“A mí… mis timbres”
UNO: Guatemala sí combate a la corrupción.
DOS: Los tres tristes tigres en el Congreso.
TRES: Glosas en comités priístas: “La misma gata, nomás que revolcada”.
COLOFÓN: Tiene razón Guillermo Huizar.
UNO: “Adonde el corazón se inclina, el pie camina”
Tan cerca uno del otro, y nosotros nomás no aprendemos.
Guatemala tiene mucho que enseñarle a los ciudadanos mexicanos.
Primero fue la renuncia del presidente y su vicepresidente por un caso de corrupción, y ahora un juez arraiga a 50 empresarios supuestamente vinculados con ese mismo caso.
Uno de evasión de impuestos.
Que si hubiera sido uno de “moches”, peor la platicaríamos.
¿Y México? ¿Y Zacatecas? Viendo tele, seguramente.
DOS: “Ni buscarlas si se han ido, ni echarlas si no se van”
Vaya con la comparecencia, glosa o como se llame el sainete que ahora se vive en la sede de la Legislatura local zacatecana.
Están buenos los dimes y diretes.
Como fieras, llegaron los diputados José Luis Figueroa y Soledad Luevano a tundir tanto a Guillermo Huizar como a Fernando Soto y Roy Barragán.
Para los tres tuvieron.
Corrupción, negocios entre familiares y deuda fueron los tópicos más sonados.
Bueno: los más sonados fueron los tres comparecientes.
Lo bueno del asunto es que el golpeteo fue también de receso.
Roy Barragán traía su acordeón y le recordó a Chole sus pequeños deslices en tiempos de la oficialía mayor, donde compró de forma irregular chalecos antibalas.
Al final tanto Tiros como Troyanos tienen algo en común.
Impunidad.
TRES: “Alabanza en boca propia es vituperio”
Con más pena que otra cosa, confiesan militantes priístas, asisten ellos a las glosas del informe cada año.
Y es lo mismo de siempre: lectura y alabanzas, lectura y alabanzas, lectura y alabanzas.
¿Dónde queda la autocrítica del partido?
¿Cuál es el sentido de esos eventos obligatorios?
Ojalá que el Revolucionario Institucional se reformara desde la base hasta la cúpula y no al revés, desean los mismos militantes que continúan al borde de la decepción.
COLOFÓN: “Ojos que te vieron ir…”
El secretario de la Función Pública, Guillermo Huizar, no es santo de nuestra devoción, pero en la comparecencia dijo algo que tiene bastante de verdad.
Le echan la culpa de todo al secretario cuando, les recordó, los diputados tienen una herramienta llamada Auditoría Superior del Estado.
Y en efecto, si no funciona la SFP, los diputados tienen la opción de crear un verdadero sistema autónomo contra la corrupción.
Es cuestión de voluntad del Legislativo.
@ElRefranero_ljz
