Se cumple una semana del inicio de campañas y hasta el momento aún no levantan el interés entre la ciudadanía que como lo advertimos se encuentra inmersa en la preocupación por la emergencia sanitaria, la jornada de vacunación, la crisis económica y la seguridad. Las elecciones del 6 de junio próximo por el número de cargos y la extensión territorial que comprenden, serán las más grandes y complejas de nuestra historia. En estas se están disputando 15 gubernaturas con sus respectivas legislaturas y ayuntamientos y se renueva la Cámara de los diputados federales.
Esta última constituye un referendo de la administración del presidente López Obrador, se pone sobre la boleta si Morena conserva la mayoría o el voto favorece por la alianza del PAN-PRI-PRD, cuya construcción no es ideológica sino tiene el único fin de quitarle al presidente el control de la Cámara de Diputados y ponerle freno a su gestión reformista, especialmente en el tema energético, donde ha tocado intereses millonarios.
De acuerdo con el promedio de encuestas, a nivel nacional Morena cuenta con una aceptación que va del 53 al 66 por ciento de la intención del voto, muy por arriba de la alianza “Va por México” cuya aceptación electoral va del 32 al 39 del PAN y 10 por ciento que registra el PRI. Por lo que se puede decir que los candidatos morenistas van en caballo de hacienda a un a pesar de candidatos impresentables y de divisiones serias entre los líderes del partido fundado por el actual presidente de México. Sin embargo, dejando fuera las probables divisiones o rupturas de quienes fueron marginados para contender por los cargos, Morena tiene grandes posibilidades de alzarse con la victoria. En el imaginario de la mayoría, que no es otra cosa que su disposición y ánimo mental, lo que están pensando, quienes acudirán a las urnas pesa el voto inercial del efecto López Obrador, sigue presente entre sus expectativas. Están conscientes de que deben apoyar a los candidatos guindas para que el presidente mantenga la mayoría de los diputados y siga adelante con su política popular.
En Zacatecas, sin restar la importancia que pueda despertar la contienda por los municipios, el mayor interés se centra en quién ganará la gubernatura. Si el PRI con sus aliados conserva el Ejecutivo o le es arrebatado por la alianza de Morena-PT-PVEM. Aunque se registraron siete fórmulas, la lucha será entre dos: entre Claudia Anaya candidata de la alianza “Va por México” y David Monreal como abanderado de la alianza “Juntos Haremos Historia”; la tercera vía, como la llamamos en este espacio, tiene pocas posibilidades de surgir salvo el Tribunal Electoral de orden federal opte por regresarle la candidatura a Ulises quien podría llamar al bloque de los excluidos que abundan en ambos lados de las alianzas, el escenario tiene pocas posibilidades.
Así pues, las elecciones inician otra semana y esperamos que también inicien las propuestas de cómo y qué resolver los problemas que le aquejan al zacatecano porque en la primera semana ni propuestas, ni debate ni nada que cambien las tendencias electorales.
