Los hechos violentos de los últimos meses, semanas y días en Fresnillo han creado un clima de zozobra e intranquilidad en las miles de familias que habitan en El Mineral, a lo que no está ajeno el resto del estado de Zacatecas, sin embargo, y fuera del ánimo de hacer apología de esta violencia irracional en la que estamos inmersos, es pertinente alguna consideración y reflexión.
Ningún proyecto de nación puede ser considerado serio si no se toma la seguridad como un eje fundamental, como una principal política de gobierno, atacando en primera instancia las causas del delito, no las manifestaciones visibles, por eso los notorios patrullajes poco efecto causan en el problema, como así lo estamos viendo todos los ciudadanos. Debe implementarse una política de seguridad, de la que evidentemente carecemos, con una perspectiva multidimensional, atacando en primera instancia el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar y pérdida de valores, dando además alternativas viables de vida a los jóvenes.
De la misma manera, es necesario que se definan con claridad los ámbitos de competencia de las policías que ya existen, no puede ser que policías municipales porten arma de alto poder cuando su competencia es al nivel de prevención, por lo que es necesario se aplique una normatividad clara en cada uno de los ámbitos de cada corporación, y así, se haga lo que corresponda a cada una, pero en total coordinación. Ganando sueldos dignos, prestando atención a los derechos humanos y a víctimas de la violencia, dejando atrás el autoritarismo.
Es obvio que se debe implementar una estrategia de inteligencia, no sólo de fuerza, el combate al crimen organizado es más un asunto de inteligencia, es notorio que los alardes de poder con patrullajes espectaculares, los imponentes convoyes de unidades militares, federales o estatales no disuaden a nadie, es claro que en Fresnillo, como en el resto del estado, la numerosa presencia de federales, marinos, estatales, ministeriales y municipales no está resolviendo el problema, evidentemente la violencia continúa porque algo no está funcionando.
Se debe implementar en cada nivel de gobierno una política real, con estrategias, metodología y metas para el combate a la corrupción, los encargados de la seguridad pública y de la procuración de justicia, deben ser hombres y mujeres de probada rectitud y honestidad.
Estamos en una etapa donde ha causado mucha expectación la legalización en algunos aspectos, del uso de la mariguana, es claro que a nivel municipal como estatal, debe de implementarse una política de atención a los adictos, que lo ideal sería se coordinara con un sistema nacional de salud para la atención de adicciones, que atienda el grave problema de la drogadicción, con énfasis en la prevención, la rehabilitación y la reincorporación fraterna a la familia y a la sociedad, sin embargo, por lo menos debe de existir una política local, clara y efectiva en ese sentido.
Absolutamente necesario que a nivel municipal, y en su ámbito de competencia, también deben brindarse soluciones a este grave problema de inseguridad, como primer ventanilla gubernamental de atención ciudadana, es lamentable que presenciemos que ediles municipales implementen la política del avestruz, soslayando los hechos de inseguridad, sin dar la cara a la ciudadanía, y sin aplicar alguna medida para poner su parte para la solución del problema, esto no puede seguir así. Ni Fresnillo, ni Zacatecas ni México pueden ser feudo del crimen organizado, ni los gobernantes deben ser cómplices por omisión o simulación al no cumplir su encomienda de otorgar seguridad.
Mínimamente, los municipios necesitan contar con una policía municipal preventiva que esté capacitada, certificada y equipada para que se respeten los reglamentos municipales o bandos de policía y buen gobierno, y en tanto no lo contemple la norma legal vigente, no debe participar en acciones de persecución del crimen, que compete al estado y la Federación, y con ello, evitar la corrupción al interior y hechos de violaciones a derechos humanos contra la sociedad.
Es necesario que se implementen estrategias como las del Programa Vecinos Vigilantes, que existen en otras entidades, que tienen como objetivo disminuir la oportunidad de hechos ilegales, multiplicando los ojos. El sistema se basa en la solidaridad, con la organización de una zona, donde los vecinos, intercambiándose sus números telefónicos y acrecentando la observación forman una cadena solidaria, alertándose y consultándose entre sí ante la detección de cualquier anormalidad o actitudes sospechosas, y de considerarlo necesario, o ante el delito en curso, deberán dar aviso inmediato a la Policía.
De la misma manera, también es necesaria la implementación de una estrategia contra robo a negocio, delito que afecta la calidad de vida, no solamente por el daño económico que sufre el dueño y los empleados mismos de un negocio, sino por el impacto psicológico que tiene en los niveles de seguridad. Vistas las cifras, la incidencia de este delito viene aumentando, y en distintas entidades, hay varias maneras que se puede enfrentar para mejorar la seguridad a los distintos giros que son afectados por este problema.
Lo que es claro, es que no podemos seguir así, ya hay un grado importante de afectación al tejido social, a la escala de valores, a la economía, ¿Quién puede invertir, estudiar, trabajar o superarse en un lugar invadido por la delincuencia incontrolable? Los ciudadanos queremos y merecemos una política de seguridad que realmente funcione, no a base de spots publicitarios ni con alabanzas sin fundamento a gobernantes se soluciona. La ciudadanía quiere seguridad aquí y ahora. ■