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miércoles, 24 abril, 2024
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Saint Maud, de Rose Glass

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 486 / Cine

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En la industria fílmica moderna, el cine de terror más interesante es aquel que se ha permitido utilizar dicho género como una alegoría o representación de la experiencia humana. Muchos de los grandes clásicos de terror, si bien hacen uso de elementos ficcionales, también desarrollan dentro de su argumento ideas o temáticas que se encuentran muy arraigadas a la realidad.

Bajo dicha lógica, el nuevo cine de terror también ha explorado diversas facetas de la condición humana, sin dejar de lado las atmósferas inquietantes de dicho género. Esto se ve representado en las primeras obras de directores como Jordan Peele (Get out, Us), Robert Eggers (The witch, The lighthouse) y Ari Aster (Hereditary, Midsommar). A las filas que conforman estos nuevos autores del género se puede sumar la británica Rose Glass, quien con Saint Maud (2019) su filme debut, presenta un inquietante relato de terror psicológico muy bien construido.

La película sigue la historia de Maud (Morfyd Clark), una joven enfermera que es contratada para ser la cuidadora personal de Amanda Köhl (Jennifer Ehle), quien antes fuera una prestigiosa bailarina y coreógrafa de danza conceptual, pero que ahora se encuentra confinada en su hogar por una enfermedad terminal.

En sus intentos de dejar atrás su traumático pasado, Maud se ha vuelto una persona solitaria y muy religiosa, a tal grado de estar convencida de manera genuina de tener una conexión directa con Dios, siendo su misión en la Tierra realizar los deseos expresos del Señor. Es así como Maud se obsesiona con la idea de volverse la “salvadora” de Amanda, una mujer bastante resentida con la vida por su situación actual.

Tomando dicha premisa como punto de partida, la directora elabora, en menos de noventa minutos, una interesante y por momentos perturbadora exploración de los peligros del fanatismo, así como de los alcances de la demencia y la depresión cuando no son tratadas a tiempo. Estos temas se encuentran encarnados en el viaje físico, mental y emocional de Maud, que es interpretada de manera impecable por Morfyd Clark.

Con una puesta en escena impresionista, Glass sumerge al espectador en las tribulaciones de la protagonista, quien, como una suerte de mártir, padece todo tipo de sufrimientos al llevar a cabo los designios de Dios. A medio camino entre The Exorcist (1973) y First reformed (2017), la cinta se vuelve una efectiva mezcla de body horror y drama existencial, al mismo tiempo que hace uso de los mejores elementos del subgénero de terror religioso.

Así, Saint Maud resulta ser una intensa travesía hacia la crisis espiritual de una mujer que hace hasta lo imposible por salvar a quienes la rodean, y en dicho proceso, a sí misma. Es en este audaz y prodigioso debut que se dejan ver las habilidades como directora de Glass, quien ya se puede considerar como una de las mayores promesas en el cine de terror contemporáneo.

 

 

 

 

 

 

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