El sábado 17 de mayo de 2025 la dirigente del Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ), Dra. Jenny González Arenas fue vinculada a proceso por el presunto delito de administración fraudulenta, equiparable a fraude. La juez que la vinculó, Lic. Esmeralda Castro Dávila fue recusada, el sábado 24 de mayo de 2025, por la líder sindical por un supuesto “conflicto de interés”. Sin embargo, el martes 3 de junio de 2025 ese recurso le fue desechado por “notoriamente improcedente” (“Niegan recusación a líder del SPAUAZ; interpondrá juicio del amparo” El Sol de Zacatecas, 3/06/25). Según parece, la dra. González Arenas sostuvo que “no es posible desconocer el parentesco de la juez con quienes llevan casos en contra del SPAUAZ”. También adujo que “existe una estrategia coordinada para afectar su labor gremial mediante procesos judiciales que, a su juicio, carecen de imparcialidad”. No está de más recordar que son varios ya los casos perdidos por la representante del SPAUAZ ante tribunales laborales. Aquellos por el padrón de agremiados, la destitución de delegados, y que hay otro juicio laboral más en contra de sus acciones. Muchos creen en las conspiraciones, otros prefieren argüir que es la mala administración y el nulo conocimiento de la ley lo que ha obligado a varios docentes a interponer demandas laborales y judiciales. Algunos más piensan que es verosímil asumir la ausencia de diálogo y la proliferación de posiciones irreductibles la causa de las denuncias. Cualquiera de estas hipótesis puede ser correcta, pero se deben añadir algunos datos adicionales. En la última demanda laboral en contra de la dra. González no se solicita la destitución, sino que se convoque a Asamblea General porque la secretaria general está vacante. ¿Es esto un capricho, un exceso, una persecución o es la búsqueda de que se imponga la ley? Si se tiene el cuidado de leer los estatutos se encontrará lo siguiente (art. 33, Estatutos SPAUAZ): “Cuando un miembro del comité ejecutivo sea candidato a ocupar cargo público inmediatamente será suspendido del cargo sindical. Procediendo la Asamblea a elegir al sustituto al cargo vacante” No hay manera de interpretar esto para que no implique que la dra. González Arenas, el día que recibió la aprobación de la comisión electoral universitaria para contender al cargo de rector, que es cargo público, dejó de ser secretaria general y quedó vacante el puesto. Que no aplique la norma o trate de tergiversar los artículos del estatuto es problema de ella y sus seguidores. Tampoco se califica como “acoso” interponer demandas, pues estas son el medio legal de defenderse ante abusos de las personas que detentan un poder, un cargo o una posición que los coloque en la cúspide de una jerarquía. Tampoco es coincidencia, sino definición política, que el día que se le desecha la recusación un miembro del comité ejecutivo del SPAUAZ, la Dra. Sonia Viramontes Cabrera haya “tomado”, ella sola, la rectoría. El pretexto era lo de menos, pues se requería de inmediato un distractor ante el revés propinado al núcleo duro del grupo que controla el sindicato. Asimismo, no es coincidencia que algunos integrantes del “movimiento estudiantil” hayan acudido a solidarizarse con la Dra. Viramontes, pues esa “bocanada de aire fresco” que simula representar a los estudiantes es otro frente del grupo Plural-Universidad según lo indican las “convergencias ideológicas” tan milagrosas. ¿Cuál es el fondo del asunto? En esto, como en todo, están las hipótesis. Después de la derrota ante Ángel Román por catorce puntos imposibles de remontar con impugnaciones, el grupo Plural-Universidad toma conciencia del peligro que se avecina de perder el control del presupuesto sindical. Urden entonces un plan para evitar el posicionamiento ante la opinión pública de los juicios en contra de la dirigente para protegerla y protegerse. Fundan un movimiento estudiantil atizado por personal del Partido del Trabajo para explotar al máximo una tragedia familiar y cubrir de oprobio al ex rector Rubén Ibarra. Poco les importan las formas, pues no están habituados a estas. Durante la operación de su plan les gana el odio, el rencor, la frustración y comienzan a actuar sin rumbo claro. De solicitar la destitución y rescisión de su odiado fetiche pasan a denostar a personas inocentes, pues piden la inhabilitación de la Dra. Perla Trejo como Coordinadora de Planeación, así como de próxima secretaria general de la UAZ. ¿Con qué argumentos? Ninguno, pues declarar en un tribunal no es delito, a menos que se mienta, y la defensa del ex rector no la realizó ella, sino el abogado. ¿Creen que la Dra. Trejo mintió? Que lo demuestren ante un juez. ¿Pueden hacerlo? No, por eso prefieren secuestrar instalaciones, corromper a la juventud, mentir con descaro y fingir ante las cámaras. Son los resabios autoritarios de quienes no alcanzan a asimilar su desastre y se ven ante la posibilidad de hundirse aún más. Apostaron fuerte, creyeron que con la detención del entonces rector tenían asegurada la victoria, pero los datos demuestran una realidad terrible. La dra. González obtuvo 1195 votos del sector docente, menos que en la huelga. Creció apenas lo que obtuvo de su alianza con el grupo Renacimiento. Por tanto, no convenció a nadie de su proyecto. Esa es la terrible realidad.
La terrible realidad del SPAUAZ
