zacatecas, a donde bajan desde la sierra a realizar otra actividad fundamental, el comercio de artesanías, tampoco están lejanos a las nuevas tecnologías, agregó, y actualmente se capacitan en universidades en busca de acceder a espacios de toma de decisiones mestizos, como las Legislaturas y el Congreso de la Unión.

Lo más interesante de los wixaritari, subraya Arturo Chamorro Escalante, es que “siguen siendo ellos mismos, siempre seguirán siendo huicholes. Entonces ahí hay que aprender muchas cosas de ellos”.

Arturo Chamorro Escalante estuvo de visita en la capital del estado, donde participó en el Coloquio sobre las músicas populares mexicanas, la semana anterior, evento respaldado por la Unidad Académica de Artes de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

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