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miércoles, 24 abril, 2024
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Lo mejor para Orquesta de Cámara y Coro es que haya una audición para elegir un nuevo director

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

■ Ex integrantes afirman que Arturo García Cuéllar no es adecuado para la dirección

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■ Dicen que hay personas en el coro que no estudiaron canto, que les gusta hacerlo, pero de una manera empírica; no hay formación y sí mucha intimidación

■ Hay becas que son hasta de 6 mil pesos “y ni se imagina usted cómo se apellidan los que la tienen”, dice Sergio Iván Elías Durón en clara referencia al apellido García

 

Lo mejor que le podría pasar a la Orquesta de Cámara y el Coro del Estado, es que exista una audición para el director y quede uno adecuado y capaz, ya que Arturo García Cuéllar no lo es. La aseveración es unánime y realizada por cinco ex integrantes de 10 que fueron despedidos el mismo día, en diciembre de 2018, por ausentarse de un ensayo para participar en la Compañía de Ópera, aun cuando tenían un permiso firmado. Actualmente esperan resolución a su demanda por despido injustificado.

El conflicto por el que atraviesan tanto la Orquesta de Cámara como el Coro del estado, debido a la falta de pago por parte del gobierno, primeramente, y por la transferencia de su administración al Instituto Zacatecano de Cultura, en segundo término, ha atraído la atención del gremio de músicos de la entidad, quienes han ofrecido a La Jornada Zacatecas sus opiniones en torno al tema, coincidiendo todos, en la importancia de la profesionalización de ambas agrupaciones.

Patricia Raudales Castro, licenciada en canto, formó parte del Coro del Estado de Zacatecas durante nueve años. Cuando la invitó Arturo García Cuellar, en el año 2010, le dijo que iba a ser una muy buena oportunidad de trabajo, estable, con prestaciones de ley, sueldo fijo y que además podría generar antigüedad al ser un elemento más de la Banda del Estado.

“Con gusto fuimos a la audición y nos aceptaron y empezamos a presentarnos a los ensayos, donde eran más de 100 personas, pero luego empezamos a ver como que fue puro reclutamiento de gente. Había mucho profesional, pero también empíricos, del medio, pero no con una formación profesional. A final de cuentas fue saliendo gente y el coro quedó reducido a poco menos de 50 personas”

Con respecto al pago, la profesional del canto refirió que comenzaron a llamarlo primero como “apoyo” debido a que era muy poco, mil pesos quincenales, mismos que siguió recibiendo durante los nueve años que formó parte de la agrupación. “Nunca vimos llegar ningún aumento, menos las prestaciones, ni llegábamos al sueldo que tenía un elemento de la Banda del Estado”, cuenta, hasta que por buscar otro ingreso extra, la despidieron.

“Se suponía que al pertenecer al coro teníamos derecho a faltar dos veces al mes a los ensayos. Dos faltas justificadas. Pero el detalle fue que tuvimos una invitación de la Compañía de Ópera y como no hay mucho espacio para trabajar, nos invitaron a una puesta en escena en diciembre de 2018 y participamos, cuando su vez el Instituto (Zacatecano de Cultura) hizo un justificante pidiendo que se nos permitiera faltar ese día para la presentación. Y al día siguiente vamos con el uniforme formal del coro a una presentación en Fresnillo y (el director) no nos dio acceso a subirnos al camión. Nos dijo que los que habíamos faltado al ensayo estaban despedidos. Nos tuvimos que bajar al camión”.

“No faltamos a una presentación, que sí era causa de despido, faltamos a un ensayo y el Instituto había mandado un oficio solicitando que se nos diera permiso para esa falta. Ese fue el detalle de nuestra demanda, porque sin alguna explicación ni apertura, porque él alegó que tendríamos que haber hablado con él. Pero había un oficio sellado de recibido y firmado por parte de él, que argumentaba que podía estar firmado y todo, pero no dio el permiso”.

Ante la situación, los integrantes decidieron interponer una demanda por despido injustificado en la Junta de Conciliación y Arbitraje del Estado de Zacatecas, sellada el 22 de enero de 2019 y que hasta la fecha no tiene resolución.

La demanda, precisó Zianya Calzada, también licenciada en canto y despedida esa misma noche, la pusieron porque Arturo García Cuéllar ya había despedido a muchos de la misma manera que a ellos, sin justificación y de una manera visceral y nunca pasaba nada. “Pero nosotros lo que pensamos es que cómo va a quedar eso impune. Él ya ha corrido a mucha gente antes de nosotros con ataques de furia. Casi siempre ha corrido a los licenciados en canto, supongo que le molestan los cuestionamientos”.

Sin evaluaciones constantes,
sin selección profesional
Y es que señalaron que hay personas en el coro que no estudiaron canto, que les gusta hacerlo, pero de una manera empírica. No hay formación y sí mucha intimidación por parte de García Cuéllar. Además, desmintieron que hubiera evaluaciones constantes y a los ensayos seccionales no asistía como director, sino que dejaba un encargado.

Mike Méndez Galaviz, mezzo soprano, ex integrante también del coro, señaló que no hay calidad alguna en la selección de los integrantes. Recuerda que en un ensayo había junto con ella compañeras que no podían afinar ninguna sola nota. “Era horrible trabajar en esa condición por muy buenas personas que sean, pero si no eres cantante y no puedes afinar, no puedes hacer ese trabajo. Entonces yo me preguntaba, cómo entraron estas personas si no podían cantar nada. No era una selección profesional”, dice.

