En la entrega anterior mencionamos brevemente que de acuerdo con un informe publicado el 28 de abril por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Zacatecas es hasta ahora el estado con mejores mecanismos de planeación presupuestaria, con un avance de 96.8 por ciento. Tal reconocimiento de ninguna manera es gratuito.
Al contrario, aunque el informe no lo diga, porque su objetivo es exclusivamente analítico, no calificativo, es resultado de diversas acciones transversales del gobierno estatal, basadas en metas claras y sencillas dentro de un esfuerzo común cuya esencia es la gobernanza.
Descartado todo afán de vanagloria, para Zacatecas resulta alentador que una instancia federal como la Secretaría de Hacienda reconozca que aquí algunas tareas gubernamentales se hacen bien, y hasta ejemplarmente, agregaríamos.
No es para echar las campanas a rebato, pero sí para estimular a quienes desde todos los ámbitos del quehacer gubernamental contribuyen a dotar de pertinencia, certidumbre y trascendencia la responsabilidad que la sociedad decidió depositar en las manos de Alejandro Tello Cristerna, y en el acierto de éste en la selección de quienes lo acompañan en su quehacer.
Cuando en el Diagnóstico 2017 relativo al Cumplimiento de las disposiciones contenidas en el párrafo tercero del Artículo 80 de la Ley General de Contabilidad Gubernamental, nuestra entidad alcanzó un porcentaje de 96.8 en el avance del Presupuesto basado en Resultados (PbR), se consideró un cuestionario cuyos reactivos son: Marco Jurídico, Planeación, Programación, Presupuestación, Ejercicio y Control, Seguimiento y Evaluación, e Indicadores de resultados.
Nada sencillo, pues, alcanzar un porcentaje de 96.8 por ciento, arriba del Estado de México, que logró 91.7 por ciento. Se registran otras 14 entidades entre las mejor posicionadas, pero sus avances son menores al 70 por ciento.
Zacatecas, sin duda, tiene graves problemas económicos, sociales y de seguridad, pero también estrategias y programas para resolverlos, quizás no totalmente, pero se tiene la certeza de que hay voluntad y planes para hacerlo, porque además del empeño de realizar un gobierno diferente, existe la capacidad humana para lograrlo.
Por lo pronto, la administración de Alejandro Tello está demostrando que, sin bien las condiciones imperantes son bastante adversas, hay disposición para trazar el rumbo correcto dentro de los cauces democráticos en los cuales la sociedad, los organismos civiles, la academia y todos los actores sociales tienen participación y corresponsabilidades. Alentarlas y fortalecerlas no solo es obligación del gobierno, sino de esos mismos sectores.
Para fortuna nuestra, la entidad está regida por un gobierno de origen democrático y legítimo y que además se legitima constantemente con su trabajo, siempre controlado por los demás poderes públicos, y sobre todo, bajo un escrutinio ciudadano que independientemente o a través de organizaciones civiles o medios de comunicación, vigila que haya plena obediencia y respeto a las leyes y las libertades políticas y civiles.
Gobierno abierto y promotor de la participación ciudadana, transparente y rendidor de cuentas, son otras de las características de la gobernanza que aquí se practica.
Sin embargo, nadie puede soslayar la gravedad de los problemas económicos, no exclusivos de Zacatecas, sino que corresponden a una situación global muy marcada en nuestro país, y que golpea con severidad a nuestro estado.
Por eso la nueva gobernanza implica la corresponsabilidad social. Bien dice el maestro Luis F. Aguilar Villanueva que los colapsos financieros pueden remontarse cuando coordinación, cooperación y asociación entre el recurso del poder y la regulación de la autoridad pública, así como el recurso de la producción empresarial de riqueza, se unen en objetivos comunes.
De la mano con Aguilar Villanueva, puede asegurarse que el Ejecutivo zacatecano está consciente de la necesidad de reactivar el Estado social para poder realizar el ideal racional de vivir en una sociedad humana incluyente e integrada, capaz de ofrecer solidaridad, protección y justicia frente a la pobreza, la vulnerabilidad, la iniquidad y el abandono.
Bajo visión semejante queda poco espacio para el escepticismo. Sí, las dificultades son enormes, nadie puede negarlo, y menos lo harían quienes desde el gobierno cotidianamente se esfuerzan por hacer más y mejor con menos.
Tampoco la sociedad debe caer en el escepticismo, y en cambio debe tomar en cuenta los avances que poco a poco surgen en todos los ámbitos de la sociedad.
Cierto, cada día lacera más la escalada de inseguridad, pero para reducirla ya se trabaja en las aulas de la enseñanza primaria y de ahí hasta la enseñanza superior.
Diversos programas para combatir la inseguridad ha puesto en marcha el gobierno del estado; debe la sociedad ser corresponsable y cumplir la parte que le corresponde, porque la gobernanza es democrática y participativa. n
*Titular de la Coordinación Estatal de Planeación
