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jueves, 28 marzo, 2024
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Salvador Cienfuegos: cuestión de Estado

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Por: FRANCISCO GONZÁLEZ ROMO* •

La semana que termina, fuimos sorprendidos por la noticia de que el General Salvador Cienfuegos, quien ocupara el cargo de Secretario de la Defensa Nacional durante el sexenio del delesnable Enrique Peña Nieto, fue liberado en Washington, EEUU, tras ser detenido en el Aeropuerto de “Los Ángeles” el pasado 15 de octubre, al encontrarse bajo una investigación en ese país, por los hechos que pudiesen ser constitutivos de delito, consistentes en apoyo a las operaciones ilícitas de un grupo dedidado al narcotráfico en México, así como por supuestamente participar (ya sea por acción o por omisión) en el tráfico de drogas desde nuestro país hacia el imperio; ambos durante su gestión como máximo jefe militar de las fuerzas armadas de nuestro paías.

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Las noticias de la detención y de la liberación del jerarca castrense, por supuesto, tuvieron que ser tratadas en “la mañanera”, con el cuidado debido que caracteriza al Presidente, pero también, con los matices subjetivo, ideológico y personal que acompañan a sus declaraciones. Así, en un primer momento rechazó cualquier intervención oficial del Gobierno Mexicano (salvo la que derivase de los derechos que como ciudadano de ésta Nación en país extranjero tuviese Salvador Cienfuegos), para gestionar la repatriación o acelerar la liberación del efectivo militar; para después retomar el tema como un asunto de soberanía nacional y cooperación entre países socios e iguales, por lo cual, el Canciller mexicano y el Fiscal de la República, habrían hecho las maniobras jurídicas necesarias y los llamados políticos en tono duro pertinentes, a las autoridades norteamericanas correspondientes, para que en 15 minutos en audiencia de ley, el Fiscal adscrito al caso desestimara la acusación ante un Juez estadounidense, este último firmara el acuerdo derivado y el General Cienfuegos quedara bajo custodia de los Alguaciles de Washington en su viaje en avión oficial al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Por lo que era de esperarse, entonces, que este giro de percepción del Ejectuvo Federal y sus consecuencias, ocasionase recelo y perspicacia en las personas que de alguna manera hemos seguido el desenvolvimiento de estos los acontecimientos.

El tema nos lleva sin duda alguna a cuestionarnos el peso del Ejército en las definiciones de Estado, disquisición tan antigua como la organización de la sociedad política y misma que ha dejado una impronta, me atrevo a decir, en todas las constituciones de los Estados Modernos, por lo que México no puede ser la excepción. Situaciones como estas van de la mano con lo que los juristas llaman “Estado de Excepción”, cuya definición se vuelve compleja debido a que su existencia se sitúa entre los procedimientos políticos y jurídicos; se encuentra “en la paradójica situación de ser medidas jurídicas que no pueden ser comprendidas en el plano del derecho [por lo que] (…) se presenta como la forma legal de aquello que no puede tener forma legal.” (Agamben; 2003, 24).

Definir el Estado de Excepción, según el filósofo citado, nos remitiría a estudiar la relación que guarda con los conceptos de guerra civil, insurrección y resistencia, así como con el antecedente latino del mismo: el Estado de Sitio. Siguiendo a este autor, el Estado de Sitio surge de la Asamblea constituyente francesa, (8 de julio de 1791) que distingue el estado de paz, en el cual la autoridad civil y la militar actúan dentro de su propia esfera; el estado de guerra, en el que la autoridad civil actúa en acuerdo concertado con la militar y el estado de sitio, en el cual la totalidad de funciones de la autoridad civil, en materia de orden y policía, se encuentran bajo el mando militar (Agamben; 2003).

Haciendo un somero análisis de lo que ha venido sucediendo en nuestro país, a partir de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2011 en Estados Unidos de América, hasta el momento en el que el General Salvador Cienfuegos Zepeda fue liberado, implica aceptar la tesis de Sergio González Rodríguez (Campo de Gerra, Edit. Anagrama), en la cual asegura que nuetsro país se encuentra en un Estado de Guerra permanente y localizar nuestro estatus jurídico en Estado de Excepción intermitente.

El presente artículo es un llamado a la reflexión de los actores políticos a nivel nacional y, en específico, a los zacatecanos, para deponer dentro de la medida de nuestras fuerzas, esta situación. El gobierno federal actual ha continuado con la política de Estado de Excepción impuesta desde los albores del presente siglo al Sur Global, por parte del imperialismo norteamericano, cuya sociedad no puede sobrevivir sin el constante flujo de materias primas provenientes de los países subdesarrollados, como bien lo ha demostrado Atilio Borón (2012). Esperamos que más que desunión, esta reflexión genere un concenso crítico que permita trazar rutas más claras para una emancipación real futura y que anime sobre todo a los militantes de MORENA a actuar positivamente en la consecución de lo que López Obrador ha dado por llamar las Bases de la Cuarta Transformación de la Vida Nacional.

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