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jueves, 28 marzo, 2024
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La pandemia ha convertido a los festivales en una especie en extinción

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Por: La Jornada •

Ciudad de México. Aún en un formato híbrido, con algunas funciones presenciales y otras en plataformas digitales, así como conversatorios especializados, clases magistrales y mesas de diálogo, entre más de 150 actividades, la quinta edición del Black Canvas Festival de Cine Contemporáneo, a efectuarse en la Ciudad de México entre el primero y el 10 de octubre, ofrecerá 12 premieres mundiales, tres estrenos internacionales, 45 latinoamericanas, 43 nacionales y 10 filmes proyectados por primera vez en la Ciudad de México, su sede, en el primer adelanto que ofrecen de la que será la celebración de su primer lustro de existencia.

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La selección de este año 2021 contempla estrenos internacionales como Introduction (Corea del Sur, 2021), de Hong Sang-soo, tras formar parte de la competencia internacional de la Berlinale; Diarios de Otsoga (Portugal, 2021), de Miguel Gomes, que formó parte de la Quincena de Realizadores en Cannes 2021, hace un par de meses. Entre los estrenos latinoamericanos se encuentra la “última obra maestra” del austriaco Peter Tscherkassky, Train again (2021), cortometraje de vanguardia realizado en el cuarto oscuro, y que también estuvo en la quincena de realizadores este 2021, así como el taiwanés Tsai Ming Liang, cuyo reciente corto The night (2021), estrenará en septiembre próximo en la Mostra de cine de Venecia.

La función inaugural será Synonyms (Francia-Israel-Alemania, 2019), de Nadav Lapid, ganadora del Oso de Oro en la más reciente Berlinale , junto con su cortometraje The star (Israel-Estados Unidos, 2021). Entre las películas mexicanas seleccionadas se encuentra el estreno mundial de Preludio a Colón (México-Francia, 2020) dirigida por Florence Mallfato y el latinoamericano de El lado quieto (México, 2021), de Miko Revereza y Carolina Fusilie.

“La programación del Black Canvas se ha convertido en un referente para Latinoamérica y una de las principales a escala nacional, por su arriesgada curaduría y por priorizar el cine y sus películas como esencia en la columna vertebral de un festival de cine. Buscamos ofrecer a la cinefilia de la Ciudad de México una oferta cinematográfica novedosa en términos de búsquedas y exploraciones del lenguaje cinematográfico. Tenemos el compromiso por descubrir nuevos cineastas y dar un seguimiento puntual a directores que hemos presentado en anteriores ediciones”, explicó Claudio Zilleruelo, director fundador de la iniciativa.

Contra las adversidades

La edición inaugural del Black Canvas Festival de Cine Contemporáneo habría de efectuarse el 19 de septiembre de 2017, día en que ocurrió el más reciente terremoto en su sede, la Ciudad de México, lo que obligó a posponerla por dos meses. Finalmente, logró llevarse a cabo con entereza y discreción, si bien manteniendo la totalidad de su programación de aquel primer aniversario, correspondiéndose, en espíritu y congruencia, a los modelos de películas que programa: producidas desde los márgenes, la independencia y que a nivel industrial se separan del capitalismo y los intereses millonarios del sector fílmico de gran circulación comercial.

Las consecuencias de la pandemia provocada por la irrupción del virus SARS-CoV-2 a fines de 2019, han provocado que los festivales cinematográficos se encuentren en la antesala de convertirse en una especie en extinción y aquellos que logren sobrevivir, señaló Zilleruelo, serán –o ya lo son– privilegiados sí, y sólo sí, defienden la proyección en pantalla grande, el gran formato del cine, y continúan fomentando el encuentro del público con los creadores y congregar a las personas en el espacio público de una proyección, sea al aire libre o en el espacio de una sala que apague sus luces y encienda el proyector.

“Sólo así seguirán existiendo los festivales en un momento que muchas películas y productores, por medio del comercio con las múltiples plataformas de streaming prefieren estrenar sus contenidos en una computadora, una tableta electrónica o un teléfono inteligente. Pero siempre habrá cineastas que su único acceso con un público será en un festival de cine, que acompañe y cobije con admiración sus exploraciones con la imagen y búsquedas narrativas”, prosiguió el programador y cineasta.

Un modelo alternativo y autónomo

El presente año se presentarán más de 140 películas, en sus distintas sedes como la Cineteca Nacional, Cinemex (Insurgentes y Reforma), el auditorio del Instituto Goethe, La Casa del Cine y la Universidad de la Comunicación –institución que organiza y apoya en su estructura al festival–, con proyecciones al aire libre, además de abarcar todo el territorio nacional por medio de la plataforma FilminLatino del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), que ofrecerá hasta 70 por ciento de su programación.

Parte de su resistencia ante las distintas crisis que ha atravesado, desde los recortes presupuestales hasta las contingencias sanitarias y los sismos, radica en que este festival se integra y fundamenta en modelos alternativos de producción, además de autónomo, y que es organizado en su estructura por la Universidad de la Comunicación preocupada por revolucionar por medio de la cultura y de integrar a los jóvenes a los movimientos culturales de la ciudad.

“Hemos establecido en cinco años redes de confianza con los productores, distribuidores y directores que nos permiten mostrar sus películas, dándoles el lugar y espacio de manera cuidadosa en cada una de nuestras secciones. Por eso presentamos 12 estrenos mundiales de cineastas que podrán darse a conocer en la escena de cine del mundo y otros que nos confían sus películas para hacerlas llegar a una audiencia que ya espera ansiosamente encontrarse con estas filmografías”, concluyó Claudio Zilleruelo.

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