En un comunicado difundido este 5 de julio, la Sección 34 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE-CNTE), alzó la voz ante lo que califican como una creciente situación de vulnerabilidad para el magisterio nacional: la aplicación desvirtuada de los Protocolos de Convivencia Escolar.
Casos recientes como el del profesor Esteban, en Baja California (acusado por omisión de auxilio tras la trágica muerte de un alumno) y el de la maestra Teresa, en Querétaro (señalada por presunta violencia de género), han encendido las alarmas entre el gremio docente. La Sección 34 advierte que estos protocolos, lejos de cumplir su función de protección, se han convertido en una amenaza permanente para las y los trabajadores de la educación.
En el primer caso, ocurrido en octubre de 2023, un niño de 10 años llamado Damián perdió la vida tras sufrir un golpe en la cabeza dentro de una escuela en Mexicali, Baja California. En el segundo caso, la Fiscalía General del Estado de Querétaro vinculó a proceso a Tere “N”, maestra de un preescolar en Santa Cruz Nieto, municipio de San Juan del Río, por su presunta participación en actos de violencia de género en perjuicio de ocho menores.
“El trabajo docente exige concentración, certeza laboral y tranquilidad emocional. No es posible ejercer la labor educativa bajo el miedo constante de ser criminalizado por hechos fortuitos o malinterpretaciones”, señala el comunicado.
Ante esta situación, los representantes sindicales exigen una pronta revisión legislativa que brinde equilibrio: proteger a niñas, niños y jóvenes sin dejar desprotegido al personal docente. La petición va dirigida tanto a legisladores federales como a autoridades educativas de todos los niveles.
En respuesta proactiva, informaron que desde febrero de este año en coordinación con la Sección 58, han sostenido mesas de trabajo con autoridades del estado de Zacatecas y el área jurídica de la Secretaría de Educación estatal (SEZ), con el objetivo de construir nuevos protocolos que garanticen la dignidad e integridad de los estudiantes sin vulnerar los derechos laborales de maestras y maestros.
“Esperamos encontrar en las autoridades la sensibilidad que amerita el caso. No podemos permitir que estos protocolos se conviertan en una espada de Damocles sobre el magisterio”, concluye el documento, reafirmando el compromiso sindical con una educación al servicio del pueblo y una defensa firme de sus agremiados.