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jueves, 25 abril, 2024
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“Vivir en México es ser un posible daño colateral”, comenta el escritor Juan Villoro

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Por: ARAZÚ TINAJERO •

■ Criminalización de las víctimas, consecuencia de la administración de Felipe Calderón, dice

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■ El periodismo debe cambiar el ángulo a fin de darle prioridad a la vida, señala Aristegui

Una de las consecuencias más terribles de la llamada Guerra contra el narcotráfico, que se llevó a cabo durante la administración del ex presidente Felipe Calderón, fue la criminalización de las víctimas, la cimentación de la idea de que todo aquel que moría en una situación violenta era responsable de algo.

Todos, expuso el escritor Juan Villoro, fuimos víctimas de este proceso psicológico hasta que poco a poco comprendimos que cualquiera de nosotros podía ser víctima, es decir, que “vivir en México hoy día es ser un posible daño colateral, como se le llama a los muertos inocentes”.

Durante su participación en el evento Disentir en silencio: violencia contra la prensa y criminalización de la protesta en México, en el que estuvo acompañado por las periodistas Carmen Aristegui y Lydia Cacho, el autor de Dios es redondo dijo además que fue un proceso difícil darnos cuenta de que esa criminalización no estaba lejos de nosotros. “Estaba al lado nuestro, estaba en nuestras familias y podría estar en el espejo”.

Convencernos de esto, agregó, fue posible gracias a fenómenos como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el poeta Javier Sicilia, a través de los cuales se pudo encarar el dolor y visibilizarlo.

De igual forma, la conciencia de esta situación se alcanzó a partir de la labor desarrollada por un grupo de periodistas que puso el acento en las víctimas, dando origen a una nueva manera de reconocernos, es decir, “entender que el problema de la violencia es un asunto en el que está implicada toda la sociedad, es una descomposición social de la que deben informar todos los periodistas”.

Para Villoro, quien también es columnista del diario El País, lo verdaderamente importante en un México devastado y violento no es informar sobre los hechos más truculentos sino tratar de restituir las ausencias, “rendirle un homenaje narrativo-descriptivo a las víctimas, tratar de dotar de sentido a lo que se está perdiendo”.

 

Son 43 pero son millones lo que representan: Aristegui

México está pasando por un momento especial. Algo está tocando las fibras de la sociedad. Los 43 jóvenes desaparecidos han significado “la sacudida”, el caso emblemático que nos permite hablar de ellos y, con ellos, dar un registro del largo periodo de decenas de miles de muertos y desaparecidos en nuestro país, expuso la periodista Carmen Aristegui durante una de sus participaciones de este martes en las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2014.

En este sentido coincidió con Villoro al destacar el trabajo de los periodistas en este proceso de sensibilización. “Hoy informar en México tiene que ir de la mano de dar cuenta de que la sociedad se encuentra en un nivel de exigencia que no tenía hace mucho tiempo. Tenemos que informar de los planes de gobierno, de las iniciativas del Congreso, de lo que dicen los políticos, pero hoy el principal actor que se sobrepone a cualquier otra fuente de información es precisamente la sociedad”.

Más allá de hablar de los ríos de sangre, expuso Aristegui, el periodismo debe cambiar el ángulo a fin de darle prioridad a la vida. Debe ser un acompañamiento a la sociedad en esta exigencia de justicia a la que entró la sociedad apenas en estos últimos dos meses.

Finalmente, la periodista Lydia Cacho, quien compartió la terrible experiencia de amenazas y secuestro de la que fue objeto por su labor periodística, concluyó también que al periodismo mexicano le corresponde ser una lámpara para iluminar al país a pesar de que deba enfrentarse una situación de lucha por la supervivencia.

 

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