Para Daniel Aradillas, pianista y ex integrante de la orquesta, muchos de los integrantes de las agrupaciones saben que si ocurre una evaluación o audición, corren el riesgo de irse, por eso se manifiestan, porque “saben que su permanencia pende de un hilo en ese aspecto”. Asimismo, considera que el director se vale de la intimidación porque “él es consciente de que sus capacidades no son adecuadas” y en el momento que alguien le hace comentarios constructivos, él se siente ofendido y “choca mucho con su ego”. No está abierto a las opiniones de la gente que tiene razón de decir, sostiene.

No obstante, los ex integrantes de las agrupaciones coincidieron en que son los miembros de la orquesta los que menos deberían tener miedo de las evaluaciones, porque todos tocan bien.

El conflicto: entre la
manipulación y el chantaje
Para los ex integrantes de ambas agrupaciones, las acciones emprendidas durante el conflicto que la orquesta y el coro mantienen contra Gobierno del Estado, ha sido “una clara manipulación” por parte de los dirigentes.

Porque de acuerdo con la página oficial de la Secretaría de Administración (SAD), según revisó Zianya Calzada, desde marzo se anunciaba ya la transferencia de la OCEZ y el coro al Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) y no se lo habían comunicado a los músicos, sino que fue hasta julio cuando comenzaron con el discurso de que los querían desparecer.

“Yo tengo amigos en la orquesta que le preguntaban (al director) por qué nos les pagaban, y él simplemente no contestaba”, menciona Calzada, luego, que en la primera manifestación pública en Plaza de Armas, recuerda, “él no los dirigió, estaba escondido con un cubreboca y lentes”, hecho que pudo constatar La Jornada Zacatecas el día de la manifestación artística. Sin embargo, continúa la profesional del canto, hasta que le amenazaron a él su pago sí se apareció “y su papá en un acto de chantaje, hace la huelga de hambre”.

Reparto a discreción de las becas
La promesa de un aumento de sueldo para los integrantes del coro duró años y jamás apareció. Lo que sí hizo su aparición fue una orquesta ya en el sexenio de Miguel Alonso Reyes, a cuyos integrantes se les comenzó a pagar el doble que a los del coro. Incluso, había rumores de que hasta utilizaban prestanombres, sin que esto fuera seguro, pero el hecho de un mayor pago sí lo es.

“Cuando entró la orquesta y le preguntaban por qué a ellos les pagan más, (Arturo García) decía que así se planteó el proyecto. Pero en la orquesta les decía que él movía el recurso como se le diera la gana”, recuerda Sergio Iván Elías Durón, también licenciado en canto ex integrante del coro, quien añade que hay becas que son hasta de 6 mil pesos “y ni se imagina usted cómo se apellidan los que la tienen”, dice en clara referencia al apellido García.

“A todos se nos hacía muy extraño que de repente aparecía gente en los conciertos oficiales de la Banda del Estado y de repente éramos más. Gente que no iba a los ensayos y ahí aparecían”, continúa el tenor. A lo que los demás recuerdan, entre estos personajes, el nombre de Juan Pablo García, hijo, uno de los voceros en la manifestación de ayer.

“Ahora se entiende por qué con tanta vehemencia no quieren soltar la administración. Porque no solamente quiere ser el director, sino que quiere tener la administración de los recursos humanos y materiales totalmente y con libertad”, agrega Zianya Calzada, mientras que Mike Méndez señala que a los actuales integrantes les dicen que si se van con el instituto serán unos traidores. “Los tienen intimidados emocionalmente. Es el miedo que tienen de perderlo todo”.

“Nos mintió. Ni aumento. Ni prestaciones. Ni antigüedad. Ni servicio médico ni nada. Cada vez se ajustaba menos y no dejaba que nos manifestáramos, ni nada. Nunca apoyó que nos aumentaran. Nos daba atole con el dedo”, lamentó Patricia Raudales.

La seguridad laboral y un nuevo director,
lo mejor para la OCEZ y el coro
¿Qué sería lo mejor que les puede pasar a estas agrupaciones? Se les pregunta a los profesionales de la música y el canto.

Daniel Aradillas, en un primer momento, considera que lo mejor sería que se hagan audiciones para director y llegue uno “adecuado y capaz”, porque no solamente existe el problema de que “no controla sus emociones”, sino que no tiene capacidad para dirigir bien. “En todos los años que supuestamente estuvo yendo a capacitación no vimos ninguna mejoría”.

La consideración es secundada por el resto de los ex integrantes, quienes señalan también la necesidad de un nuevo director, porque los integrantes son capaces, pero él no. Y recuerdan que en un curso para directores de orquesta, en el cual se les utilizó a ellos como coro, cuando le tocaba a Arturo García Cuéllar los maestros eran muy duros con él, incluso le comentaban que el problema no era el coro, sino el director que no sabía dar bien las entradas.

Pero antes que un nuevo director, Zianya Calzada recalcó que lo más importante es que haya una figura jurídica que los proteja, que tengan derechos laborales, prestaciones, seguridad social, laboral. Pero también, que quienes las conforman acrediten que son personas capaces, que haya audiciones y que no sea el mismo director quien a su vez dirija y se encargue de la administración, pues debe haber transparencia y control en el uso del presupuesto.

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