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sábado, 20 abril, 2024
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Nueva República Las campañas de las cúpulas

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Por: Óscar Novella Macías •

Conforme pasa el tiempo, los atolladeros del pasado van aclarándose, ¿podría alguien decir que se veía venir? Que aquel presidente que llegó en 2006 con la marca de “espurio” es hoy el que condiciona al que entonces era su partido (el PAN) para aceptar una alianza con su no-partido (México Libre) mismo que no llegó siquiera a lograr su registro ante INE. El escenario es de locos, pero si lo pensamos unos minutos, no resulta un desenlace tan ilógico. Calderón es (con toda la pobreza ideológica que esto acarrea) el referente moral de la derecha, misma que se ha constituido no como un ente político de propuestas, sino como una masa contestataria que se aferra al último fraude electoral (en urnas) como su eje programático.

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Los integrantes del TUMOR ni reniegan del mote ni lo debaten, de hecho, una de las 11 condiciones de México libre consiste en no hacer alianzas ni pactos con partido o entes que hayan reforzado el poder del gobierno federal en turno. Lo preocupante en este escenario no es lo infantil y revanchista de las condiciones puestas por el matrimonio Zavala-Calderón, lo más preocupante es, a mi parecer, que instituciones políticas que se precian de ser eso (partidos serios) estén considerando darle la palmadita en la espalda a una figura de tales características.

Pero la cosa no acaba ahí, en la segunda página del malogrado “manifiesto” de México Libre, se habla claramente de como el PAN debe absorber a todos esos nuevos militantes de México libre, así como su “ideología” y logo. En resumen, nos encontramos ante un lavado de cara con agua puerca. Si vamos a los motivos profundos que hacen posible lo antes impensable, nos encontraremos que mucho tienen que ver con personas en busca de mantener su modo de vida, y poco, con la preocupación retratada en un solo párrafo del documento que habla sobre lo que el redactor llama “el deterioro acelerado de México”.

Que los líderes de este partido o algún otro (el anzuelo se lanza también para cualquiera que guste recogerlo) no hayan hecho un pronunciamiento respecto al claro malmodeo y minimización de sus organizaciones políticas deja varios mensajes claros: 1.- Que ellos saben y comparten la apreciación de Felipe Calderón, de ser instituciones gastadas cuyo logo ya no es aceptado casi por ningún ciudadano. 2.- Que la reestructuración de su partido (o del marketing político de su partido, siendo más fieles al documento de México Libre) es urgente, pues se percibe una absoluta debilidad ideológica ante los hechos de la política real que imperan en el país. 3.- Que el salto cuántico en educación política de los ciudadanos mexicanos ha vuelto completamente inviable la creación de nuevos partidos a base de billetazo, es por ello que ese “líder moral” sin seguidores, requiere de las estructuras clientelares no fantasma que le llevaron a la presidencia en 2006, junto con una gran (y cara, muy cara) estructura de maiceo.

En fin, el romántico reencuentro de estos amigos obedece a la necesidad de ambas partes, pues para nadie fue una sorpresa ver a Calderón desesperado por contender en lo que sea, desesperado por un registro político, por el amor de Dios. El temor del expresidente va más allá de su retirada de la vida pública, porque muchos hechos de corrupción y crímenes varios conectan directamente con él y con su mandato, Felipe vio la cárcel y la congelación de sus cuentas como una realidad demasiado cercana, es por ello que ahora se desvive en convencer a alguien de que lo que está por venir es “persecución política del régimen autoritario”.

Nada nuevo es en la política mexicana que los criminales le pongan el doble de ganas a sus intenciones de ser candidatos, la motivación es fuerte porque les va media vida ello, pero ahora la opinión pública marca mucho mejor los límites de las agrupaciones políticas, aún antes de que lleguen las nominaciones. Aquellos partidos políticos que asumen que nada tiene que decir la militancia sobre los candidatos que van a abanderar los proyectos son los que recibirán severos castigos en las urnas, pues el trabajo de una campaña exitosa (nos lo mostró el 2018) no proviene de acuerdos de cúpulas, como es y sigue siendo costumbre, y como se avizora en las nupcias de los TUMOR, al contrario, una campaña exitosa se forma con voluntades y con adherentes legítimos a un proyecto de nación, estado o municipio. Cuando la derecha aprenda esa lección y si la izquierda no la olvida, estaremos a las puertas de un sistema democrático sano y funcional, por lo pronto tenemos un proyecto que en 2 años ha hecho más de lo que los 20 anteriores del sistema corrupto, y una oposición que no ha logrado formular un contraproyecto porque no ha dejado de confiar en la compra y coacción.

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