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sábado, 10 mayo, 2025
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Presentan este jueves la obra Toque de Queda, del escritor zacatecano Bernando Araujo

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Por: ALMA RÍOS •

■ El libro ofrece más de una treintena de relatos divididos en cuentos cortos o minificciones

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■ Alberto Huerta y Daniel Sada, entre los autores que influyeron en su trabajo, comenta

“El lector se va a divertir, va a reflexionar, se va a sorprender y se va a indignar tal vez. Pero no va a salir ileso de esta lectura porque todas las armas están puestas en que así sea. Todos los libros debieran escribirse con la intención de clavarle alguna daga al lector”, expresó el escritor zacatecano Bernardo Araujo.

La manifestación tiene que ver con su volumen de cuentos Toque de queda, publicado en la colección Pictographia Editorial por el Conaculta y el INBA, mismo que tendrá su presentación este jueves a las 20 horas, cobijado por el suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, La Gualdra y la Fundación López Monreal. Esto en el callejón del Santero 107, Centro Histórico de Zacatecas.

“La apuesta”, -expresión que el propio Bernardo Araujo utiliza-, para conseguir su propósito, se ofrece al lector en más de una treintena de relatos divididos en cuentos cortos;  minificciones, microcuentos o cuentos súbitos, algunos de ellos tocados por la poesía o confundidos con ella.

Sobre la clasificación de estas brevedades literarias del ser dice, “no se han puesto de acuerdo los académicos” y él no se interesa por esta discusión. Sus razones, en cambio, para asaltar así la realidad a través de la imaginación, tienen que ver con algo que hace poco les confiaba a jóvenes alumnos de un diplomado al que fue convocado para hablar justo de las formas breves en la narrativa.

“Les decía yo a los chavos: no hay tiempo ni para leer textos del tamaño de Tolstoi o Balzac. Ni para escribirlos ni para leerlos. La vida va muy rápido. Entonces me gusta este vértigo de lo que le han dado en llamar cuento súbito: la intriga desde el principio y la resolución al principio, y si no hay resolución, la intriga permanece…y eso creo que se logra muy bien con las formas breves”.

No se inventa nada nuevo, subraya, y persisten a pesar de su dimensión “dirían los cercanos” al cuento como género tradicional, las mismas exigencias de éste. “Pero aquí hay como una vueltita más a la tuerca, a la velocidad, a la intriga. A la mezcla de realidad e imaginación con un plus. Un poquito más allá”.

Luego recuerda que en México ha habido grandes maestros del género que se habrían adelantado a la muy ad hoc vertiginosa realidad actual: José Emilio Pacheco, Juan José Arreola, Augusto Monterroso, y localmente, destaca al desaparecido Jorge Salmón, de quien dice, “era un escritor muy afortunado con las formas breves, digno de celebrarse y releerse”.

Convocados también a asomar sus influencias en este volumen se encuentran sus maestros Alberto Huerta, el “autor que me abrió las puertas para narrar estas cosas” y de quien utiliza fragmentos de sus textos a modo de epígrafes de sus cuentos. Y Daniel Sada, el desaparecido autor bajacaliforniano, con quien tuvo la oportunidad de participar en una residencia artística en Aguascalientes el año 2009.

Acerca del Premio Xavier Villaurrutia 1992 añade, “la primera intención de este libro tiene que ver con una frase que él nos dijo en el taller: ¿Para qué leer lo que uno vive? Tienen que apostar por la imaginación. Por más realistas que quieran ser, el realismo en literatura no existe…si es literatura no es real”.

Toque de queda, sin embargo, suena a realidad, suena así en un país asolado por la violencia. Reiterando las premisas aprendidas precisa: “sí tiene mucho que ver el ambiente social de hoy, el ambiente público, pero nunca me ha interesado retratar la realidad (…) no es un libro de nota roja”.

Una colección de 30 cuentos breves, demasiado cortos para lo que acostumbraba escribir Bernardo Araujo, se quedaron reposando por años esperando por su oportunidad, expresa parafraseando a Alberto Huerta, de “no quedarse en el cajón del sastre”.

¿Qué se encuentra en ellos? “La poética de todos los días”. Lo cotidiano en su acercamiento que busca “lo que hemos perdido. Vivimos tan al día, tan a lo que sigue, lo que sigue, lo que sigue…¡ya no alcancé!…que olvidamos ver la belleza de estar vivos, incluso hasta la de padecer”.

Bernardo Araujo nació en la ciudad de Zacatecas en 1981. Abogado de profesión, tiene a la par una amplia trayectoria dentro de talleres literarios. Ha sido en dos ocasiones becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes. Anteceden a Toque de queda (2013), Las ramas secas del naranjo (2010), Llorar el viento (2008) y Crepuscular (2004). Su obra narrativa y poética ha aparecido en diversas antologías.

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