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viernes, 19 abril, 2024
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Los insurgentes visitan Zacatecas

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Por: CRISTOFER EDUARDO VENEGAS MORENO •

La Gualdra 466 / Arqueología e Historia / Ollin: Memoria en Movimiento

 

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Cada región del país ha tenido una participación directa o indirecta en los acontecimientos y procesos desarrollados a lo largo de la historia de México. En el marco de la conmemoración de los 200 años de la consumación de la Independencia es turno de hablar brevemente de las dos visitas hechas por los insurgentes al territorio zacatecano, una de las cuales contó con la presencia de los mismísimos Miguel Hidalgo e Ignacio Allende.

Las noticias de la insurrección iniciada por el cura Hidalgo el 16 de septiembre en Dolores, Guanajuato, se esparcieron rápidamente por las zonas circundantes al Bajío, llegando a la ciudad de Zacatecas cinco días después, el 21 de septiembre, lo que llevó a las autoridades locales encabezadas por el intendente Francisco Rendón a organizarse para proteger la ciudad.

Sin embargo, la falta de recursos materiales para emprender la defensa de la ciudad, un corto número de hombres disponibles para ello y la creciente hostilidad hacia los españoles residentes a quienes atribuían abusos contra la población provocó que el Intendente Rendón declarara el 6 de octubre que la ciudad era indefendible, dando lugar que tanto él como los peninsulares abandonaran Zacatecas llevándose consigo gran parte de sus fortunas.

La huida de los españoles dejó la ciudad en una difícil situación al no contar con un gobierno local definido, por lo que los vecinos más importantes, casi todos criollos, conformaron un gobierno provisional de la intendencia de Zacatecas con el Conde de Santiago de la Laguna a la cabeza, quien rápido comenzó a organizarse, sobre todo en la creación de una Casa de Moneda necesaria para la acuñación y suplir la poca circulación de dinero provocada por la huida de los españoles más acaudalados, algunos de ellos dueños de las minas productoras de plata.

Días después se tuvieron noticias de que había un grupo de insurgentes en Aguascalientes al mando de Rafael Iriarte que había sido comisionado por Hidalgo para llevar la insurrección a territorio zacatecano. Ante este escenario, el nuevo gobierno local envió al doctor José María Cos para saber cuáles eran las intenciones de Iriarte y convencerlo de no ejercer violencia sobre la población, acordándose que Zacatecas cooperaría con los insurgentes.

Dicho lo anterior, el 2 de noviembre Iriarte y sus hombres entraron en la ciudad, en donde fue bien recibido por la población y personalidades locales, realizando durante los días siguientes el acopio de alimentos, vestuario y todo equipo que pudiera ser de utilidad para los insurgentes. El 14 de noviembre sin haber dañado a los zacatecanos, Iriarte salió de la ciudad con rumbo a San Luis Potosí, para después volver a posicionarse en Aguascalientes.

 

La historia de la segunda visita comienza cuatro meses después de iniciada la insurrección, a raíz de su derrota ante las tropas realistas comandadas por Félix María Calleja en la batalla del Puente de Calderón a las afueras de Guadalajara el 17 de enero de 1811, en donde los insurgentes se vieron obligados a huir a diferentes sitios, en el caso de Hidalgo y Allende estos personajes se separaron, llevándose consigo a una parte del grupo que conformaban los jefes rebeldes, aunque ambas comitivas se encaminaron hacia tierras zacatecanas por su cuenta.

En el trayecto, Hidalgo se reunió otra vez con Allende y el resto de los cabecillas del movimiento, incluido Iriarte, en la Hacienda de Pabellón (actual Pabellón de Hidalgo, Aguascalientes), con quienes mantuvo una muy tensa discusión, llena de recriminaciones por la derrota sufrida, y en la que el propio Hidalgo aseguró posteriormente en su declaración efectuada en el proceso judicial en su contra haber sido amenazado de muerte por Allende.

Es importante señalar que, como resultado de lo ocurrido en la mencionada reunión, Allende que era un militar de carrera, optó por despojar a Hidalgo del mando de los restos del ejército insurgente, y así poder tomar su lugar y dar una mejor organización a las tropas, ordenando primeramente continuar su marcha hacia Zacatecas.

Por el momento, Zacatecas se mostraba como la zona más adecuada para reorganizar a las pocas tropas a disposición gracias a que era uno de los centros mineros más importantes de la Nueva España a pesar de que en los últimos meses la situación económica no era buena, los insurgentes aun podían obtener una buena cantidad de recursos. A esto se agrega la disposición de las autoridades locales a cooperar como se había visto con anterioridad.

El 27 de enero de 1811 el reducido contingente de menos de 3 mil hombres llegó a Zacatecas. No obstante, la visita de los insurgentes era bastante distinta a la primera, pues la moral era baja y los jefes del ejército estaban enfrentados entre sí. Una vez en Zacatecas, el cura Hidalgo prosiguió unos kilómetros más hasta llegar a la Villa de Guadalupe (actual Guadalupe) hospedándose en el convento franciscano ahí establecido.

Durante los siguientes días, los jefes insurgentes se encargaron de reorganizar a sus tropas, atender a los heridos que pudieron traer consigo desde el desastre en el puente de Calderón y reunir recursos y equipo, destacando la acuñación de moneda provisional y la fabricación de municiones. Por su parte Hidalgo le hizo entrega a Allende de cerca de 200 mil pesos que el Lic. Ignacio López Rayón había rescatado con anterioridad. Así mismo, se incorporaron a filas unos cuantos zacatecanos, algunos de ellos habían servido en el ayuntamiento provisional creado en octubre.

Aprovechando que la posición geográfica de Zacatecas permitía un tránsito más fácil hacia el norte de la Nueva España (de hecho, durante el periodo colonial la ciudad de Zacatecas fue llamada la Civilizadora del Norte) Allende decidió emprender la marcha con rumbo Estados Unidos para comprar armas. Pero el principal motivo era alejarse lo más posible de Calleja, temiendo ser derrotado nuevamente pues se encontraba en inferioridad de equipo y hombres.

Dejando en la ciudad de Zacatecas a un pequeño grupo de tropas para que cubrieran la retirada al cuerpo principal del ejército insurgente, saliendo de la capital de la intendencia el 5 de febrero de 1811 con rumbo a Saltillo. Antes de irse, Hidalgo solicitó al guardián del convento de Guadalupe que le cediera un religioso de su congregación para que lo acompañara en su camino, petición que le fue negada.

Finalmente, Zacatecas volvió a manos realistas el 16 de febrero, después de un reñido combate en las calles de la ciudad, con lo que se daba por terminada la participación de Zacatecas en este pasaje de la historia, una participación que se vio engalanada por la presencia durante 8 días de los iniciadores de la independencia de México.

 

* Sección de Historia, Centro INAH Zacatecas.

 

 

 

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_466

 

 

 

 

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