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domingo, 20 abril, 2025
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Reflexiones: después de la 4T, ¿qué sigue?

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

El humano es un ser social, su existencia puede entenderse a partir de las relaciones con sus semejantes. Esas relaciones son las que le permiten sobrevivir, reproducirse, desarrollarse y mejorar sus condiciones de existencia. Por lo mismo, el humano es un producto social; sólo se es individuo a partir de ser, al mismo tiempo, parte de la reproducción social de su vida. La manera como se establecen esas relaciones sociales, que reproducen la vida social, gestan los distintos momentos de su historia. Constituyen la estructura básica, objeto de toda investigación seria sobre el acontecer social. De modo que, cada momento de la historia, tiene sustancia, forma e identidad, según las relaciones sociales establecidas.

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Con el desarrollo de la sociedad, las relaciones entre los individuos se han multiplicado y, a la vez, se han vuelto más complejas. Muy de repente, esas relaciones aparecen como relación entre cosas, ocultando su naturaleza humana. Si esas relaciones se presentaran con nitidez, el objeto de la ciencia social estaría de sobra. Ante ello, resulta común que muchos opinólogos no entienden que divulgan la falsa conciencia de lo real.

Captar la relación básica, las relaciones subordinadas, su movimiento de constante transformación y sus maneras de desdoblarse de estructuras socioeconómicas (con frecuencia en aparente contradicción), a estructuras institucionales, jurídico-políticas y de variadas formas de conciencia social, son tareas intelectuales fundamentales de todo revolucionario, sin ello, no puede formularse ninguna pincelada de estrategia transformadora.

Dando saltos de exposición diré que la relación Capital-Trabajo es la relación principal en la sociedad capitalista. Esa relación no se ha puesto en tela de juicio dentro de la 4T. Por eso, resulta falsa cualquier afirmación “de izquierda” o de derecha de que, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, en México hay un gobierno socialista.

El Movimiento de Regeneración Nacional (no me refiero al partido del mismo nombre que, en ese sentido, anda intelectualmente extraviado y sólo se concibe como maquinaria electoral) no ha puesto en aprietos la relación principal del capitalismo (Capital-Trabajo-Socialismo), sólo presiona, aboga, y avanza sobre la relación de México frente al capital internacional: se trata de una demanda que, sin duda alguna, está en el escritorio del mismo sector empresarial nacional, no subsumido en las redes extranjeras, aunque no necesariamente tenga una conciencia muy completa de ello.

Eso explica que algunos empresarios, como Gustavo de Hoyos, acudan a pedir apoyo al Rey de España contra lo que considera un gobierno “populista” o que, otros empresarios, como Claudio Xicoténcatl González (que por vergüenza a los pueblos originarios sólo adopta la “X”).

Al inicio de su gobierno, AMLO declaró la abolición del neoliberalismo en México. Pero esa declaratoria sólo fue una manifestación congruente de voluntad política, los cambios no son resultado de un decreto político o jurídico, sino un proceso social, en el que las relaciones, principalmente las económicas, van encontrando un nuevo acomodo. De manera que la expresión presidencial es habilidosamente voluntarista y, a la vez, sembradora de la conciencia de esa transformación.

El actual gobierno emerge de un cambio de conciencia social transformadora de los efectos negativos que producen las relaciones de subordinación nacional frente a las naciones imperiales. Podrá notarse que hay una exigencia mayoritaria, muy claras en unos e intuitivas en otros, por transformar esas relaciones internacionales.

El neoliberalismo ha significado una forma económica (patrón de crecimiento económico) de relacionarse con las naciones pobres (unos le llaman “Tercer Mundo” -donde obviamente hay un solo mundo-, los más certeros le llaman subdesarrollo). Nuestro presidente le llama “neoporfirismo”. No está mal la equiparación, pero le quita sustancia profunda. Es Neocolonialismo actualizado a las instituciones, las leyes y al desarrollo de las Fuerzas Productivas Materiales e Intelectuales.

El nacionalismo revolucionario del antiguo PRI es una reivindicación de independencia y soberanía económica que no enarbola el moderno PRI. Por eso, si hemos retrocedido, qué tiene de malo que se retome el paso hacia el frente.

El problema está en definir el proyecto nacional que sigue. El cómo concebir las relaciones sociales de la profundización de la 4T. Me queda claro que hay personajes, como nuestro paisano Ricardo Monreal, que de esto no entiende nada. Y si lo entiende no lo comparte. 

Yo creo que el presidente está confiado en que la sociedad empuje. Sabe que él es un gran líder que se propuso tareas que la sociedad ocupaba y que ni tiene apego al dinero, al poder, ni al indispensabilismo. También sabe que debe confiar en ese “pueblo sabio” y que, por lo mismo, ya no se trata de un líder carismático, sino de un líder orgánico, que escuche, atienda y siga la ruta de las nuevas relaciones que va creando la sociedad. Forjar un rumbo social es tarea intelectual. Es práctica. El intelecto es Praxis.

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