■ Ofrece periodista taller a comunicadores zacatecanos sobre el idioma incluyente
■ Se cree que las mujeres pueden convertirse en noticia mediante el sufrimiento, señala
“Seis años de Vicente Fox causaron muchísimo daño” a la socialización de los conceptos de lenguaje no sexista o lenguaje incluyente, mismo a que reiteradamente aluden fundamentalmente las feministas en búsqueda de la equidad de género, también en este ámbito y rumbo a la construcción de una cultura en derechos humanos.
Se creyó, “y que era casi como una burla que derivó en términos lingüísticos aberrantes como chiquillos-chiquillas, la mesa-el meso, la silla-el sillo”, que construir un lenguaje que incluyera a la humanidad e implicara dirigirse a las personas con respeto y dignidad era un asunto simplista y vulgar, apuntó Lucía Lagunes Huerta, periodista y directora de Comunicación e Información de la Mujer (Cimac), una organización civil periodística especializada en perspectiva de género y derechos humanos, y de la agencia de noticias Cimacnoticias.
“Hablar desde el respeto y la dignidad humana es más que nunca necesario en estos momentos no sólo en México sino en el mundo, podernos dirigir a las personas más allá de los estereotipos y las creencias que se puedan tener. Y es para el caso de los periodistas, realizar un trabajo comprometido con la sociedad en donde las mujeres hemos ido abriendo camino para que nuestros derechos humanos sean reconocidos”.
Lagunes Huerta estuvo en Zacatecas la semana anterior convocada por la Secretaría de la Mujer para ofrecer un taller dirigido a comunicadores de las dependencias y periodistas sobre comunicación y lenguaje desde el enfoque periodístico informativo, involucrando justo el lenguaje no sexista o incluyente.
Apuntó, los medios de comunicación debieran ser “los grandes aliados de la humanidad donde la sociedad se vea reflejada como una luz en la oscuridad”, no obstante, al dejarse llevar por el escándalo y la inmediatez y sin preguntarse “¿y esto a quién le sirve?”, como propone hacer la periodista Blanche Petrich, coadyuvan a evitar que las violaciones a los derechos humanos sean exhibidas públicamente como tales.
Citó el ejemplo del reciente caso del edil panista de San Blas, Nayarit, quien en una fiesta por su cumpleaños, a la que fueron convocadas alrededor de 50 mil personas, “le pareció absolutamente gracioso levantarle la falda a la chica con la que bailaba, y que no pase nada”.
Luego de que el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) hiciera un llamado a sancionar al funcionario público por la agresión cometida, sustentado en toda una explicación del tipo de violencia directa ejercida, “los titulares de los medios de comunicación señalaron que el Inmujeres solamente pedía una disculpa pública”.
Dijo, allí hubo un enfoque tergiversado de lo que realmente se solicitó, pues la institución reclamaba la renuncia de Hilario Ramírez Villanueva y su sanción conforme a la Ley.
Sobre el estado de cosas que encontró en Zacatecas acerca de la manera en que los periodistas y los medios de comunicación abordan estas temáticas expuso, “de inicio hay una voluntad, una conciencia y una apertura por lo menos a tratar de entender de qué se trata”.
“Mucha gente cree que son recetas, que lo que vamos a hacer son simples cambios de palabras. Y el lenguaje es más allá de las palabras, el lenguaje implica conceptos, definiciones del mundo mismo”, dijo.
Abordar el tema del lenguaje incluyente es un proceso que implica transformar las ideas preconcebidas que se tienen y por lo tanto no es sencillo.
“Tenemos siglos creyendo que esta disparidad entre mujeres y hombres ha sido casi, casi por naturaleza. Poder entender que esto ha sido un proceso de discriminación y que hoy es necesario transformar de entrada nuestra percepción de lo que hemos creído como normal, es un proceso que se necesita transitar antes de empezar a escribir”.
No se trata entonces de escribir: “las, los, o buscar aberraciones incluso gráficas como el uso de ‘@’ para incluir a las mujeres y los hombres”. Lo que se intenta es aprender a dirigirse a los procesos por los que transitan las personas sin denigrarlas.
La historia de las mujeres está en construcción pues ha sido invisibilizada de muchas formas, el fenómeno se exhibe sintetizándolo en la expresión “lo que no se nombra no existe”.
En el caso del ejercicio periodístico, dijo, se acostumbra en la cobertura cotidiana “a tener enfrente a los hombres y sean ellos nuestras fuentes de información porque además son quienes ocupan mayoritariamente los cargos directivos, de poder, de representación popular”.
“A las mujeres es mucho más difícil verlas y considerar que pudieran decir algo interesante o ser una noticia relevante”.
Normalmente se cree asimismo, que las mujeres pueden convertirse en noticia mediante el sufrimiento, en medida de la tragedia que vivan.
Por eso ejemplificó, “cuando viene el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres”, lo que se recupera son agresiones, violaciones de derechos humanos, “como por desgracia estamos haciendo en México, contar muertos de las fosas clandestinas”.
Más allá de decir, aparecieron 10 o 7, habría que intentar contestar como periodistas, quiénes son esas personas, quién las asesinó o dónde estaba la autoridad.
De igual forma habría de hacerse con la cobertura, expuso. “aquí dónde están las mujeres, por qué están en ese lugar y no en otro, qué tendrían que decir de esa situación y qué tendrían que decir los hombres de esa situación”.
El caso del presidente municipal de San Blas, Nayarit, agresor de la joven con la que bailaba, fue el mismo que aceptó públicamente que había robado a su municipio.
Es tan grave lo que hizo en relación a la exhibición del cuerpo femenino de la pareja con la que estaba bailando como el haber reconocido la realización de un ilícito, dijo Lucía Lagunas.
Agregó dirigiéndose a los periodistas, “ese tipo de situaciones cotidianas a las que nos enfrentamos en ocasiones, no tenemos los elementos necesarios para abordarlas con un enfoque distinto”.
“Si nos detenemos tres segundos a reflexionar ¿y eso a quién le sirve? Seguramente vamos a hacer otro tipo de periodismo, que es lo que necesitamos como sociedad democrática y como población que está buscando construir y consolidar una cultura de respeto a los derechos humanos”.