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viernes, 29 marzo, 2024
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La rebelión de las bases vs negociaciones cupulares

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Por: Jorge Adán Hernández •

En la política tradicional y nefasta, las y los militantes y simpatizantes de todos los partidos políticos son tomados en cuenta por las dirigencias de sus partidos todo el tiempo y para toda actividad; excepto, a la hora de fraguar alianzas y definir candidatos, ahí, las bases no tienen vela en el entierro, las definiciones y decisiones son tomadas únicamente por las cúpulas partidarias, a pesar, de que el éxito de la elección recaerá nuevamente en la voluntad de las bases y de la ciudadanía.

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Cualquiera puede decir estar afiliado a un partido político, sin embargo, solo el trabajo constante lo convierte en un militante activo, de esos que haya no haya elecciones están al pie del cañón para lo que se tenga que hacer en su partido. No es fácil ser un militante activo, ni si quiera los que andan tras busca de un “hueso” lo son; esos, son como las elefantas “se calientan cada 3 años” es decir solo cuando habrá elecciones. Ser militante activo requiere una mayor comprensión del programa y principios de su partido (cualquiera que sea) el militante activo se siente motivado haya o no haya proceso electoral, es un militante que saca a flote toda actividad y que se dice orgulloso de ser un morenista, panista, priista, perredista etc.

Las bases de todos los partidos políticos llámense militantes o simpatizantes, es la que saca adelante a los partidos y a sus dirigentes en todo momento y todo el tiempo; es la que le da vida orgánica y hace posible las actividades ordinarias de los distintos institutos políticos; cabe mencionar que los partidos políticos solo participan en elecciones ordinarias por lo menos cada 3 años, el resto del tiempo (que es la mayoría del tiempo), se dedican a realizar actividades informativas, formativas (si es que las tienen), de capacitación y afiliación, en dichas actividades por sencillas que sean, son las bases las que hacen que sean un éxito. En pocas palabras, la existencia de todo partido político se le debe a las bases.

Aun y con toda la importancia que representan, no existe base alguna en ninguno de los partidos políticos que existen en México que haya sido consultada o tomada en cuenta para conformar alianzas electorales o para definir el “método” o “criterios de la selección de sus candidatos. No se le preguntó ni a los del PAN, ni a los del PRI, ni a los del PRD; tampoco se le consultó a los de Morena, y a los pocos militantes del Verde y Nueva Alianza tampoco creo que se les haya avisado siquiera que se formarían alianzas electorales inimaginables en el 2018.

Todo parece indicar, que las bases partidarias están siendo hechas a un lado y que las cúpulas han decidido todo lo que va hasta ahorita para el proceso electoral del año entrante. Para algunos personajes, las decisiones cupulares y negociaciones entre los de “arriba” es normal, pues no conocen otra política más que la tradicional, están amoldados con la política del viejo régimen, hacen política bajo la cultura del “sí señor”; ser agachones y alineados les ha servido todo el tiempo para comer, pues creen que de la política se vive; pero, en estos tiempos de transformación, es lógico y esperanzador encontrar militancia en todos los partidos que reclamen democracia y rechacen las imposiciones.

La Cuarta Transformación del país no podría comprenderse sin la rebelión de las bases partidarias que empujan fuerte para democratizar sus partidos y para terminar con la política tradicional, el dedazo, el caciquismo y el centralismo le han hecho daño a la vida pública del país y depende de las bases de todos los partidos políticos que eso termine.

No habrá éxito electoral alguno para ninguna alianza política y para ningún aspirante de cualquier nivel, si se sale a pedir el voto con fractura en las bases. Hoy en día quienes participan activamente en política lo hacen de manera más crítica e informada, la sociedad exige cada vez más a los políticos; en esté 2021 no hay otro camino que conduzca al éxito electoral más que el camino a la democracia.

Quien la tiene más difícil es morena y los impulsores de la 4T, las bases y la sociedad van a exigir congruencia en las alianzas y sobre todo en los candidatos. Ya vimos en el 2018 que a pesar de la ayuda que significó tener a AMLO en las boletas, los políticos reciclados, los dedazos y las imposiciones no son exitosas en las urnas, ahora imagínense un 2021 en donde AMLO no aparecerá en las boletas.

Militantes y simpatizantes, es decir, la base de los partidos políticos, tienen que darse cuenta del gran poder que tienen en el éxito o no, de sus partidos políticos y aspirantes; el tiempo de la disciplina ciega ya pasó. La 4T empodera a todas y todos, hay que organizarse, ocuparse más que preocuparse, no hay mejor momento para demostrar que el grito de las bases tiene más eco que el chillido de las cúpulas.

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