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miércoles, 24 abril, 2024
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Hemos trabajado año y medio sin parar, gran parte del personal ha llegado al límite: médicos

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Por: SCARLETT LLAMAS •

Lo más difícil de la pandemia lo vivimos en diciembre, enero y febrero: Roberto Ibarra

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“Compañeros y colegas están renunciado por el estrés al que están sometidos”

La peor parte es ver a tantas personas morir: Javier Falcón, médico del ISSSTE

Hubo una sensación de fatiga física y también emocional, manifestándose en dificultad para conciliar el sueño, pesadillas de estar intubando pacientes

 

“El agotamiento es acumulativo; realmente hemos estado casi año y medio trabajando sin parar”, dijo el neumólogo Roberto Ibarra Infante, quien se desempeña en el área Covid del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), “y lo que falta”, agregó.

De acuerdo con su experiencia, los días más difíciles fueron diciembre, enero y febrero, “porque no había un hueco tanto en las instituciones públicas como en las privadas”. Anímicamente hablando, esto se tradujo en que gran parte del personal “ha llegado al límite”; la situación fue tal, que “compañeros y colegas están renunciado por el estrés al que están sometidos”, precisó, al someterse a jornadas muy extenuantes y más que nada “el hecho de enfrentarse a una enfermedad tan catastrófica y muchas veces con tantos eventos tristes de pérdida de vidas humanas”.

Por su parte, para Javier Falcón, encargado del área Covid del hospital número 26 del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la experiencia de trabajar en el Sector Salud durante la contingencia por el Covid-19, ha sido ambigua; por una parte, puntualizó que ha sido pesado, en el sentido de que había un exceso de trabajo a la par de que había menos recursos tanto humanos como materiales, pero también fue satisfactorio trabajar por la sociedad en necesidad.

De acuerdo con el médico internista, la peor parte es ver a tantas personas morir, así como “lo que más nos agotó”; por otro lado, quedó “la satisfacción de ayudar a otros tantos a recuperar su salud”, aunque sostuvo, desde su punto de vista, que la pérdida de vidas más la escasez de material fue lo más desgastante, sobre todo durante los meses de noviembre y diciembre, cuando la situación se agudizó y “donde estuvimos trabajando materiales a cuentagotas”.

Esta fue una realidad para las áreas de enfermería, de terapia respiratoria, tanto como los médicos, que se vio agudizada por el agotamiento que venían arrastrando entre 8 y 9 meses de pacientes con crisis respiratoria, trabajo sin parar y, algunas veces, desenlaces fatídicos. En el mismo tenor hubo una sensación de fatiga física y también emocional, manifestándose en dificultad para conciliar el sueño, pesadillas de estar intubando pacientes.

Sin embargo, “hemos ido mejorando anímicamente, porque en estas últimas semanas, sobre todo a partir de que ha disminuido el número de pacientes y defunciones, y los pacientes que han tenido, presentan una evolución satisfactoria.

Del mismo modo, la vacunación fue un parteaguas que marcó un antes y un después, pues tranquilizó al personal médico tanto en lo emocional como físicamente «la mayoría empezamos a experimentar la sensación de que ya tendríamos menos posibilidades de contagiarnos y, por consecuencia, también contagiar a nuestras familias o a nuestros seres cercanos”.

Ibarra coincidió con estas ideas, y agregó que, como sucedió con el personal médico, la vacunación a adultos mayores ha resultado como una válvula de escape, porque ya pueden convivir con sus padres y tener mayor convivencia familiar.

Aunque en el mismo tenor lamentó que “hay muchos médicos del medio privado que no han sido vacunados, y personal de los hospitales privados que tampoco han podido adquirir las vacunas”, como lo son camilleros, personal de enfermería, de guardias, de químicos, etcétera, lo que considero injusto.

Otro lado positivo, es que, conforme ha pasado el tiempo, se ha aprendido a vivir con la enfermedad, es decir, identificar la mejor manera de tratarla y el equipo indispensable para acceder al área Covid, por lo que “han ido mejorando muchas cosas con el aprendizaje diario”.

De manera general, Falcón señaló que la pandemia evidenció que el sistema de salud mexicano tiene muchas carencias pues se trabaja al día “sobre todo con el abasto de medicamentos”, y que cuando hay una situación como esta, “nos vimos rebasados en varias situaciones”. En la cotidianidad, el sistema funciona, en parte, porque se fragmenta la población, pero cuando llega a concentrarse “nos hace conscientes de que no somos lo suficientemente fortalecidos”.

Atendiendo a los repuntes presentados en otros países, Ibarra afirmó que es inevitable que lo mismo suceda en el estado h en el país, “hay un riesgo alto de una nueva oleada en las próximas semanas”, dijo, por lo que sugirió ser prudentes; el Doctor Falcón complementó esto y recordó a la población que, si bien ya hay un número significativo de personas vacunadas, “eso no nos exenta de que podamos presentar la enfermedad”, por lo que es importante “no bajar la guardia y seguir cuidándonos” con las medidas del uso de cubrebocas, intensificación del lavado de manos y mantener todavía el distanciamiento.

“Ojalá que esto nos sirva para para que en el futuro nos volvamos recuperemos más el lado humano”, puntualizó.

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