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viernes, 25 abril, 2025
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A propósito del Día del Maestro

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Por: ALFREDO SALAZAR DE SANTIAGO •

Este mes de mayo de dos mil quince representa una fecha muy trascendental para su servidor. Se cumplen veinte años de experiencia como profesor-investigador dentro de nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ); y precisamente fue un día quince de mayo cuando recibí mi primer salario en un cheque por la cantidad de novecientos pesos de aquel entonces; un pago por el inicio de mis actividades como profesor universitario que representó en su momento y que día a día así lo veo, como un gran reto para mi vida. Quizá el tema de hoy no resulte de interés para muchos de los lectores de este medio, sin embargo, es mi propósito hablar de los retos que tenemos todos y cada uno de los que nos dedicamos, a propósito de la víspera del “Día del Maestro”, a formar parte, en este caso, de la casa de estudios más importante del estado de Zacatecas, la UAZ.

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Desde el primer día de mi actividad como docente universitario, siempre ha sido un propósito asumir la gran responsabilidad que implica esta labor tan loable, el preparar a los jóvenes para que al igual que nosotros en su momento, enfrentáramos como profesionistas a un futuro y las condiciones derivadas de éste. Un futuro con un choque entre las necesidades reales y nuestra condición y posibilidades de brindar los cambios para mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Esta situación que menciono es muy importante, háblese de cualquier profesión, vemos que tienen campos de acción muy diferentes pero que sin embargo se complementan entre sí, por lo que todas tienen el firme propósito de desarrollar sus conocimientos en aplicaciones reales de las necesidades sociales.

Por lo tanto, el campo de trabajo del profesor, en este caso, del docente universitario, estriba en formar profesionales para que actúen éticamente en el desempeño de sus actividades: el médico en prevenir, diagnosticar y curar los problemas de salud, el ingeniero civil en la posibilidad de participar con propuestas básicas para la construcción de edificios para la vivienda, el arquitecto en el diseño de planos y aprovechamiento de espacios para las casas habitación y todos aquellos espacios donde habrá un desarrollo social, el abogado en la vigilancia y accionar de brindar atención legal a los problemas que las personas tengan, en fin, cada una de las profesiones tienen su propio campo de trabajo.

Y es aquí donde resalto nuestra labor, el aprendizaje de los conocimientos en las diferentes disciplinas del conocimiento humano por parte de nuestros estudiantes universitarios requiere de nuestra parte un esfuerzo muy importante, porque queramos o no, el día de mañana tendremos la necesidad como ciudadanos, de solicitar los servicios de ellos como profesionistas y deseamos, al igual que todas las personas, recibir un servicio por parte de ellos de la mejor calidad.

He ahí donde retomo una frase de Gustav Mahler acerca de la educación, “No hay más que una educación y es, el ejemplo”, por lo que nuestra actividad como docentes siempre debe ser bajo esa óptica, predicar con el ejemplo y si nosotros tenemos los principios, conocimientos y aparte nos dedicamos a ser facilitadores de éstos a las nuevas generaciones, debemos enseñarlos, brindarlos y trabajarlos para que sean los mejores profesionistas en sus áreas.

Nunca debemos de dejar de ver que en nuestros diferentes grupos académicos de trabajo podemos aplicar un precepto, no tenemos un grupo de treinta, cuarenta o hasta más estudiantes en su conjunto, tenemos que analizar que cada uno de estos tiene una historia y una vida propia, la cual como profesores debemos de entenderla y asumirla en el ánimo de que de ellos podemos aprender lo que no hemos vivido en ocasiones y que nuestra labor estribaría en transformar sus condiciones para que estén a la altura de miras de lo que se requiere socialmente. Eso nos hace ser mejores personas, porque crecemos al igual que ellos, porque es precisamente a través de la educación como podemos ampliar las ventanas y ojos para ver el mundo que nos rodea.

Educar definitivamente es modificar las conductas en las personas. De ahí que debemos pensar en que si realizamos esta función debemos enseñar a formar inteligencia y carácter, de modo que tengamos mejores ciudadanos capaces de dar solución a los problemas de la sociedad, enseñarlos a pensar, a reflexionar, sacar conjeturas, en fin, que sean hombres y mujeres socialmente responsables.

Concluyendo el tema, la labor docente implica una gran responsabilidad, hay que asumirla como tal, es tiempo de formar las nuevas generaciones que tendrán la responsabilidad que nosotros tenemos en este tiempo, por lo tanto, hay que poner nuestro mayor esfuerzo por construir una mejor ciudadanía. ■

 

*Docente investigador del Área de Ciencias de la Salud de la UAZ

[email protected]

@AlfredoSdS

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