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jueves, 3 julio, 2025
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Sincronización de renta educativa básica con un nuevo mercado laboral: el gran salto para Zacatecas

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO • admin-zenda • Admin •

El bienestar está estancado en nuestro estado, y se ha roto la cohesión social. Eso  nos invita a pensar en medidas que puedan romper esa perniciosa inercia que reproduce ad infinitum  la misma circunstancia. El rompimiento de la cohesión significa que una parte de la población vive en compartimentos separada de otros sectores de la sociedad, lo cual es efecto de procesos de desigualdad que se ha hecho sólida. La manera de superar esta petrificada condición de la sociedad, es haciendo posible o forzando la movilidad social ascendente: hacer posible que personas que están en cierta condición socioeconómica logren salir de ella y entrar a mejores situaciones y, al mismo tiempo, que las barreras de la desigualdad entre los grupos sociales se flexibilicen o se hagan porosas. Es decir, para romper el círculo maldito de la reproducción de la desigualdad se debe emprender un agresivo programa de movilidad social. Las medidas incrementales de la política pública sólo han logrado conservar la barbarie de esta enorme desigualdad que vivimos. Y romper el círculo vicioso, es eso: ¡Reventarlo!

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La movilidad es de dos tipos: absoluta e igualadora. Absoluta es cuando se amplían las oportunidades u opciones de vida de toda una población a lo largo del tiempo, como cuando México era casi todo analfabeta antes de 1910 y después logró contar con coberturas de educación básica mayores al 90 por ciento; la movilidad igualadora es reducir la desigualdad en las oportunidades entre grupos de personas, estados y municipios. Pues bien, la clave para lograr la movilidad de ambos tipos está en la contar con la estrategia que construya la complementación de educación y empleo decente (ingreso aceptable con seguridad social). Y el nivel educativo angular para este proceso es tanto el bachillerato (como lo indica la experiencia coreana), como  opciones profesionales ad hoc para el territorio en cuestión.

El objetivo es tener un mercado de trabajo edificado sobre el enfoque de la economía del conocimiento, lo cual garantiza salarios elevados por la productividad y la alta aplicación de conocimientos en los procesos económicos. Para confeccionar un mercado de este tipo se necesita sincronizar la apropiación de conocimientos y competencias, con los emprendimientos económicos que absorberán a dichas personas capacitadas. Porque se puede pensar en ampliar la cobertura educativa terciaria (superior), pero si no hay un mercado laboral que la absorba pues estará produciendo desempleados o estará capacitando personal para otros estados o países. O al revés, se puede pensar en traer o generar emprendimientos innovadores, pero si no hay el personal con las competencias suficientes para operarlos, pues será un fiasco. El secreto es crear la red de emprendimientos innovadores que den empleo o autoempleo a personas educadas para esos fines. En suma, hay que sincronizar al ámbito educativo y al laboral, pero bajo un modelo de desarrollo endógeno en esquemas universales o altamente inclusivos socialmente.  Lograr esto, significa detonar la movilidad social que rompa el circulo maldito de la desigualdad petrificada.

En un ejercicio del diseño (en este pequeño espacio).  El bachillerato tiene una cobertura del 60% y la educación superior llega sólo al 30 %. El bachillerato tiene una deserción enorme por causas económicas y buena parte de la población excluida no se aproxima a las universidades porque prefiere trabajar para llevar ingreso a la familia. En Zacatecas tenemos un universo de jóvenes entre 15 y 24 años de 280 mil jóvenes. Así las cosas, se puede ofrecer una renta básica educativa a esos jóvenes por un poco mayor del costo de la línea de bienestar (1,650 pesos al mes), lo cual da 5 mil 500 millones de pesos anuales que deberán ser cubiertos por recursos estatales. Y otros 5 mil millones para hacer posible la apertura de la cobertura del 100 % del bachillerato y el 70% de educación superior, que deberán gestionarse en la federación. Hacerse de esas bolsas es todo un tema. Pero con ello, Zacatecas puede dar el gran salto: todos los jóvenes en procesos educativos. Ahora, debe diseñarse la apertura año con año de nuevos emprendimientos que absorberán a los jóvenes egresados. Ese diseño se elabora con prospectiva: una vez previstos los tipos de emprendimientos deseables, se planea la oferta educativa pertinente. Así, se puede construir año con año la nueva realidad económica y social del estado. Ahora bien, si se hace un plan para que esté completo en 5 años, significa que se escalan mil millones por año. En una proyección a 10 años, con este programa como columna vertebradora, podemos en Zacatecas pensar en la eliminación de la pobreza, el nulo reclutamiento de jóvenes por el crimen, el alto crecimiento económico (por la dinamización de la demanda agregada que el programa implica) y la decidida reducción de la brecha de desigualdad. En suma, podemos construir otra realidad para Zacatecas en 10 años. ■

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