Los productores de papa de Estados Unidos se aprestan a inundar con su tubérculo, con todo y plagas, el mercado mexicano, si la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) les da el aval. Nos vemos ante el peligro de afectar los campos de cultivo mexicanos al importar papa fresca de EU, pues ello viola el derecho a la alimentación, y la seguridad nacional; además, pone en riesgo la fitosanidad del campo y con ello incrementamos la dependencia alimentaria al país.
La papa ocupa el quinto lugar en cuanto a su consumo a nivel nacional. Es por su valor nutritivo y energético, un alimento básico y necesario en la dieta de los mexicanos.
Su cultivo y las diversas labores que involucra representan una gran importancia económica y social para 21,600 familias que dependen de su cultivo; alrededor de 8,700 productores están involucrados, lo cual genera 17,500 empleos directos y 51,600 empleos indirectos con 6.9 millones de jornales al año. El valor de su producción es alrededor de 500 millones de dólares y genera inversiones por un monto de 1,950 millones de dólares.
El 65% de la papa que se produce en el país lo hacen pequeños productores de 22 estados del país durante todo el año. En vista de lo anterior, organizaciones que agrupan a todos los productores de papas (más de 8,700), así como productores en lo individual presentaron desde 2014 diversos amparos en contra de normas que permitían la entrada de plagas a nuestro país. Consiguieron sentencias en primera instancia en las que se les otorgó el Amparo y Protección de la Justicia Federal.
Esas sentencias favorables han sido impugnadas por la SADER en representación del presidente de la República y uno de los recursos interpuestos será resuelto en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el miércoles 28 de este mes.
Se trata de una batalla de casi dos décadas en las que los gobiernos panistas de Fox y Felipe Calderón y el priista de Enrique Peña Nieto, que se empeñaron en la entrada de la papa estadunidense, al margen de la producción nacional y de los riesgos fitosanitarios advertidos por las propias autoridades agrícolas de México.
El mayor impulso para esa incursión se dio durante el gobierno de Calderón, quien de forma secreta pretendió abrir la puerta a los estadunidenses a cambio de que México ocupara una silla en el entonces Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP), hoy llamado Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT).
El acuerdo señala que México “establecerá y pondrá en funcionamiento, previo a la conclusión del ATP, los mecanismos y reglas necesarios para la importación al territorio de México de papa fresca para el consumo proveniente de los EUA. Esta apertura de mercado estará basada exclusivamente en un esquema sujeto a las medidas de mitigación de riesgo descritas más adelante”. Mientras que la papa mexicana no puede ingresar a Estados Unidos.
Estados Unidos de América es el principal productor de papa fresca en el continente americano y ha mostrado interés en acrecentar su presencia en México.
De permitirse la entrada de papa estadounidense a México, se afectará a miles de productores nacionales, toda vez que la producción anual de papa en el país es de 1.8 millones de toneladas, con un valor de 14 mil millones de pesos. Mientras que en Estados Unidos la producción es de 20 millones de toneladas.
El contenido del acuerdo de Calderón con EU para sus objetivos políticos es producto de políticas neoliberales, pero sobre todo de la presión del gobierno de Estados Unidos de América, el cual, en protección de los intereses de sus agricultores, influyó en nuestro gobierno para que se permitiera la entrada de papa fresca sin tener sustento en un análisis científico que, en su caso, adoptara las medidas indispensables para proteger al campo mexicano.
