En mi consideración, la izquierda como expresión política constituye un contrapeso fundamental en la vida democrática de cualquier país; simplemente, hagamos el ejercicio mental de ver el hoy, sin la izquierda mexicana como conjunto de manifestaciones ideológicas, con el ejercicio genuino de líderes que están en el poder como el Presidente de la República, como académicos e investigadores sociales, como partidos políticos (no contaminados o de origen derechista) y con mucha gente de pensamiento libre y coherente que van dando pelea desde hace muchos años, a la aplanadora de la derecha, a los capitales que le han apostado a la permanencia del poder pisoteando los intereses de la mayorías, saboreando las riquezas de la Nación y compartiéndolas con los empresarios extranjeros a manera de traición a la Patria. La izquierda surge y se desarrolla desde mi consideración, gracias al mal ejercicio de un gobierno impregnado de matices centro-derecha, que beneficia al sector económico intergeneracionalmente, sentenciando y propiciando que los ricos siempre lo sean y que los desprotegidos social y económicamente, se incrementen bajo una ideología de aceptación, ayudada muchas veces por organizaciones religiosas y por medios de comunicación domesticados a la cultura del sometimiento y la explotación. Así, la izquierda busca desde distintas trincheras a la igualdad, a la justicia, contiende por el equilibrio de fuerzas y posiciones políticas; promueve la lucha de ideas y contempla la igualdad de oportunidades para aquellos sectores a los que solamente se les toma en cuenta en periodos de elecciones, para ser manipulados gracias al grado de marginación y pobreza que intencionalmente les ha sido asignado como sentencia divina. La izquierda ha venido desde abajo y también ha adolecido de traidores, líderes falaces y actores políticos que convenientemente se han disfrazado de izquierdistas en las incipientes victorias políticas que se han tenido. Siempre he dicho que la mejor promotora de la izquierda, es la derecha como expresión política, pues su mal ejercicio del poder, genera el desencanto del pueblo que manifiesta en las urnas, su desprecio a los partidos políticos de esta corriente y sus nefastos actores que se encumbran y hacen alarde de su corrupción, aprovechando los sistemas de impunidad creados por ellos mismos, incluso, la derecha ha tenido la osadía de crear partidos políticos de tintes izquierdistas y ha filtrado a sus huestes para cocinarse en su propia salsa. No basta desde mi perspectiva, asumirse verbal y unilateralmente como de izquierda, sino que debe comprobarse fehacientemente, trayectoria, actos, defensa, operatividad e incidencia en los esquemas políticos de dicha corriente. Ser de izquierda implica formarse con los años en la cultura del esfuerzo y estar dispuesto a edificar cada día, una nueva estructura política que inspire a presentes y futuras generaciones por la consolidación de un México con nuevos y mejores horizontes, en dónde los ideales de la independencia y la revolución se mantengan latentes y se actualicen en nuevas revoluciones ideológicas incluyentes, de avanzada y universales. En la izquierda, la lucha es por la igualdad, por la injusticia, por el desequilibrio de fuerzas, por la discriminación humana y política, por la hegemonía y el absolutismo del poder, La izquierda es un obstáculo a las intenciones de desaparecer los programas sociales y a derechos humanos fundamentales como la justa distribución del ingreso y la riqueza. La derecha en México, está hecha de actores falsos que manifiestamente, quieren seguir mamando de la ubre del erario público, pero solo ellos, pues desde su perspectiva, los millones de pobres que han creado con su corrupto ejercicio del gobierno, deben seguir condenados al trabajo con jornadas y salarios anticonstitucionales, independientemente de la edad que tengan, así sean adultos mayores o infancias y adolescencias; la orientación de la derecha como expresión de poder, es la explotación a los sectores más débiles de la sociedad, por eso, quieren regresar al Gobierno, quieren manipular y exterminar los derechos ganados por el pueblo y que se encuentran descritos por el texto constitucional, pues no les favorece la entrega de apoyos para discapacitados, para jóvenes estudiantes, para los adultos mayores o para los indígenas. Los de la derecha se disfrazan de izquierda, pretendiendo regresar al poder mimetizados, considerando estúpidamente que el electorado es ignorante y fácil de engañar, por eso, promuevo entre mis alumnos y alumnas y, desde casi 30 años ininterrumpidos, la historia política de México, para que no la olviden y no permitan que los capítulos más oscuros de nuestro país, regresen con matanzas de estudiantes, con devaluaciones insostenibles, con fobaproas, con múltiples saqueos a la nación y cientos de agravios más, que no alcanzo a transcribir aquí. La izquierda crece, se fortalece y aprende sin dar un paso atrás. ¡Viva México cabrones!
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