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jueves, 28 marzo, 2024
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La Reserva Nacional de Talentos y la Resiliencia

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

ara el Dr. Guillermo Huitrado Trejo,
Maestro, Amigo y Líder vitalicio de la RENATA

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Ser parte de la Reserva Nacional de Talentos (RENATA) ha sido un privilegio para el que escribe, primero porque la invitación fue hecha por mi maestro el Dr. Guillermo Huitrado Trejo, quien ha sido uno de los mejores catedráticos que tuve en la licenciatura, ya después, el destino nos uniría en nuevos proyectos. La RENATA significa muchas cosas: un espacio de convergencia intelectual de varias corrientes filosóficas, políticas, ideológicas y culturales que solo se ven superadas por solidos vínculos de amistad y compañerismo. Somos en conjunto, un cúmulo de años, experiencias, derroteros profesionales y personales que van más allá de la salud y la enfermedad, de la temporalidad de un sexenio o trienio y, sin falsas modestias, somos unos verdaderos talentos que se enraízan a los recuerdos, a la historia de Zacatecas y a través de sus fronteras. Nuestra sede primaria es el café Acrópolis, lugar donde descansan los romances, las amistades largas y algunas aspiraciones políticas; los martes dialogamos, analizamos la realidad de México o el Mundo, incluyendo la comunidad de viudas que si existe. Otras ocasiones comentamos algún libro, llegan a tomarnos alguna foto o a pedirnos algún autógrafo. Somos todo menos un cuerpo colegiado de extraños, siempre atendidos espléndidamente por nuestras queridas amigas meseras y estimados amigos meseros; hemos tenido glorias pasadas, presentes y seguramente futuras pues la historia de la RENATA no tiene fin. Sin duda, hemos sufrido fuertes tormentas que han vulnerado la salud de alguno de nosotros; de inmediato surge la preocupación genuina, la visita solidaria y las oraciones ateístas desde la trinchera hogareña de cada individuo. La RENATA es también, presentación de libros y acciones altruistas, es el reconocimiento anual al activismo social y la designación aristocrática de nuevos integrantes entre los que destacan comunicólogos e intelectuales reconocidos en otras latitudes. Somos una organización hecha a nuestras propias reglas (Huitradistas), no necesitamos un acta notarial pues incluso, la RENATA puede cambiar de sede con la facilidad de moverse de mesa. En recientes fechas y con motivo de la pandemia del Covid-19, hemos resentido su impacto y varios integrantes hemos padecido sus consecuencias en nuestra salud al igual que otros males diversos; hemos resistido y resurgido, unos desde las cenizas fenixistas y otros desde los escombros, tambaleantes, un poco mermados o irreconocibles, pero poco a poco volvemos al riel, adoptando una nueva piel, más gruesa y resistente y, si la tal pandemia no nos ha enterrado, no sé qué lo hará, tal vez en la distancia los años pero quizás, nunca olviden al conjunto de valientes que integramos la RENATA, esa que se fortalece cada martes, aquella que no deja de abrevar en proyectos y nuevos anhelos. El conjunto de ideales de nuestros integrantes han forjado una armadura compuesta de diversos matices, han hecho sólida nuestra amistad, nos hemos constituido en familia y en una zona de confort ante cualquier adversidad, pues muchas veces y, sin decirlo, el aprecio se siente, el saludo es sincero, el abrazo se advierte sensible ante el éxito o el fracaso y, siempre que se necesite, existirá un buen consejo, una buena recomendación o incluso algún regaño del líder. Sin saberlo, la RENATA constituye una gran fuerza humana a la que recurrimos para sentirnos integrantes de una célula de hermanamiento que nos une y nos da una razón de vivir y actuar, en forma resiliente y airosa de nuestras adversidades. Tengo la fortuna de ser parte de una organización que no tiene par, que me ha brindado la oportunidad de conocer, valorar y apreciar a muchos seres humanos cabales, de los cuales, aprendo con mucho cariño pues el anecdotario es rico y basto al igual que los recuerdos de nuestros hermanos caídos a los que recordamos siempre. He querido escribir estas líneas para hacerles saber a mis hermanos renatos, el aprecio y el reconocimiento que siento por cada uno de sus integrantes, de igual manera, compartirle al colectivo social, algunas de nuestras cualidades no siempre valoradas por el estado, aunque tampoco lo necesitamos, pero sí, que se sepa que Zacatecas cuenta cada que se puede, con la RENATA, que estamos presentes en lo individual o grupal, que persistimos en el hoy y en la memoria y que pretendemos seguir avante ante los retos globales o locales. La RENATA pertenece orgullosamente a estas latitudes, somos de reserva única que mejora con el tiempo, somos la tinta que ha escrito importantes capítulos en la historia de Zacatecas, desde la academia, la política, el activismo social y la lucha ideológica, eso y mucho más, es la RENATA. ■

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