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viernes, 19 abril, 2024
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■ Nueva República Videgaray contra Lozoya

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Por: Óscar Novella Macías •

La espada de la divina justicia no hiere prematura ni tardíamente, aunque una u otra cosa parezca a los que la deseen o la temen.
Dante Alighieri

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Ya habíamos predicho que al abandonar el barco muchos integrantes del mismo equipo se iban a poner trabas a la salida, otros tantos habrían de entrar en colisión directa en el viejo juego de “él empezó”. Este es el caso de Videgaray contra Lozoya, el segundo ya enfrenta un proceso penal, mientras que para el primero, la carpeta de la FGR apenas se está armando para buscar una orden de aprehensión en su contra. El espectáculo, que alcanza también a expresidentes, iniciativa privada y al pasado ejercicio del poder legislativo, ha dado mucho de qué hablar, especialmente ahora que el deseo de ponerse a salvo impulsa directamente a Videgaray a declarar que Lozoya le tenía mala fe desde que trabajaban juntos.

Lo de “trabajar” va un poco en serio, si consideramos la cantidad enorme de negocios ilícitos que se mencionan en las 100 páginas de la declaración, así como las masas ingentes de dinero que se calculan, ya sea que hablemos de lo que fue a parar a la campaña de Peña Nieto, o a maicear la aprobación de la Reforma Energética del 2012, aquí hay para todos, y los implicados lo saben muy bien.

Lo extraño de estos nuevos eventos, de por sí poco comunes en nuestro país, es que los gritos que cruzan de un extremo a otro el patio donde la gente lava su ropa, van desnudando culpables a plena vista del público, el comunicado de Videgaray, otrora gran estratega, parece más bien el alegato del bully de escuela primaria caído en las manos de las autoridades, “ese niño me ha odiado desde siempre”. En tanto la guerra de dimes y diretes se establece, la carpeta se va elaborando y la red mediática de la derecha busca desaforadamente temas para salvar un poco su último resto. No vamos a decir que la línea de derecha esté derrotada, pues eso en el mundo actual es de plano imposible, pero la estructura de hace 6 años necesariamente tendrá que renovarse desde muy abajo, porque los que habían logrado poner el erario a sus pies hace 6 años, hoy luchan por no pisar la prisión.

Cohecho, traición a la patria, sobornos, asociación delictuosa, etc., son algunas de las acusaciones que podría enfrentar el catedrático del MIT, de nuevo hablamos de un funcionario de primer nivel durante el sexenio de EPN. Aquí no hay línea que pueda tirar ya el grupo de Atlacomulco, si esto fuera ajedrez, podemos decir que han perdido ya las torres y la reina está en franca amenaza. Una partida extraña, sin duda, pero desde que se movió la primera pieza fue notorio que los caciques no estaban entendiendo que hoy la ley se busca aplicar en serio, y que toda la gran estrategia que habían puesto en marcha en sexenios anteriores ha pasado a ser uno de esos viejos monumentos, tan ofensivos e ilustrativos con el de Cristóbal Colón.

Por estos días apostaría que vamos a dejar de ver los chistes de ocasión del otro Videgaray (Eduardo) porque los peones ya no funcionan en este escenario. La gran fuerza mediática que aún se hace presente por parte de la derecha, ha cometido un error tras otro, y hoy, con una falta de tino ejemplar, se hacen fans de Biden, asociando de manera visceral la figura de Obrador con la de Trump y declarando de forma francamente ridícula: si Trump pierde, se acabó la 4T. Al principio la cosa era a la inversa, el presidente de Estados Unidos era el único que ponía en su lugar al presidente de México, el PAN y el PRI festejaban cuando cualquier cosa olía de lejos a intimidación, el plan se les viene abajo cuando el propio Trump, después de la favorable negociación del TMEC, se dirige con respeto y admiración a Obrador: “beautiful job”, y el tiro de la derecha se va a la nada. Entonces se deciden a ir, sin ningún tiento por la lógica o inteligencia del espectador, por el extremo opuesto: Trump es el aliado del presidente mexicano. Hoy el guion de Lozano mandata, desesperado por una victoria simbólica mal adjudicada, que Biden es el nuevo paladín de la causa opositora en México.

Resulta, cuando menos hasta este momento del día, que no hay un ganador claro en E.U.A, pero pase lo que pase por aquel lado de la frontera, para México el escenario se mantiene relativamente sin cambio, excepto claro, por los arrestos que se sigan dando allá. Si la esperanza de los antiguos grandes estrategas es que la impartición de justicia se detenga a la llegada de Biden (porque eso es lo que pareciera decir su discurso de fondo) temo que no podrán salirse mucho cuando la pinza se cierre, pues queda mucho por declarar y mucho por agregar a las carpetas, por lo pronto déjenle a los estadounidenses las decisiones sobre Estados Unidos, la verdad es que no la tienen nada fácil. ■

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