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Hacia el 49° aniversario de la fundación del Stuaz

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Por: Miguel Ángel De Ávila González •

El ex rector Rogelio Cárdenas declaró en la Jornada Zacatecas (10 de octubre de 2019) que el maestro René Lara Ramos había dejado bien consolidado al STUAZ. Posteriormente Raymundo Cárdenas Hernández expresó que los militantes del Partido Comunista habían formado los sindicatos universitarios de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

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“Sería conveniente integrar a los empleados y trabajadores de la Universidad, es un sector que se encuentra muy desprotegido”, expresó el maestro Noé Beltrán Bahena en una de las habituales reuniones en el Café El Jacalito a mediados de 1971.

Estando ahí presente el entonces presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Zacatecas, René Lara Ramos, no formuló ningún comentario, se quedó muy pensativo empero la sugerencia formulada por el maestro Noé Beltrán, la tomó, como una orden, porque el día siguiente se dirigió con Roberto Rodríguez Cervantes, entonces estudiante de Economía, quien al mismo tiempo trabajaba como cobrador de Electrónica y Pinturas Finas y le pidió que le compartiera su experiencia cuando intentó aglutinar en un sindicato a los empleados de mostrador de la ciudad de Zacatecas.

Rodríguez Cervantes comentó las vicisitudes por las que atravesó, detalló algunas de sus experiencias: acudía a alguna ferretería y solicitaba al empleado que le mostrara “cualquier cosa”, que sé yo, una tuerca, un tornillo; aprovechaba el fugaz instante para plantearle al empleado la necesidad de constituir un sindicato en consideración a las precarias condiciones en que laboraban la mayoría y le pedía que corriera la voz con sus demás compañeros.

Luego acudía a alguna farmacia y pedía una cafiaspirina o un mejoral y lo hacía el mismo planteamiento a la empleada la necesidad de crear un organismo que defendiera los derechos de los empleados, en consideración a la deplorable situación en la que se encontraban.

Con la misma intención y en similares términos acudió a las tiendas de abarrotes (Provisiones, El Muelle), Gas Butano, empleados de la Central Camionera, a las papelerías, carnicerías, bodegas y todo tipo de comercios; procediendo del mismo modo. Todos en principio aceptaban, algunos extrañados, otros sorprendidos, con reticencia, desconfianza, muy pocos entusiasmados.

La labor de proselitismo emprendida por Rodríguez Cervantes dio sus frutos, se concretizó en la fundación del Sindicato de Trabajadores del Comercio y Servicios Administrativos de la ciudad de Zacatecas.

En la fecha y lugar que fijó para formular el emplazamiento a huelga con el correspondiente pliego de peticiones, es decir en el Auditorio Jaime Torres Bodet, empezaron a llegar los empleados, pero también los agentes de la policía judicial (actualmente Ministerial) que lo arrestaron arbitrariamente, con lujo de fuerza, sin orden de aprehensión y le aplicaron el Protocolo de Estambul. Le dieron lo que se conoce como “sabadazo”. Esto lo hizo desistir del intento y quedó cancelado el proyecto.

Se mostró entusiasmado con la idea de sindicalizar a los empleados de la Universidad y le proporcionó a René el ejemplar de los estatutos del Sindicato de Trabajadores del Comercio y Servicios Administrativos que él había elaborado para los empleados de mostrador, los cuales luego fueron adaptados al sindicato de trabajadores de la UAZ en ciernes.

Según el licenciado Roberto Almanza, desde el punto de vista legal no había ningún obstáculo porque la Ley Orgánica de la Universidad prescribía que las relaciones entre la Institución y sus empleados se regirían por la Ley Federal del Trabajo y entre los derechos consagrados por la citada ley se encontraba el derecho a la sindicalización.

En los siguientes días René comenzó una febril labor de proselitismo entre los trabajadores de la institución: intendentes, choferes, jardineros, secretarias, auxiliares de oficina, albañiles, vigilantes, trabajadores de mantenimiento, etc.

Hizo contacto con don Jesús Garay Muruato, intendente de la Escuela Preparatoria, muy aguerrido. En su juventud había sido correo a favor de los cristeros, a los que los suministraba armas y municiones de las formas más imaginativas e inimaginables.

Luego con don José Salomé, jefe de jardineros a quien le expuso la necesidad de crear un sindicato dadas las precarias condiciones en que se encontraban los trabajadores de la UAZ; éste quedó convencido y garantizó la participación de siete de sus subordinados.

Con el guardacasa del Teatro Calderón don Pedro Rodríguez y su ayudante Benjamín Robles. Don Pedro, de vieja raigambre cetemista, había pertenecido al Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica toda vez que el Teatro Calderón cuando fue dado en pago al entonces ICAZ por el gobernador Francisco E. García primordialmente daba funciones de cine.

