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sábado, 20 abril, 2024
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Kamala Harris, un gran factor progresista en el gobierno de E. U.

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

La reciente visita de la vicepresidenta de nuestro vecino del norte provocó expresiones que indican un desconocimiento preocupante sobre su trayectoria y compromisos de fondo sobre los programas gubernamentales de su gobierno. Algunos de los intelectuales más relevantes de la oposición conservadora claman para que ese gobierno asuma un papel crítico ante el gobierno de AMLO, mientras que algunos de los defensores de este suponen que la política del gobierno encabezado por Biden y Harris hacia México no será diferente a las del pasado. Yo creo que ambas partes se equivocan.

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Durante el año 2019 apareció en inglés el libro titulado “Nuestra verdad” escrito por la senadora por California, Kamala Harris, durante el 2020 fue traducido al español y, en este 2021, ya está circulando tanto en España como en América Latina. Recordar estas fechas permite, de entrada, entender que el texto es la historia de la familia de la autora, la historia de su infancia y de su vida en el marco de las importantes luchas en las que ha participado en favor de los derechos de los más débiles, pero que no contiene los avatares de su designación como candidata a la vicepresidencia de su país en fórmula con Joe Biden, ni la campaña contra la reelección de Donald Trump ni, mucho menos, su desempeño como vicepresidente en funciones.

El libro nos informa que tanto su madre como su padre arribaron a California como estudiantes al conseguir una beca para estudiar en la universidad de Berkeley, ella proveniente de la India y él de Jamaica. Se casaron, tuvieron a sus hijas Kamala y Maya y decidieron hacer su vida en E. U., compartiendo su tiempo como estudiantes y participantes en el intenso movimiento en favor de los derechos civiles y el derecho a voto ocurrido durante la década de los años sesenta; participaron en manifestaciones pacíficas en las que la policía los atacó con mangueras y se manifestaron contra la guerra de Vietnam. Escucharon a Martin Luther King en Berkeley y su madre llegó a conocerlo. Los primeros capitulos muestran que fue en su familia, particularmente con el ejemplo de su madre, donde Kamala se comprometió con los valores clásicos del progresismo en el mundo: Justicia y libertad. Con esa convicción realizó sus estudios y luchó para conquistar los votos necesarios para ocupar la fiscalía del condado de Alameda, seguido de otros cargos que le permitieron formarse como una experta procuradora de justicia hasta convertirse, luego de una intensa y competida campaña electoral, en la fiscal general del estado de California. Desde ahí se destacó como una defensora implacable, con la ley en la mano, de los derechos de las minorías más vulnerables: los jóvenes soñadores o “dreamers”, los niños separados de sus padres migrantes indocumentados, las mujeres victimas de la violencia de genero y trata, los presos pobres y otros temas igualmente importantes.

Es verdaderamente apasionante su relato de la lucha que libró en defensa de los miles de californianos afectados en 2008, por la gran crisis económica provocada por el estallido de la burbuja inmoviliaria y la irresponsabilidad del sector financiero que provocó un desastre patrimonial a millones de personas que perdieron sus casas y sus ahorros. De acuerdo con la autora, lograron rescatar más de 20 mil millones de dolares para los afectados en esa entidad de la unión americana. Su conducta en ese momento y sus iniciativas para eliminar todas las formas de discriminación en la impartición y administración de justicia no dejan lugar para la duda: Kamala Harris es un activo muy importante de las fuerzas progresistas en el gobierno de E. U.

Su progresismo queda de manifiesto cuando señala que: “A diferencia de muchas otras naciones ricas, Estados Unidos no dispone de un sistema de salud universal para sus ciudadanos, por el contrario, los estadounidenses necesitan algún tipo de seguro médico privado para cubrir sus gastos en materia de salud. En términos generales, los empleadores ofrecen seguros privados cuyas coberturas y costes varían, al igual que la parte de la prima del seguro que debe pagar el empleado. Esas primas se han incrementado durante años y lo han hecho mucho más rápido que los salarios. Este sistema, en el que el acceso a la sanidad depende de cuánto se gana ha creado unas desigualdades tremendas en Estados Unidos. Es una vergüenza que exista una diferencia de 10 años en la esperanza de vida entre las mujeres más ricas y las más pobres. Ser pobre reduce la esperanza de vida más que una vida entera fumando.”

La ahora vicepresidenta también fija su posición con toda claridad a favor de los trabajadores; explica cómo durante varias décadas después de la Segunda Guerra Mundial, la productividad de la economía en EU mejoró un asombroso 97%, mientras que los salarios de los trabajadores crecieron un 90%. Así fue como Estados Unidos construyó la clase media más grande del mundo. Pero durante las décadas siguientes, con la hegemonía neoliberal, las empresas aplicaron una política muy distinta: mientras que entre 1973 y 2013 la productividad mejoraba un 74% la remuneración de los trabajadores aumentó sólo un 9%. Durante la década de 1980, el Presidente Reagan convirtió esa idea en el núcleo de la política económica del Partido Republicano: Redujo los impuestos para las empresas y los accionistas. Se opuso al aumento del salario mínimo y a la idea misma del salario mínimo. Desmanteló los sindicatos, la fuerza más poderosa en Washington en la lucha en favor de los trabajadores. Para ella, la concusión es evidente: fortalecer la sindicalización, incrementar sustancialmente los salarios minimos y recuperar el papel del Estado en el desarrollo económico. Esa es la política laboral del gobierno y es la postura contenida en el anexo laboral del Tmec, cuyo cumplimiento están ya exigiendo los legisladores democrátas.

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