El primero de octubre de 1987 para conmemorar la masacre de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968, los estudiantes arribaron al nuevo edificio de Rectoría con gritos y consignas en contra del Gobierno, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y la prensa. Su demanda en lo general era: “Cese a la implementación del Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior (PROIDES), cese a la política de austeridad de la administración universitaria; el esclarecimiento del asesinato de su compañero Francisco Javier Cardoso Muruato por parte del Poder Judicial del Estado. Exigían además el mejoramiento de los servicios asistenciales de los estudiantes”.
En el volante que fue distribuido entre los presentes, se resaltaba que las demandas tenían su origen en la implementación de una política educativa, con fuertes recortes presupuestales debido al empeño de pagar una deuda externa impagable y que el pueblo nunca había contraído, priorizando los beneficios de la burguesía y olvidándose de los servicios públicos (educación, vivienda, empleo, entre otros)”.
En respuesta el Rector de la UAZ declaró: “… a los universitarios y a la opinión pública les consta que no solamente hemos sido respetuosos de la libertad de expresión de los individuos, sino que hemos puesto al alcance de la comunidad universitaria medios institucionales para que fluya la crítica, la denuncia y la propuesta. Que en muchos de los casos habían demostrado tolerancia ante actitudes de intolerancia y de franco insulto, sólo porque estaba convencido de que a los universitarios nos corresponde dar testimonio de convivencia democrática entre los de pensamiento diferente”.
En el mismo año, en pleno proceso de Reforma Universitaria que llevaría a la institución a niveles democráticos más avanzados. Se concebía que una reforma universitaria daría mayor conciencia sobre el trabajo de los docentes y demandaría cabal cumplimiento de la misión que les había encomendado la sociedad y la Universidad, para que los alumnos fueran más responsables de su preparación.
En ese contexto no se podía imaginar una comunidad universitaria sin iniciativa, a unos alumnos no interesados por su preparación; quienes al conocer los problemas de su entorno podrían prepararse para ofrecer soluciones. No se pensaba en un estudiante que esperaba todo del profesor, por el contrario, en un estudiante dinámico que llegaba a la Universidad a obtener conocimiento para poder abordar problemas concretos. Tampoco se tenía la visión del maestro del apunte; sino en el profesor – investigador. En aquella época la planta docente tenia niveles aceptables, contaba con más de 700 maestros de carrera.
La Comisión Organizadora del Proceso General de Reforma Universitaria de la UAZ, consideraba lo siguiente: Primera. Que la Reforma Universitaria constituía un importante proceso de discusión, reflexión, análisis y resolución sobre los aspectos fundamentales del quehacer universitario y que se expresaban como una necesidad para el desarrollo de la institución, para el cabal cumplimiento de su misión y papel social, para adecuar la estructura y funciones institucionales acordes a la realidad social.
Segunda. Que la nueva etapa del proceso general de Reforma Universitaria se había iniciado con las actividades preparatorias y de realización del Primer Encuentro Universitario, donde la comunidad universitaria opinó y discutió sobre múltiples aspectos de las actividades sustantivas de la Universidad, así como el procedimiento para llevar acabo la Reforma Universitaria. Tercera. Que el Honorable Consejo Universitario (HCU), máxima autoridad de la UAZ, en sesión celebrada el 17 de junio de 1987 aprobó por unanimidad la metodología para el proceso general de Reforma de la institución.
Cuarta. Que dicha metodología establecía los principios que debían normar el proceso: Reflexión y discusión sobre todos los aspectos del quehacer universitario; condiciones democráticas para la amplia participación de estudiantes, maestros y trabajadores; pluralidad y libre manifestación de las corrientes de opinión; concertación y búsqueda de amplios consensos en favor de las transformaciones, así como la paridad entre las representaciones de alumnos y maestros. Quinta. …Se pensaba la Reforma Universitaria como la mejor oportunidad para la transformación de la Universidad y que resultaría un éxito si se fundara en la realidad concreta que vivía el estado, tomando en cuenta sus posibilidades y carencias.
Con el proceso de reforma se pretendía encontrar nuevas formas de transmisión del conocimiento y aprendizaje, a afecto de que el alumno dejara de ser tan solo un receptáculo del saber que se le transfería, sino imprimirle una nueva dimensión a la relación maestro – alumno en la que, en un plano de igualdad, fueran hacedores conjuntos de nuevos conocimientos. No eran nuevos los anhelos y las acciones para lograr un cambio social. Sin minimizar sus atributos esenciales, la Universidad necesitaba realizar una lucha cultural, intelectual y política para contribuir a la consecución de ese ideal.
En 1987 el HCU máxima autoridad de la UAZ en uso de las atribuciones que le otorgaba la legislación vigente, determinó incrementar las opciones educativas, aprobándose nuevos programas en la facultad de Medicina y Ciencias de la Salud como la maestría en Ciencias de la Salud, el curso técnico de Anestesiología y el diplomado en Seguridad e Higiene en el Trabajo.
En la facultad de Derecho, emprendió sus actividades la maestría en Ciencias Políticas y en la escuela de Ingeniería la maestría en Administración de Recursos Hidráulicos. Así mismo, una vez cumplidas las condiciones establecidas por el HCU, inició sus actividades la escuela de Humanidades. También inician las labores correspondientes de las escuelas de Física y Psicología. Se encontraban en procesos de instrumentación la maestría en Economía y la especialidad en Odontopediatría.
Del mismo modo en 1987 en cumplimiento al mandato del HCU el Rector de la UAZ declaró formalmente la transformación de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud en facultad. Cambio que era resultado del trabajo en él se encontraba inmersa la institución. Era importante para los universitarios consolidar la academia como el eje principal de las actividades. Por su parte el jefe de los Servicios Coordinados de Salud en el Estado, manifiesta que la transformación de la escuela en facultad significaba un paso fundamental en el combate a los rezagos que en materia de salud se tenían en el estado.
El director de la naciente facultad, expresaba que, ante un panorama de ajuste económicos, era necesario mantener una actitud crítica en la transformación de los conocimientos y en la formación de los profesionistas, para que se desarrollase más que la memoria la inteligencia y, así, romper la estructura de baja calidad y cantidad que estaban impactando progresivamente a los servicios. En contra parte – señaló – el sector minoritario de la población, el privado, ha generado una medicina empresarial que lucha por la propiedad y por el control de los mercados de producción de los servicios de salud.
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Esta ignorancia es la que ha permitido que se le menosprecie o que se tergiverse su historia.
Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT).
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1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT