Después de que en entregas anteriores se manifestó en esta columna la imperiosa necesidad de volver a habilitar los edificios denominados como teatro, precisamente para este propósito, desdé el Taller Laboratorio Teatral “Escenautas” se tomó la iniciativa de hacer valer estas propuestas las que eran encabezadas por la más importante de ellas: volver a presentar espectáculos de teatro en algún escenario diseñado y destinado para este efecto. Otras propuestas colaterales consisten en que no solo se abran a los grupos teatrales, sino que sea habilitado para permitir la realización de otras actividades escénicas que sean compatibles con este tipo de escenarios, como la presentación de grupos de danza de todo tipo, grupos musicales diversos, orquestas sinfónicas, orquestas de cámara, recitales de poesía, de canto, cuentos y tantos otros que dan vida y lustre al arte escénico.
Pudiera decirse que cumplidos los dos puntos anteriores los objetivos han sido cumplidos, pero de nada servirían si no se llega a cumplir el propósito más importante del espectáculo, atraer al público que asista a los eventos, con la obligada necesidad de encontrar el receptor ideal para cualquier espectáculo artístico, sino que, poco a poco lograr la simbiosis entre los que actúan y los que disfrutan el espectáculo, y en este conjunto de logros, lograr los afianzamientos necesarios para hablar de un proceso cultural colectivo dentro del terreno de las artes escénicas y principalmente el propósito principal dentro de esta secuencia, el de educar audiencias para todo tipo de espectáculos.
Volviendo a la propuesta de rescatar teatros, es importante resaltar la feliz coincidencia entre varios factores, el cambio de semáforo sanitario relativo a los cuidados públicos hacia la pandemia, la avidez por parte de algunas instituciones por despertar del marasmo generada por la misma, el interés de un grupo de personas empecinadas en este proyecto y el hecho de que el taller “Escenautas” se mantuvo en activo la mayor parte del tiempo transcurrido durante la alerta de salud pública. Así, dadas estas felices circunstancias, durante el mes de septiembre se tuvieron presentaciones de varios trabajos de teatro en espacios alternativos como la Librería “Don Quijote”, cuyo propietario, el Lic. Roberto Sánchez Reyes, es uno de los principales gestores del proyecto encaminado al rescate de los teatros; también, se presentaron trabajos en el Centro Cultural “Ciudadela del Arte”, dirigida entusiasta y funcionalmente por el ingeniero Manuel Meza Montalvo, y el espacio de coexistencia cultural “Musers” del arquitecto Cristián Félix Meza. Y por parte del Taller ya citado, el invaluable entusiasmo y acertada gestión del arquitecto Juan Ignacio García Salas, todos ellos codo a codo en tal empeño con el que esto narra.
Al presentarse todos estos factores, dio la casualidad de que desde febrero se venía trabajando un proyecto inicialmente patrocinado por el Instituto Zacatecano de Cultura, entonces bajo la dirección del maestro Alfonso Vázquez Sosa, a través de la Dirección de Enseñanza e Investigación a cargo de la doctora Xóchitl Marentes. En dicho taller se montó una adaptación del episodio histórico que dio origen al movimiento de independencia de la Nueva España, hoy México, de la corona española después de tres siglos de dominio inhumano, inconsciente e injusto: “El Grito de Dolores”.
Una vez dado lo anterior, todo fue conjuntar buenos oficios y deseos propositivos. El Ayuntamiento de Fresnillo, a través del doctor Ángel Rocha Domínguez, jefe del Departamento de Acción Cívica del ayuntamiento, invitò al grupo a presentarse con este trabajo ni màs ni menos que al Teatro “Echeverrìa”, escenario majestuoso y principal centro cultural del municipio, donde se presentó “El Grito”. El día 13 de septiembre.
Posteriormente, el 24 de septiembre, se presentó la misma pieza en el Teatro Saavedra de la Unidad Académica de Preparatoria, Plantel I de la Universidad Autónoma de Zacatecas, bajo la dirección del maestro Juan Francisco Rivera Gómez y con la valiosa gestión del maestro Juan Elías Raudri del Río. Además de los mencionados, en esa ocasión se contó con la presencia del doctor Rodolfo Pinedo, coordinador del Área de Arte y Cultura en representación del Doctor Rubén Ibarra Reyes, Rector de la UAZ y la doctora Angélica Colín Mercado, directora de la Unidad Académica de Preparatorias de la Universidad.
Dadas todas estas felices circunstancias y tantas voluntades, se pudo lograr lo que parecía imposible, que un grupo de entusiastas teatreros, con bajo perfil y nulo presupuesto, pero sobrados de entusiasmo, voluntad y visión de futuro comenzara a cimentar el camino de lo que hasta hace poco parecía imposible, abrir los espacios escénicos, para desarrollar trabajos artísticos en beneficio no solo para el grupo, sino para todos aquellos que vean en este proyecto una forma de rescatar la cultura en general, darle un uso funcional a los espacios diseñados para el arte y la educación de audiencias para la apreciación del arte.
