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lunes, 1 julio, 2024
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Zacatecas y sus nuevos senderos del sufrimiento

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR • admin-zenda • Admin •

HISTORIA Y PODER

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Muchos pidieron justicia y solo recibieron el azote, el mandato casi divino de que la explotación inmisericorde, el pillaje y la traición a los derechos sagrados del hombre, al acaparamiento del poder y la corrupción de intelectuales, sería acatado sin cortapisas por un  pueblo “predestinado al sufrimiento”, pero nuestra historia nos revela la rebeldía siempre activa, muy en alto los corazones que abogaron democracia, muy altivas las frentes que proclamaron la alegría.

Muchas mujeres zacatecanas pasaron a la historia por su arrojo y valentía, por su afán de ayudar a sus hijos y hombres en todas las batallas: peleando cuerpo a cuerpo, curando enfermos, acarreando agua y alimentos, armas y pertrechos, acompañando el espíritu de guerra y también en las aulas, los conventos, las fábricas y las jornadas en el campo y sus nombres, lejos de estar en la ignominia o el olvido, se aguardan celosamente en los anaqueles de la historia que va a reventar otras miles para ser contadas.

Basta de cursilerías, basta de humillaciones, atrás la lástima, sólo pedimos respeto y las juventudes zacatecanas han de remontar río arriba el esfuerzo milenario que le acompaña para reivindicar lo más sagrado de su historia centenaria varias veces: el goce supremo de todos en el trabajo, el buen ayuno, el trabajo para todos, la educación gratuita y obligatoria, la atención médica a toda la población, fuera del mundo aberrante del consumismo, la explotación obrera, el maltrato campesino, la propagación de enfermedades.

Que no es un sueño guajiro que un día no lejano vea y sienta y reparta la patria chica todos sus buenos sentimientos a la nación entera y ésta despierte y arrecie con buenas noticias de que por fin se terminarán los políticos, que la autogestión de todos será la defensa más genuina de las revoluciones en marcha y que las asambleas populares en cada esquina defiendan a los niños y ancianos y a las mujeres todas, terminando con siglos de sufrimiento y el feminicidio y el asesinato vil y monstruoso que llena las páginas rojas del país.

El miércoles 21 de marzo de 1906 en plena Alameda zacatecana en un hermoso paseo matinal, las bandas del hospicio y del presidio entonaron diversas melodías que fueron del asombro y agrado de los descalzos y harapientos, de los curros y funcionarios porfiristas, de los maestros y empleados municipales y de cuantos se acercaron a festejar el natalicio del grandioso Benito Pablo Juárez y García y que fue el presagio que reivindicaba a un pueblo que le vio pasar, defender y augurar los senderos del sufrimiento y de la victoria. ■

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