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jueves, 28 marzo, 2024
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Inseguridad: percepción y realidad

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

El charco de sangre en la plaza, dos niñas curioseando desde las alturas de una jardinera, una más caminando saltarinamente sobre el rojo vivo, y un pequeño, menor que todas ellas, vestido con camulfaje, limpiando con escoba en mano los restos de un homicidio, nos estremecieron el pasado miércoles gracias a la imagen de la fotógrafa Flor Castañeda, de El Sol de Zacatecas.

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Horas antes había ocurrido una doble ejecución en plena mañana, mientras decenas de personas realizaban su andar cotidiano en una de las zonas más concurridas de la capital.

Doscientas personas por minuto transitan por el lugar, estimó en sus redes sociales un ex funcionario municipal. Es de creerse, la plaza Bicentenario es lugar de reunión, tiene sitio de taxis, paradero de autobuses locales y foráneos, actividad comercial, y hasta estacionamiento.

La fotografía le puso imagen al horror. Los vídeos circulantes completaron el cuadro: dos cadáveres bajo la mirada pública recordando a los paseantes qué tan cerca estuvieron de las balas.

Dos días después, Daniel Robles narraba su breve estancia en el lugar del homicidio.

Contó de la tensión en el aire, de las miradas morbosas buscando lo que no se quiere ver.

Narró también su encuentro con Rubén quien vende flanes y gelatinas para sobrevivir después de quedar en silla de ruedas por el balazo que recibió cuando trabajaba en una gasolinera.

Libró ese asalto a costa de su movilidad. El miércoles pasado volvió a ver las balas de cerca, aunque tenían otros destinatarios; un policía municipal de Calera, y una mujer que dejó cinco hijos (hoy huérfanos) esperándola bajo el cuidado del mayor, de apenas 6 años.

Habían pasado dos días, pero los hijos de Rubén todavía encontraron un casquillo asesino que ni los servicios periciales, ni los de limpia, ni tampoco el niño de camuflaje habían retirado.

 

La realidad da la razón a los números. La semana pasada conocimos también el resultado de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). En ella, Zacatecas capital y Fresnillo están entre las cinco ciudades donde sus habitantes se sienten más inseguros. Es el único estado que repite con dos localidades en esa estadística.

 

No es paranoia, Zacatecas es el estado con más homicidios a nivel nacional, con 65 por cada 1000 habitantes, por encima de Tamaulipas, Guerrero, Veracruz, Chihuahua, o cualquier otro estado que antaño considerábamos más peligroso que el nuestro.

 

Como cada quien habla según le va en la feria, no falta quien asuma que es una tendencia nacional, pero no es así. En lo general la percepción de inseguridad va a la baja, y está hoy 12% más abajo que a mediados del 2018.

Pero Zacatecas es distinto. Fresnillo es la segunda ciudad donde la gente se siente más en riesgo en cajeros automáticos (90.9%) y la tercera que percibe más peligro los bancos (82.3%).

El mineral es el lugar donde más gente evita caminar de noche en alrededores de su vivienda (79%) y donde la gente evita más visitar parientes (66%) por temor a la inseguridad.

También es la ciudad donde más gente reporta haber identificado disparos frecuentes cerca de su vivienda los últimos tres meses, con 81%, más que Tijuana con 73% o Nuevo Laredo con 71%.

También son los fresnillenses los más pesimistas de todo el país en materia de seguridad, pues 85% piensa que la situación seguirá igual o empeorará en los próximos 12 meses.

Desde el punto de vista gubernamental no hay mejor chivo expiatorio que la federación, y algo de razón hay en ello porque muchos de los delitos de impacto son de fuero federal.

Sin embargo, la ENSU deja claro que aunque Fresnillo es de las entidades donde se percibe menos efectividad de las fuerzas federales: Ejército 57% (84% a nivel nacional), la Guardia Nacional 42% (75% a nivel nacional); Marina 66% (87% a nivel nacional), es mucho mejor que la evaluación ciudadana a las fuerzas locales que le concede efectividad de 33% a la policía estatal y 21% a la municipal.

Toca a cada quien hacer su parte, ni duda cabe. Pero pensar en la paja en el ojo ajeno, quita tiempo para resolver la viga que se lleva dentro…

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