«¿Y yo por qué?” fue la famosa respuesta de aquel personaje tristemente recordado como presidente de esta nación, cuando los damnificados de Cancún le pedían su intervención y reiterada en el conflicto del canal 40. Se le exigía que interviniera como responsable de la conducción del Estado en temas que le son esenciales al mismo. Y la respuesta fue un deslinde sorprendente. Todos estamos de acuerdo que son tareas que el gobierno debe cumplir, y por ello dichas respuestas se convirtieron en la comidilla de la burla popular. La reacción cómica surge ante aquello que provoca la propia comedia: la desproporción inconcebible. La comedia popular es una manera de poner ante nuestra sarcástica sonrisa lo inconcebible que ha agotado el lenguaje directo. Por ello resulta fuera de lugar que un jefe de Estado le diga a otro que “comes y te vas”; frase que ya no provoca comentarios argumentales, sino burla y sorna. De igual manera la fuga del narcotraficante más buscado y poderoso del planeta, que ya había sido actor de una fuga anterior. Y se refuerza la farsa porque en una entrevista televisiva, el presidente Peña afirma que de ocurrir una segunda fuga sería imperdonable. Esto es, ahora mismo se le revierten sus palabras, cuando al término de unos pocos meses termina autocalificando su acción de gobierno de imperdonable. Es como si de forma prospectiva dijera: “mi gobierno es imperdonable”. Eso es objeto de burla. Y todo el contenido trágico del acontecimiento ya no deja lugar a otra reacción que la risa impotente del pueblo circulando en las redes sociales.
Pero lo más disonante es la declaración de los priístas que quieren librarse de toda responsabilidad. ¿Qué no son ellos el Gobierno Federal actualmente y tienen bajo su responsabilidad la política de seguridad de este país? Y más aún: ¿qué acaso la causa de toda esta turbación nacional no es la corrupción? Y el combate a la corrupción, ¿no es responsabilidad del Estado y sus poderes? ¿No es un tema de promesas de gobierno el tema de la corrupción, la seguridad pública y la impunidad? ¿No se ha comprometido el PRI a mejorar el sistema penitenciario y disminuir los escandalosos casos de mega-corrupción? Si respondemos a estas preguntas caeremos en la cuenta que las declaraciones de los priístas en torno a su deslinde de la responsabilidad de los eventos recientes es poco más que ridícula, y por ello: objeto de la sorna popular. Es asombroso que con juegos pueriles de palabras pretendan escapar a la responsabilidad de los hechos ocurridos y que son altamente significativos porque evidencian tanto un gobierno incompetente y saturado hasta los bordes de corrupción; como también, un PRI repleto de promesas vacías, actos de campaña llenos de simulación y sin perspectiva frente a los problemas nacionales. Ahora resulta que no Fox, sino el PRI pregunta, ¿Y yo por qué?