Existe una relación estrecha entre niveles de ingresos y escolaridad: a mayor nivel escolar los salarios tienden a ser mejores. Sin embargo, la planta productiva de Zacatecas tiene una muy limitada capacidad de absorber trabajadores calificados: este tipo de empleo, que recibe más de 3 salarios mínimos constituye sólo 25 por ciento del mercado de trabajo, y se concentra básicamente en las áreas de la administración y la educación. El empleo calificado y bien remunerado en áreas de la industria está prácticamente ausente. Y se da la paradoja de que los puestos altamente calificados son ocupados por gente de fuera. El mercado de trabajo en Zacatecas es precario, y por tanto, de poca absorción capacitada. Con la caída del empleo agropecuario, la actividad económica se concentró en el comercio (26 por ciento), y los servicios (47 por ciento), los cuales requieren poca educación especializada. No es gratuito el fenómeno de la llamada Migración Calificada, la cual exporta personas con estudios que aprovechan otras economías, fundamentalmente la norteamericana, que recibe el 34 por ciento de migrantes internacionales con destrezas. Así las cosas, desde México financiamos parte de los costos de formación de capital humano a Estado Unidos: ¡bonita cosa! Parte de la materia gris que producimos en Zacatecas se escapa a otros estados y al extranjero porque aquí no hay la forma de emplearse. Y en la última década este fenómeno ha crecido 11 por ciento. Se fuga la principal potencia productiva actual: personas portadoras de conocimientos y habilidades especiales, sobre todo en el ámbito de la salud, las ingenierías y las ciencias.
Mientras la inmensa mayoría de los puestos de trabajo que se generan en Zacatecas sean de baja calificación, implica que estarán en los márgenes de ingreso igual o menores a dos salarios mínimos, lo que significa que serán precarios. Así las cosas, no bastará que las instituciones de educación superior generen buenos profesionistas y diversifiquen su oferta educativa, si no hay una planta productiva que los aproveche. Por ello, el Estado debe diseñar políticas públicas que coordinen la proyección de la estructura económica con su personal calificado necesario. Una verdadera política de vinculación de Universidad-Empresa. Lo que han hecho países como Corea del Sur en escasos 10 años es sorprendente, pues apostaron su futuro económico a la movilización del conocimiento como factor central en sus estrategias de desarrollo. En Zacatecas no hay nada de eso. Observamos la ausencia absoluta de una estrategia de Economía del Conocimiento. Un estado como el nuestro, con pocas ventajas naturales, es ideal para emprender rutas que se basen en formas de aprovechamiento de capital humano; sin embargo, la visión de los gobiernos estatales de los últimos sexenios ha sido nula. ¿Habrá forma de que la academia construya el diseño de una política pública que genere un polo de economía del conocimiento en Zacatecas?; y después, ¿podrá ser que alguna administración la asuma y tengamos por primera vez un ejercicio inteligente de gobierno en nuestro estado?
