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jueves, 25 abril, 2024
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La educación para la paz se ha desarrollado de forma importante en las últimas décadas

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

En algunos países la han incorporado a los programas educativos

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La libertad de expresión, el acceso universal a la información y al conocimiento, el respeto a la diversidad cultural y lingüística, y una educación de calidad para todos, son las bases que deben promoverse en una sociedad del conocimiento y, en consecuencia, de impulsar una cultura de paz, afirmó Anna María D’Amore, investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ).

Durante una conferencia impartida vía remota, expuso que la paz es un comportamiento que consiste en traducir a la práctica los principios de convivencia, solidaridad y fraternidad, la cual se logra a través de la educación.

En ese sentido, dijo que la educación para la paz debe incluir la educación para la democracia, la justicia, el desarme, los derechos humanos, la tolerancia, el respeto a la diversidad cultural, la conservación del ambiente, la prevención de los conflictos, la reconciliación, la no violencia y la cultura de paz.

Refirió que la educación para la paz ha tenido un desarrollo importante tanto teórico como práctico en las últimas décadas, ya sea en escuelas de diferentes niveles o en instituciones multilaterales y organismos internacionales, además que algunos países han incorporado la Educación para la Paz en los programas educativos.

Al respecto, mencionó el caso del programa de Doctorado en Humanidades con especialidad en Patrimonio y Cultura para la Paz, cuya primera generación inició el año pasado.

D’Amore refirió que ese programa se fundamenta en los conceptos de la Unesco relacionados con la construcción de la paz en las mentes de las personas a través de la protección del patrimonio y el fomento de la creatividad, la convivencia y la construcción de las sociedades del conocimiento.

“El patrimonio constituye una seña de identidad y favorece la cohesión de las comunidades que no asimilan los cambios rápidos o que sufren el impacto de la crisis económica. La creatividad contribuye a la educación de sociedades abiertas, inclusivas y plurales”, indicó.

Además, dijo que el patrimonio de la creatividad contribuye a la construcción de sociedades del conocimiento dinámicas, innovadoras y prósperas, mientras que la paz duradera es el fruto de una combinación entre prácticas cotidianas locales y de ciertos vínculos que los individuos y las comunidades mantienen.

En momentos de desafíos o amenazas tales como la desigualdad, la exclusión, la violencia o el sectarismo, señaló que las tensiones y conflictos ponen en peligro la cohesión de la humanidad, de manera que “aprender a vivir con los demás toma una importancia vital”.

En ese contexto, D’Amore comentó que se requiere estimular las competencias interpersonales e interculturales, pero precisó que no son competencias innatas, sino que se adquieren a través de la experiencia y la educación.

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