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sábado, 20 abril, 2024
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¿Por qué es vital la Educación Superior para el Desarrollo Nacional?

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Por: La Jornada Zacatecas •

¿Por qué es importante la educación superior en un país? Los procesos de desarrollo dependen de saberes especializados que, con su intercambio, generan el Estado de Bienestar. Además de las competencias genéricas que da la educación de tercer ciclo: mejores procesos mentales que dan herramienta para que la democracia florezca. La democracia depende de las competencias deliberativas de sus sujetos, éstas dependen a su vez de las competencias lógicas, argumentales y críticas, que claro está, son producto de una educación de nivel superior. Si alguien, de pronto aparece con teorías de la conspiración y afirma que la vacuna es una forma de manipulación de un poder secreto, y por eso llama a no vacunarse, es cosa de aplicar un poquito de pensamiento crítico para desmontar dichas teorías y ponerlas en el cesto de las sandeces. La ausencia de pensamiento crítico hace que se crea en sandeces, y con ello, se vaya al cesto de basura no las teorías absurdas, sino la democracia.

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Los saberes especializados van desde métodos para producir alimentos, hacer carreteras, cuidar la dentadura o planear un presupuesto público. Son saberes que movilizan valor público. La apropiación de conocimiento especializado y aplicarlo es muy importante. También la posibilidad de contar con formación para investigar el origen de los problemas y el diseño de estrategias para llegar a soluciones es un efecto de la educación superior. Todo junto reúne las condiciones de la innovación social. ¿Hay transformación positiva sin innovación? ¡Claramente no!

Como es generadora de valor, la educación es una vía de movilidad social; y por ello, es un camino cierto a la equidad social. Al igual que en todo el sistema educativo nacional, en el ámbito de la educación superior se presenta el desafío de la equidad: los estudiantes de educación superior –tanto de instituciones públicas como privadas– provienen de los deciles más altos de ingreso. Así las cosas, un presupuesto con una atención de este tipo es regresivo. La manera de hacerlo progresivo es universalizar el servicio. Pero no basta con abrir la matrícula como si fueran compuertas de una presa, se debe planear la oferta educativa y los modelos pedagógicos, para garantizar lo que arriba decíamos sobre la posibilidad de que las universidades formen en saberes especializados relevantes y en pensamiento crítico.

Ahora mismo, después de 2 años del nuevo gobierno, no hay políticas para reorientar la oferta educativa ni programas específicos para ampliar la cobertura. Apenas hace unas pocas semanas se publicó la llamada ‘Ley de Educación Superior’, la cual aún no ofrece un faro para este tema de preocupación nacional. En los 17 programas prioritarios del gobierno federal no aparecen por ningún lado las universidades. Y los recursos para la investigación siguen estancados en medio punto porcentual del PIB. Así las cosas, si un gobierno no tiene en sus prioridades a la educación superior, ¿puede ser considerado progresista? Omitir una política decidida a la educación terciaria equivale a maniatar la movilidad social y a detener el motor de todo desarrollo humano en estos tiempos: la innovación.

Las transferencias monetarias ayudan a paliar las crisis, pero no detonan procesos de desarrollo. Cambiar la estructura social de los beneficiarios de la educación universitaria acompañada de las bases materiales de la ocupación de mano de obra calificada, sí transforma la realidad de un país. México hace lo primero y omite lo segundo: si no cambia esto, continuaremos en el pantano.

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