■ Cristina Ávila Zesati presentará su libro 20 historias para leer en tiempos de guerra
“Quien tiene el poder de emitir información, tiene el poder de configurar el mundo”, esgrime Cristina Ávila Zesati para señalar que el periodismo actual no cubre las historias que pueden acercarnos a una visión diferente de este mundo que se propone lleno de violencia, y casi siempre, sin salidas para la esperanza.
Desde el periodismo de paz, que ejerce desde 2005, la periodista zacatecana escribió 20 historias para leer en tiempos de guerra, libro que publica la también oriunda editorial independiente Texere y que será presentado el próximo 4 de diciembre a las 16 horas en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara 2015.
Este ejercicio de comunicar la cultura para la paz desde el periodismo y que se centra en el respeto a los derechos humanos, algo en lo que se ha especializado luego de egresar de la Escuela de Cultura de Paz en la Universidad Autónoma de Barcelona y fundar un medio digital especializado en el tema, www.corresponsal de paz.org, en 2009, reúne historias internacionales surgidas “en lugares colapsados del planeta”.
Así se exponen historias de la guerra de los Balcanes tanto desde Bosnia como de Serbia, alguna de sobrevivientes de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, una entrevista con la nieta de Josip Broz Tito, jefe de Estado de la antigua Yugoslavia, Sevetlana Broz; o de un hombre cuya niñez como combatiente lo convocó a desactivar hasta ahora y de manera personal 50 mil minas en territorio camboyano, entre otras, incluida la que da inicio al volumen, una entrevista con Federico Mayor Zaragoza, impulsor de la cultura de paz en la Organización de las Naciones Unidas.
La reflexión que subyace para hacer este libro y que se incluye en un capitulo teórico es, “por qué ponemos el foco los periodistas sólo en los hechos de violencia, con qué ojos se hacen estas coberturas”.
La respuesta la ofrecen los propios entrevistados por Ávila Zesati: “porque el rastro de sangre es muy atractivo para los periodistas”.
La invitación no es a dejar de lado estas coberturas sino abordarlas de manera distinta, para ello, la autora se apoya en una respuesta que el connotado periodista de guerra, Ryszard Kapuscinski, ofreciera en la ocasión que se le preguntó ¿qué era lo primero que buscaba cuando iba a los lugares dolidos por el conflicto? “Y él dijo, yo lo primero que busco es el lugar donde está renaciendo la esperanza”.
“El periodismo de paz pone su enfoque en la solución, se acerca a los mismos hechos pero su motivación ética es distinta. Tú no vas a ver que está mal sino a intentar ver qué posibilidades de soluciones encuentras en tal conflicto”, dijo la autora.
Por esta razón es también que esta forma de hacer periodismo se auxilia de “más contexto”. Las historias que registra Ávila Zesati son largas y por tanto no publicadas en medios convencionales, de las que son incluso rechazadas.
Otra vez desde la voz de sus entrevistados recupera que “por una sola noticia contada de manera descontextualizada, mediante una historia corta y que a veces ni el mismo periodista entiende pero escribe, se acaba juzgando a todo un grupo de la población o a naciones enteras”.
El periodismo de paz así lo expone Cristina Ávila Zesati en los talleres que ofrece sobre el tema que fundamentalmente imparte en los Estados Unidos, otros países latinoamericanos y España, busca que el lector se haga las preguntas pertinentes, una cosa a la que el periodismo convencional afirma, “no está ayudando”.
Si hoy hablamos de los atentados en París la gente debe saber que las balas que mataron a las víctimas de los atentados, esas que usa el ISIS o Al Qaeda, “tienen origen en los principales países productores de armas que son los mismos que hoy están haciendo la guerra a Siria. Es un negocio redondo”, señala.
20 historias para leer en tiempos de guerra también expone cómo los medios de comunicación están configurados para clamar por la guerra, pues viven “en un entramado de una economía del sistema mediático que a su vez está en un entramado de la economía de guerra. Y explico quiénes son las principales agencias de información”.
El libro no está dirigido a solamente a los periodistas pero si espera que éstos, sobre todo los más jóvenes, revisen el paradigma de cultura para la paz para ejercer su profesión, pues como un efecto de su ejercicio se derivan tres niveles de recepción en los lectores.
El primero que provoca el descanso de quien dice, “bueno el mundo no está tan mal”, y que transforma su angustia en esperanza; el segundo que convoca a la iniciativa y la cooperación con alguna causa, y que dice la autora ya empieza a hacer “un cambio social”; y el tercero y más importante, que provoca una inspiración para ensayar las soluciones que otros en medio de los conflictos han encontrado para sobrevivirlos y trata de evitar que vuelvan a repetirse, el ejercicio de la resiliencia.
20 historias para leer en tiempos de guerra que se lanza con un tiraje de mil ejemplares, y luego de su presentación en la FIL de Guadalajara 2015 tendrá la propia en Zacatecas a mediados del mes de diciembre, tendrá los comentarios en Jalisco de Eduardo Limón, conductor de Triángulo de letras en canal 22, y compañero profesional y amigo personal de Cristina Ávila Zesati.