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viernes, 19 abril, 2024
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Rezago educativo indígena; condena perpetua 1/2

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Hoy, sin tecnología, la educación
en las zonas indígenas está condenada
a hundirse más, como consecuencia del coronavirus.
Anayeli Mejía R,
presidenta del Consejo Supremo Hñahñu.

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Tal parece que tenemos una herencia maldita, misma que fue consecuencia de la conquista de los españoles a nuestra región (1520), su cruel, inhumana, bárbara y bestial actitud hacia los indígenas, no ha tenido comparación en la historia de nuestro México; los vinieron a someter a grado tal que, eran tratados como unos engendros del mal, aseveraban que estaban desposeídos de la gracia de Dios dado que traían una mentalidad monoteísta, en contraposición con la politeísta de nuestros indígenas. De manera implícita, han tenido la misma mentalidad quienes, después de la conquista, han seguido gobernando este país, siguen siendo los indígenas quienes están condenados a vivir los desastres que los malos gobiernos han provocado –marginación, pobreza y todo lo que de ello se deriva-. El común denominador ha sido una corrupción de enormes magnitudes, misma que se encuentra arraigada y, se manifiesta con acciones perversas, alevosas y ventajosas –son lobos que se visten de ovejas-.

El odio, la indiferencia y la falta de compromiso social hacia los indígenas ha predominado a través del tiempo, siempre se les ha tratado como si fueran una raza inferior –como si tuvieran una condición humana diferente a los integrantes de otras comunidades consideradas como no indígenas-; la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos los considera como una comunidad diferente, dicha constitución habla de los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos -¿tienen estos, derechos diferentes a los que no son indígenas?, ¿qué la constitución no ofrece garantías iguales a todos los mexicanos?, ¿estamos hablando de dos constituciones? ……. Espero y esto sea motivo de análisis acerca de por qué contamos con una herencia maldita.

Sirva lo anterior como preámbulo para entrar en materia educativa, de siempre se ha dicho que la educación es la base para el desarrollo social, realmente no sé cómo concebir este término –desarrollo-, puesto que, políticamente siempre lo relacionan con bienestar social, pero no vemos esto hecho realidad. No vemos por ningún lado el desarrollo que sea consecuencia de procesos educativos, el sistema neoliberal es por excelencia empresarial y capitalista –enriquece más a quien más tiene-; la educación es solo un discurso que retumba en la mente de quienes nunca se han visto beneficiados por ella. Mientras siga hablando de los derechos indígenas, sigo pensando que hay dos constituciones y, por ende, dos tipos de educación –la de los privilegiados y la de los segregados-, esto es clara evidencia de que en las regiones más apartadas de este territorio mexicano, predomina un mayor y profundo rezago educativo, mismo que, de suyo, ya era de consideración y, ahora con esta pandemia ocasionada por el Covid-19, se profundiza todavía más. A las comunidades más remotas no llega ningún tipo de señal, no existe pues, ninguna educación a distancia, ni remota, ni nada; los Estados más afectados por esta situación son: Chiapas, Guerrero y Oaxaca; existen otros estados que cuentan con comunidades indígenas, sin embargo, el problema es menos grave puesto que se encuentran mejor organizados y ellos mismos determinan sus propias estrategias sin depender tanto de la administración federal. Las autoridades educativas se comportan como miopes porque no ven la realidad que viven estas comunidades y, con sus posturas verticales, pretenden bloquear la iniciativa de los docentes que realmente se interesan por la educación de los marginados.

De continuar con esta tendencia, la educación indígena, paulatinamente irá desapareciendo de las comunidades remotas, antaño se contaba con grupos unitarios donde un solo maestro atendía los seis grados de educación primaria, de cinco meses a la fecha, no han sido atendidos los educandos por ninguna vía, debido esto a que la comunidad por decisión propia no lo ha permitido hasta que el semáforo epidemiológico se encuentre en verde; incluso, ni siquiera permiten la entrada a personas ajenas a la comunidad. Por fortuna, existen maestros comprometidos con su vocación y su entorno social, ello los hace que busquen la mejor manera para atender a sus alumnos; reitero, este rezago no es de ahora, solo que se ha acentuado más con la llegada de la pandemia.

A estas alturas podemos decir que ante las diversas problemáticas educativas, existe un enorme desinterés de parte del Gobierno de la República para la aplicación de recursos de diferente índole y la aplicación de estrategias que favorezcan el desarrollo de las regiones marginadas, mismas que se encuentran en extrema pobreza. Lo cierto es que sin tecnología ni siquiera las alternativas benefician a las comunidades indígenas, se hundirán más, el analfabetismo se acentuará; las autoridades no saben o no les interesa hacer algo para enfrentar este problema, ello se debe a que no consultan a quien sí sabe –los maestros-. El Gobierno de la República tiene una gran deuda con la educación indígena puesto que no han querido considerarla como prioridad. ■

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