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domingo, 11 mayo, 2025
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Futuro rector debe tener visión integral que incluya el bien social: Garza Ramos

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Por: ALMA RÍOS •

■ Universidades públicas se deben a la sociedad; deben atender problemas y mejorar la calidad de vida, explica

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■ Se debe reenfocar hacia el trabajo colectivo en apoyo a todos, no ser individualista, comenta

“Las universidades públicas nos debemos a la sociedad que aporta los recursos con los que podemos desarrollar nuestras tareas. Los universitarios tenemos un compromiso social que los académicos debemos refrendar, retribuyendo a la sociedad el beneficio y privilegio que se tiene de trabajar en una universidad pública”.

Por tanto en esta etapa crítica, “no nos podemos equivocar y tenemos que asegurarnos de que la decisión que se tome sea la mejor para la universidad y para el país”, dijo en relación a la elección del Rector de la Máxima Casa de Estudios en México y Latinoamérica, la UNAM, el profesor emérito, Juan Garza Ramos.

Abundó al señalar que la UNAM tiene tal peso específico en la comunidad académica nacional, “que no puede tener un tropezón, ni por moda, ni por alguna idea innovadora. Necesitamos primero más que nada, resguardar lo mucho que tenemos de bueno y asegurarnos que siga funcionando bien y luego, propiciar unos cambios con sutileza y firmeza”.

Luego de señalar que la problemática por la que atraviesa la Universidad Nacional Autónoma de México no es distinta a las de sus pares en el país, y de cuestionar que se habla mucho de la vinculación de las universidades con la sociedad, “pero éstas yo creo que deben medir su vinculación en la medida en que cambien la realidad del entorno en el que se encuentran inmersas”, agregó que si una universidad se desarrolla pero su entorno inmediato se mantiene en rezago, “es una universidad que no está cumpliendo a cabalidad sus tareas”.

A la pregunta de cuál es el perfil idóneo de un Rector que deba encabezar un empeño de esta naturaleza, propuesta también para aparejarla a una discusión que ya se ha generado localmente para el caso particular de la Universidad Autónoma de Zacatecas, dijo, se requiere de un líder académico pero con una visión integral, “que no sea experto en un componente sino un estudioso de todo el sistema social nacional. No es alguien que pueda llegar con potencialidades sino tiene que llegar ya con capacidades demostradas”.

Refirió que en el posgrado en Ciencias Médicas Odontológicas de la Salud donde imparte un seminario de Bioética y Políticas públicas, pide siempre a sus alumnos revisar el artículo uno de la Ley Orgánica de la UNAM, que señala las tres funciones básicas de la institución: la enseñanza y la investigación, la difusión de la cultura y los servicios a la sociedad.

Pero precisa, “donde dice investigar”, se refiere fundamentalmente al hecho de hacerlo sobre los problemas nacionales, no obstante, mucha de la investigación que se hace en la Máxima Casa de Estudios del país “no tiene nada que ver” con ellos.

Juan Garza Ramos dijo que México tiene más de la mitad de la población viviendo en pobreza y es un compromiso también de los universitarios darles “mejor calidad de vida”.

Aseveró entonces que “no tenemos tiempo que distraernos, ni debieran darnos recursos para hacer cosas ajenas a esto que dice el Artículo 1 de la Ley Orgánica de la UNAM”.

En este sentido, también fue crítico respecto a la manera en que está propuesto el desarrollo de la investigación en las universidades públicas, en las que dijo, los indicadores de desempeño de sus comunidades académicas, “que muchas veces tiene que ver con el nivel salarial”, se hace con base al trabajo individual.

Propuso entonces un reenfoque hacia el trabajo colectivo, para el que deben modificarse esos indicadores pero a partir de la iniciativa de las propias comunidades académicas, las autoridades universitarias y el mismo Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Esto último a través de la forma en que evalúa a los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

“De tal manera que no solamente se les privilegie por el desempeño que realizan en la generación de conocimiento nuevo sino que también trabajen en nuevas formas de colaboración para resolver los problemas de la sociedad”.

Para lograr estas reorientaciones que tienen como búsqueda el bien común, y que manifestó convencido, serían bien recibidas tanto por la propia sociedad como por las instituciones y las comunidades académicas, “tenemos que acabar con el confort”.

“Si éstas han caído en alguna situación de comodidad en donde no quieren modificar sus condiciones actuales de vida y se quieren guiar por la ley del menor esfuerzo, pues estamos en problemas”, advirtió.

No obstante, dicho esto en el contexto del tercer Simposio Internacional de Cultura Ambiental y Desarrollo Sustentable realizado la semana pasada en Zacatecas con la organización del Cuerpo Académico de Biología Celular y Microbiología de la UAZ, agregó, que un evento de esta naturaleza, “sacude conciencias y acaba con estas comodidades: en donde no cambio las cosas para que yo no me perturbe en mi ámbito de confort”.

En la UNAM, aseveró, aunque se expresa un crisol similar al generado socialmente en cuanto a manifestaciones y orientaciones del pensamiento, “sí hay un grupo creciendo que quiere el cambio, que lo busca y quiere salir de la comodidad de la rutina y de la inercia”.

Ese grupo, adelantó sus expectativas, será quien apuntale al próximo Rector, el “que propicie estos cambios buscando una integración de fuerzas disímbolas pero dispuestas a trabajar en la misma dirección por una mejor sociedad. No buscar cada quien el beneficio de su sector, comunidad, de mi persona…sino el de todos”.

Si se logra estas acciones integradas por redes de colaboración interinstitucionales, intersectoriales  e interdisciplinarias, “podemos tener unas universidades que cambien el entorno en el que están inmersas (…) necesitamos demostrar con indicadores apropiados que estamos teniendo un impacto favorable y que cada vez logramos una sociedad con mejores condiciones de vida”.

Utilizó para ello el término “combativo” pero no en su acepción de belicoso, para el actuar de las universidades públicas. En este sentido, lo definió como la disposición a luchar por un cambio y aun a enfrentar a una sociedad “que no quiere cambiar”.

“Muchos de estos miembros de la sociedad no quieren el cambio porque ellos se sienten y están en una situación de privilegio. Entonces, acabemos con los privilegios y repartamos las responsabilidades y las oportunidades de participación”, dijo el profesor emérito, quien suma 50 años en la docencia y la investigación en la Universidad Nacional Autónoma de México.

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