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sábado, 20 abril, 2024
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Juicio popular al impopular modelo neoliberal

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Por: Hugo Alatorre Suárez Del Real •

“Con la consulta popular,
aunque simbólica,
la ruptura con el régimen de
corrupción será tajante”.

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Privatización de los servicios públicos y de las ganancias, socialización de las pérdidas, quebrantos y endeudamientos, ilegitimidad de origen, fraudes electorales y violencia paramilitar para sostener el sistema de expoliación.

El neoliberalismo es la corrupción en sí misma, la corrupción del esencial humanismo, la devaluación del elemental principio de la vida y, la prevalencia del más fuerte por medio de la fuerza bruta y de un sistema “sofisticado” de antivalores que justifican un cínico andamiaje jurídico-económico de extracción natural y de explotación humana.

La “democracia liberal” es el sistema político que legitima al capitalismo… y la “democracia participativa” es el mecanismo, el anti virus, que dentro del “mismo juego democrático”, deslegitima esa explotación y genera resistencia.

La democracia participativa no es un método propiamente revolucionario dado que es un mecanismo de reequilibrio de la propia democracia, es pues un mecanismo que ayuda a que se mantenga el sistema, a que no se rompa.

En algunos casos extraordinarios, pero muy extraordinarios, la democracia participativa con organización popular logra revertir los procesos de explotación y reivindicar conquistas sociales y derechos humanos, esto no es poca cosa si las valoraciones las hacemos en el rango de lo posible y más, si humanizamos las posibles diferentes consecuencias de “participar” y resistir en el margen de lo factible, o de “no participar” y esperar el momento

de la real revolución, las diferencias son de vida o muerte para muchas personas.

De que nosotros “participemos” en la consulta para enjuiciar políticamente al modelo político-económico neoliberal, personificado en México por los ex presidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, dependerán las PEQUEÑAS-grandes diferencias en las políticas públicas que se aplicarán en las próximas décadas y de eso dependerán las condiciones de vida y la vida misma de amplios sectores de la población.

La importancia del juicio “popular” no es por las consecuencias jurídicas personalísimas que implicarían para los expresidentes, eso es lo de menos, su importancia es política y tendría una
trascendencia FUNDACIONAL, una participación amplia que condene políticamente al régimen neoliberal, sería una especie de “Congreso Constituyente Masivo” que siendo un acto preponderantemente político, tendría también, consecuencias jurídicas y económicas.

Cualquier Docto en teoría del Estado y más aún, un Juris Docto (si de verdad es Docto), comprende perfectamente que las leyes y el derecho no comienzan y terminan en sí mismas.

La ley es abstracta, es una mera representación de la realidad, pero no es la realidad. El derecho representa (de forma abstracta) los principios, valores y tradiciones de una sociedad y muy particularmente, representa en un tiempo determinado la CORRELACIÓN DE FUERZAS POLÍTICAS de esos principios, valores y tradiciones.

La consulta popular EVIDENCIARÁ de forma apoteósica el masivo rechazo al corrupto neoliberalismo y eso, por supuesto que traerá como consecuencias cambios económicos y jurídicos, de los cuales el encarcelamiento físico de los expresidentes será la consecuencia menos relevante.

Es precisamente de la consulta popular de donde podría justificarse un nuevo Constituyente y todo lo que eso implicaría.

El juicio “popular” a los expresidentes (la consulta) sería la ruptura con el régimen anterior, que la institucional transición electoral de 2018 objetivamente no podía materializar.

En este momento no está en juego la transición del mando militar, ni del mando institucional, ni la legitimación internacional del actual régimen… y a diferencia del régimen de “La Revolución”, NO se carece de legitimidad democrática electoral, pero también, a diferencia del régimen de La Revolución, aquí no hubo un derrocamiento militar, no hubo una ruptura institucional objetiva de ningún tipo.

Con las limitantes de no ser una transición violenta y con las ventajas de ser una transición pacífica, la punta de la pirámide militar y civil han cambiado, pero, para que el cambio de régimen tome un claro camino de consolidación tiene que haber un quiebre profundo, que eminentemente sería político.

Aunque simbólica, con una masiva consulta popular la ruptura con el régimen de corrupción será tajante, por eso es pertinente. ■

Nos leemos en la próxima.

Twitter: @cerrodelabufa

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