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jueves, 18 abril, 2024
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Llegó la hora de que Morena muestre su compromiso con los derechos de los trabajadores

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

El movimiento obrero mexicano núnca creció tanto y obtuvo mejores conquistas laborales que durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas. El número se sindicalizados creció de 300 mil a casi un millón, se formaron los principales sindicatos nacionales, entre ellos el de trabajadores petroleros, y fueron factor clave para que ocurriera la expropiación de la industria petrolera y para que el gobierno de Cárdenas resistiera los embates de Plutarco Elías Calles.

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Será en el gobierno de Miguel Alemán de1946-52, cuando se inició el corporativismo sindical a fuerza de ejercer la violencia contra los sindicatos nacionales de industria, hasta entonces independientes. Este cambio brutal inicia en el IV Congreso de la CTM en febrero de 1947, en el que adopta la política de Alemán y el PRI, y la CTM aplican por primera vez el anticomunismo de la guerra fria impuesta por Estados Unidos expulsando a los trabajadores que militaban en grupos de izquierda. Desde entonces llegó el modelo de control sindical llamado charrismo, que hoy no se debe confundir con el modelo impuesto por el neoliberalismo hace 36 años: el sindicalismo blanco. Ambos al servicio de los patrones.

Pues bien, después de décadas de ausencia de un movimiento sindical poderoso, parece posible el inicio de una nueva etapa en la que los sindicatos demócraticos se multiplicarán, los contratos colectivos serán pactados bilateralmente con pleno conocimiento de la base trabajadora y, en consecuencia, los salarios recuperarán el poder adquisitivo perdido en décadas de sometimiento. La Secretaría de Trabajo estará obligada a hacer cumplir las reformas laborales aprobadas hace un año y, sobre todo, a que se cumpla la letra y el espíritu del capítulo 23 del T-MEC, impulsado por los legisladores demócratas durante las últimas semanas de la negociación.

El acuerdo comercial (T-MEC), que sustituye al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que regula el comercio en la región desde 1994, incluye compromisos en materia laboral como democracia sindical, libertad para formar parte de un sindicato y al voto libre, secreto y directo de sus dirigentes; la eliminación de trabajo forzoso, del trabajo infantil y del outsourcing, así como en relación a violaciones de otras obligaciones incluidas en el T-MEC.

Su cumplimiento es un reto enorme para México porque tiene que romper con una cultura muy arraigada entre trabajadores y empleadores. Se espera que para mayo de 2022 nuestro país ya esté cumpliendo a cabalidad con la reforma laboral, que contempla la totalidad de los compromisos establecidos en el capítulo 23 del citado T-MEC.

De acuerdo con la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, son cinco puntos que debe atender México en materia laboral para evitar controversias:
Asegurar: la legitimación de los contratos colectivos de trabajo, es decir, que la mayoría de los trabajadores, en presencia de autoridades laborales, estén de acuerdo con el contrato colectivo; que los sindicatos modifiquen sus estatutos, introduciendo temas como el voto personal, libre y secreto, rendición de cuentas, equidad de género, entre otras; que los contratos colectivos no tengan cláusulas de ingreso, cumpliendo con la libertad sindical y que el trabajador no sea obligado a pertenecer a un sindicato, dándole la opción de no pertenecer o elegir el gremio de su preferencia (en caso de que haya más de un sindicato en un lugar de trabajo); que no haya injerencia en la vida interna de los sindicatos de parte de los patrones o alguna autoridad del lugar de trabajo y eliminar los obstáculos contra las actividades de recuento para demostrar que un sindicato tenga la mayoría de afiliados en un centro de trabajo y, por ende, mayor legitimación.

El T-MEC corrige los daños que provocó el TLCAN, que marginó a la gente del campo y apostó al crecimiento económico a partir de favorecer a unos pocos a costa de la enorme mayoría, imponiendo topes en las negociaciones sindicales garantizando salarios muy bajos para convertir a México en un país de mano de obra barata, donde el atractivo era la flexibilidad laboral y la inexistencia de condiciones para la organización colectiva en sindicatos y, sobre todo, para el ejercicio del derecho de huelga. El resultado fue que millones de trabajadores decidieron ir a Estados Unidos en búsqueda de ingresos dignos.

Jesús Seade, representante del gobierno de AMLO en la negociación, afirma que el T-MEC ejercerá un empuje directo a la alza salarial, pero el efecto principal en los ingresos de los trabajadores va a llegar de un mercado laboral más libre, no el mercado restringido que hemos tenido con los contratos de protección, en el cual los salarios subirán y las empresas tendrán que elevar su productividad, porque no lo han hecho; más inversión, productividad y mejores salarios, ese es el efecto principal que viene del capítulo 23 y de la reforma laboral. Paradójicamente, el atraso que se tiene en materia salarial y la vecindad con Estados Unidos, así como el cambio en materia de reglas de origen, atraerán más inversionistas que tendrán que prepararse para lidiar con mejores sindicatos, y con los cambios al alza de los salarios a que el T-Mec obliga.

Sería muy importante para el país, que así como el partido demócrata en Estados Unidos se propone fortalecer el sindicalismo para hacer posible la promesa de mejorar los salarios partiendo de 15 dolares la hora, el partido Morena se disponga a contribuir a que México cumpla sus compromisos laborales difundiendolos entre los trabajadores, al igual que las reformas laborales impulsadas por la cuarta transformación. Sería la primera vez que un partido de izquierda en México se apresta a conquistar la confianza de los obreros por su compromiso pleno con el cumplimiento de sus derechos.. ■

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