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viernes, 19 abril, 2024
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Rumbo al Mar Blanco de Malcolm Lowry

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Una advertencia. A mi juicio estamos frente a un manuscrito que no se trata de una novela. Me refiero al sentido estricto del término bajo los parámetros establecidos para tal género literario. No lo es. Y si se trataba de una novela tampoco llegaremos a saberlo. O si realmente estaba listo el manuscrito para ser publicado.
Se nos cuenta al inicio una sabrosa leyenda de esas que se antojan para aprendérselas de memoria. Veamos y seamos breve en ello: la esposa de Malcolm Lowry se avienta a las llamas de un incendio que destruyó su casa el 7 de junio de 1944. Como se nos advierte: “mientras su marido (Malcolm Lowry) pedía ayuda a los vecinos, Margerie (su esposa) se adentró heroicamente entre las llamas y logró rescatar el manuscrito de Bajo el volcán. Lowry (por su parte) se arrojó después a la hoguera en un intento desesperado de salvar una novela que lo ocupaba de forma intermitente desde 1931”. Hasta aquí con una parte de una anécdota que sumado al alcoholismo y los delirios del autor tiene mucho de dantesca y de paradójica, pues son dos los infiernos que se hacen presentes: el real, el de las llamas que consume la morada de Lowry, y el metafórico, el de su irrestricto alcoholismo, que lo habría de llevar a la muerte en 1957. “De las mil hojas que acumulaba aquella obra en marcha solo quedaron unos pocos papeles chamuscados: In Ballast to the White Sea”, los cuales llegan a nosotros gracias a Malpaso Ediciones como Rumbo al Mar Blanco (2017).
La critica literaria en México tiene unas formas de actuar un poco extrañas. Cuando aparece en el mercado editorial un libro del que realmente vale la pena hablar, parece que no les interesa, o lo que es peor: su interés es proporcional al número de páginas del libro, de tal manera que entre más voluminoso sea menos posibilidades tendrá de que aparezca en alguna revista, ya no como sugerencia de lectura, que textos así cualquiera los escribe con tan sólo recurrir al texto de la cuarta de forros, sino con un ensayo especializado que destaque los pormenores de lo que se considera hasta ahora la última novela del autor de Oscuro como la tumba donde yace mi amigo (1969) y la emblemática Bajo el volcán (1992).
¿Es importante Rumbo al Mar Blanco? Para todos aquellos “lowrianos”, entre los que me cuento, claro que es importante esta publicación. No sólo nos permite apreciar más de cerca las obsesiones temáticas de Malcolm Lowry sino que además nos presenta a un autor cuya prosa es extraordinaria, realmente luminosa, más allá de los que acostumbran a tomar el camino fácil y apreciar de su obra tan sólo la faceta del alcohólico creativo o de los personajes borrachísimos que nos presenta. Hay que señalar un punto que me parece relevante: en toda la obra de Malcolm Lowry el alcohol es un detonante, sí, pero uno que lleva a estados supremos donde el pensamiento alcanza la claridad que quisieran muchos ebrios a diferencia de otros autores que juegan con el alcoholismo de sus personajes.
No obstante, hay que insistir en ello: no se trata de una novela por más que así se nos presente el manuscrito. Me parece que Lowry hace un homenaje a dos de sus grandes autores admirados: Herman Melville y Joseph Conrad.
El manuscrito tiene tal cantidad de divagaciones filosóficas a pie de página que leerla como una novela, en el sentido tradicional de la palabra, insisto, es dificultoso, incoherente. Y aunque se nos advierte que “la primera mujer del novelista sacó del armario una copia (del manuscrito) que él mismo había depositado en la casa neoyorquina de su suegra en 1936” sabemos que no se trata de la versión final, que Lowry se encontraba en un work in progress del que apenas nos llegan algunos resultados.
Para quien no conozca nada de la obra de Malcolm Lowry quizás no sea el mejor texto para comenzar, sin embargo, si son lectores que gustan de obras inclasificables pero escritas de manera inteligente esta es una de ellas. Aceptemos, por último, que a Malcolm Lowry le precede una hermosa leyenda: la de ser uno de los primeros beodos de la literatura universal que sintetizó su obra y su vida en una espiral autodestructiva donde nos dejó personajes memorables más que anécdotas. Por eso es que hablamos del cónsul. Por eso es que hablamos de los dos universitarios presentes en esta… ¿novela? No lo creo, y creo que Malcolm Lowry habría estado completamente de acuerdo.

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