Las políticas neoliberales predominantes de libre movimiento de mercancías y capitales, de altas tasas de interés, austeridad fiscal (recortes presupuestales), peso fuerte (que reduce la competitividad de la producción nacional frente a importaciones, las cuales desplazan a la producción nacional) y desregulación del sector bancario-financiero, nos han llevado al estancamiento, a la inflación, al subempleo, a reducir la participación de los salarios en el ingreso nacional (a pesar del aumento al salario mínimo que solo beneficia a unos pocos). Ha aumentado la desigualdad del ingreso, los desequilibrios productivos, el déficit de comercio exterior, los niveles de endeudamiento y de insolvencia y la dependencia de entrada de capitales, que nos coloca en un contexto de alta fragilidad y vulnerabilidad externa y en la antesala de una crisis.
Si se desea retomar el crecimiento económico, la generación de empleo bien remunerado, así como mejorar el ingreso de los deudores para que cubran sus deudas e incrementen consumo e inversión, así como encarar el déficit externo y reducir la dependencia de la entrada de capitales, se requiere encarar los siguientes desafíos:
a). – Retomar el manejo de la política económica para tener política industrial, agrícola y de empleo. Ello pasa por replantear los objetivos del banco central, para que incorpore el de crecimiento y empleo, junto con la baja inflación. Banxico debe comprar deuda al gobierno a baja tasa de interés y no solo en el mercado de dinero. Ello permitiría dejar de lado la austeridad fiscal para que el gobierno incremente la inversión productiva en los sectores estratégicos, en infraestructura, desarrollo tecnológico y empleo. El gobierno debe contar con recursos para instrumentar subsidios al impulso de la inversión en el sector industrial y agrícola para sustituir importaciones para generar efectos multiplicadores internos y reducir el déficit de comercio exterior y así nuestra dependencia de entrada de capitales. Ello no sería inflacionario debido a que se estaría incrementando la productividad y la capacidad productiva que cubriría la demanda generada por el mayor gasto y empleo generado.
b). – No permitir la libre movilidad de mercancías y capitales a fin de disminuir el déficit del sector externo, como para proteger la producción nacional y retomar la política económica a favor del sector productivo y del empleo. Si México creció desde los años cuarenta hasta 1981 al 6.4% promedio anual, era debido a que el gobierno regulaba el movimiento de mercancías y capitales y al sector bancario-financiero, lo que permitía tener manejo monetario y fiscal a favor del desarrollo productivo. Si la economía dejó de crecer, y pasó a tener menos industria y se perdió la autosuficiencia de granos básicos y se incrementó la informalidad y se mantiene una estructura salarial depauperada, donde ha disminuido el número de trabajadores que gana más de dos salarios mínimos, ha sido por el libre movimiento de mercancías y capitales y la mayor participación del mercado en la economía. Las importaciones han desplazado a la producción nacional. El control del movimiento de mercancías es un instrumento de política industrial que muchos países (entre otros EUA y varios de Europa) han vuelto a instrumentar para proteger a su industria y agricultura para impulsar su crecimiento y empleo y reducir el déficit de comercio exterior,
La libre movilidad de capitales obliga trabajar con alta tasa de interés y peso fuerte, debido a que si ven perspectivas de devaluación dejan de venir y salen del país, por lo que se establece alta tasa de interés para que vengan y no se vayan y así mantener estable el tipo de cambio. Tales políticas actúan contra el crecimiento económico, y esa entrada de capitales promovida con tales políticas no va al sector productivo, ni genera empleo, sino se canaliza al sector financiero y a la compra de deuda pública, dadas las altas tasas de interés existentes. Al regular el movimiento de capitales se permitiría tener política monetaria, cambiaria y fiscal a favor del crecimiento productivo y del empleo, y evitaría a su vez prácticas especulativas de salidas de capitales que pueden devaluar la moneda.
c). – Regular y supervisar al sector bancario y financiero. La banca ha sido disfuncional al crecimiento económico, el cual requiere créditos baratos a favor del sector productivo. La banca ha dado preferencia al crédito al consumo, a las tarjetas de crédito donde lucra por las altas tasas de interés que cobra, así como con los créditos hipotecarios y ha excluido al sector productivo. Se deben establecer cajones crediticios preferenciales a bajas tasas de interés para el impulso de la producción de granos básicos, a la sustitución de importaciones de aquellos bienes manufactureros con mayor efecto multiplicador interno, así como al desarrollo tecnológico y a la generación de empleo.
d). – Más que poner el énfasis en las políticas sociales, que no resuelven la pobreza, ni la desigualdad del ingreso, se debe instrumentar una política de empleo bien remunerado para todo aquel que no sea contratado por el sector privado. El empleo e incremento de salarios es la mejor política para encarar la pobreza y mejorar la desigualad del ingreso, lo que a su vez estaría incrementando el crecimiento potencial productivo de la economía.
e). – Reforma tributaria que grave al gran capital y al sector bancario-financiero, para reducir su tamaño y participación en la economía (pues han ejercido tal poder que han subordinado al Congreso y al gobierno a sus intereses), para dar lugar a que pequeños y medianos empresarios y el gobierno pasen a invertir donde ellos dejen de hacerlo, lo que contribuiría a reducir las grandes desigualdades de ingreso en el país.