Saná. Decenas de miles de rebeldes chiítas reclamaron este lunes en Saná la dimisión del gobierno de Yemen, cuyo presidente, Abd Rabo Mansur Hadi, envió un negociador para hablar con los insurgentes.
Los manifestantes, que respondieron al llamamiento del líder rebelde Abdel Malek Huthi, provocaron atascos en varias arterias de la capital, según un corresponsal.
Los insurgentes chiítas Ansarualah, que establecieron estas últimas semanas acampadas alrededor de la capital, exigen la marcha del gobierno, la anulación del reciente aumento de los precios del carburante y un acuerdo de cooperación política más amplio.
En un discurso ante sus partidarios, Huthi les instó a continuar las protestas «hasta finales de esta semana y quizás con nuevas acciones la próxima semana», entre ellas, «la desobediencia civil».
Asimismo, el líder rebelde acusó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de «apoyar la corrupción» en Yemen, después de que este último instara a los insurgentes el viernes a poner fin a las hostilidades contra el gobierno y les amenazara con sanciones.
Por su parte, el presidente yemení envió al gobernador de Saná a reunirse con Huthi para intentar «evitar una guerra civil en Yemen», declaró una fuente cercana a la presidencia, que pidió el anonimato.
A finales de agosto, tres días de negociaciones entre gobierno y rebeldes terminaron sin acuerdo.
Los rebeldes de Ansarualah están acusados de querer ampliar su zona de influencia en el futuro Estado federal. A principios de julio, sus combatientes llegaron a las puertas de Saná, de donde se retiraron posteriormente.
