La comunidad indígena de Cicacalco, Tlaltenango, denuncia que el basurero clausurado en noviembre de 2022 sigue liberando lixiviados al arroyo de los Tecongos acumulando ya cinco temporadas de lluvia de afectaciones. Acusan abandono por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), señalando que la remediación del sitio ha avanzado al 50 por ciento y solo por la insistencia de la comunidad.
Más de 12 mil toneladas de basura continúan a cielo abierto, y el municipio de Tlaltenango carece actualmente de un sitio legal para la disposición de residuos, advirtieron en un comunicado publicado por la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA).
“¿Y el causante de todo este daño? Bien gracias. Actualmente desempeñando el cargo de presidente municipal en Zacatecas”, señalaron recordando que fue la administración de Miguel Varela Pinedo en Tlaltenango la que proyectó e inauguró la obra por la cual “el municipio de Tlaltenango está notificado a pagar una multa de 5 millones de pesos, por delitos ambientales”.
Reprocharon que el panista que sucedió a Varela en el poder, Salvador Arellano sostuvo “la burda mentira” de que todo estaba bien y que las denuncias eran “un juego político”.
Criticaron “la cubierta parcial de la basura” que emprendió Arellano, la cual −subrayaron− fue iniciada sin cronograma y solo como una obra de simulación “con la intención de reelegirse como munícipe”.
En ese periodo, denunciaron, se solicitaron nuevos análisis de suelo, lixiviados y agua, pero “se encontraron fallas muy visibles en el diseño del muestreo y en el análisis de resultados”, por lo que dichos estudios resultaron inútiles para guiar las acciones de remediación.
Acusaron también a la Secretaría del Agua y Medio Ambiente (SAMA) de Zacatecas de estar completamente ausente, y denuncian que tanto la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) como Semarnat han abandonado la supervisión del cierre.
Señalaron el incumplimiento sistemático de la NOM-083 y de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), y exigieron que se implementen acciones reales de remediación, incluyendo un monitoreo obligatorio de 20 años.
“El trabajo se ha abocado a sanear los espacios en el predio llamado relleno sanitario, pero sin atender los efectos y la limpieza de los veneros naturales en el curso del arroyo Tecongos y mucho menos las descargas de lixiviados al río Tlaltenango, por ya más de cinco temporadas de lluvias”, explica el comunicado.
Denunciaron que las acciones de remediación se han realizado “a cuentagotas” y sin un programa específico que defina responsabilidades, acciones, tiempos y costos.
Entre las acciones acordadas con el Ayuntamiento se encuentra el raspado de los lodos acumulados en la pila grande de lixiviados, una vez que se agote el agua, para posteriormente depositarlos en la Charola 1 y sellar el hueco. El objetivo, explicaron, es evitar que continúe la mezcla de lixiviados con las aguas pluviales. Sin embargo, las fallas en la maquinaria y el presupuesto insuficiente dificultan su cumplimiento.
Posteriormente, se contempla realizar un levantamiento topográfico para definir los desniveles necesarios para una cubierta tipo domo, que será elaborada por personal de Obras Públicas del municipio. Esta cubierta, según el plan, debe llevar una capa de tepetate para favorecer la impermeabilización, pero su ejecución depende de que haya disponibilidad presupuestal.
La comunidad advierte que la fosa de 80 por 20 metros donde se acumularon cadáveres de animales sigue sin atenderse. Se estima que ahí se han acumulado más de 6 mil metros cúbicos de lixiviados, ante la incapacidad de los contenedores instalados para retener los líquidos contaminantes.