Luego con algunos intendentes como Manuel López y Antonio Ramírez. Con algunos vigilantes como don Tranquilino Palos. Fueron tres las mujeres fundadoras del sindicato: Marta Guerrero, secretaria de la Escuela de Economía, Carmelita la secretaria del Departamento de Coordinación Cultural y Celia Rosario Rivera Sosa, secretaria de la Escuela Secundaria. Ésta merece una mención especial por su valor y entereza mostrados en los primeros pasos muy difíciles en la vida del sindicato.

Es así que René convocó a la asamblea constitutiva el 5 de septiembre de 1971 a las nueve de la mañana en el Teatro Calderón. Con seriedad y formalidad que el acto ameritaba se dio comienzo a la asamblea: en ésta se eligió al primer Comité Ejecutivo de lo que se llamó Sindicato de Trabajadores Manuales y Administrativo de la UAZ, el cual quedó integrado de la forma siguiente:

Secretario General, Jesús Garay Muruato; Secretaria de Organización, Martha Guerrero; Secretario de Trabajo, Pedro Rodríguez, y Secretario de Actas, Felipe Hernández. Se dio lectura a los Estatutos que regirían la vida interna de la UAZ; fueron aprobados en sus términos por unanimidad. El Sindicato quedó integrado por 21 integrantes.

Al día siguiente René con el conjunto de los trabajadores acudió a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA), cuya titular era la licenciada Leticia Calderón, quien recibió a documentación que le fue entregada: la solicitud de registro, el acta constitutiva, los Estatutos y un Padrón de Socios encabezado por el Comité Ejecutivo, firmado por cada uno de los integrante.

Quince días después Leticia Calderón mandó hacer un recuento a cargo de representantes de la JLCA encabezados por Francisco Hernández López y ya en ese momento los integrantes del sindicato ya eran 28.

Posteriormente el Comité Ejecutivo fue citado por Leticia Calderón y canalizado con don Enrique García que era al Jefe de Asociaciones de la JLCA, éste hizo saber a sus integrantes que se le otorgaría al sindicato el registro de inmediato si accedían a integrarse a la Confederación de Trabajadores de México (CTM). La respuesta de la representación obrera asistida por René fue tajante: se negaron a acceder a esta petición, toda vez que se encontraba en gestación una asociación nacional de trabajadores universitarios encabezada por Nicolás Olivos Cuéllar, con la cual se mostraba mayor afinidad. Ante la negativa la licenciada Leticia Calderón regresó la documentación que se le había entregado y verbalmente expresó que no procedía el registro del Sindicato, así de simple.

Empero René ya había acudido y apelado a la solidaridad de Evaristo Pérez Arreola (originario de Ciudad Acuña y también integrante del Partido Comunista) que entonces encabezaba el esfuerzo de sindicalización de los trabajadores y empleados de la UNAM y don Jesús Garay Muruato había nombrado asesor del Sindicato a Juan Manuel Gómez Gutiérrez quien desempeñaba el mismo cargo en la Sindicato de Trabajadores y Empleados de la UNAM, en gestación. Éste le proporcionó a don Jesús un ejemplar del Contrato Colectivo de Trabajo que tenían planeado para los trabajadores de la UNAM y que de inmediato fue adaptado las condiciones de sindicato de la UAZ y transcrito en esténcil.

Evaristo Pérez Arreola, Nicolás Olivos Cuéllar y Juan Manuel Gómez Gutiérrez acudieron a infundir ánimo y entusiasmo a los trabajadores del naciente sindicato de la UAZ, que iba creciendo día con día.

Fueron tiempos favorables y oportunos: en la UNAM se encontraba de Rector el doctor Pablo González Casanova y en la UAZ al licenciado Magdaleno Varela Luján, el mejor rector que ha tenido la institución después de Teodosio Lares, de vocación obrerista que había sido Presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje por un periodo de 25 años, que reconoció al sindicato en contra del criterio adoptado por la JLCA.

Ese mismo año se firmó el primer Contrato Colectivo de Trabajo, que es el mismo que actualmente se encuentra vigente con las mejoras y añadidos (como la Minuta) que cada Comité Ejecutivo le ha impreso en el transcurso de los años. A partir de la firma de este instrumento jurídico comienza la semana de cuarenta horas en cinco días de trabajo, estabilidad en el empleo, incremento y nivelación salarial, servicio de consulta médica, farmacia y hospitalización gratuitos hasta en tanto se afiliara a los trabajadores a un régimen de seguridad social. Se llegaron a tener hasta 83 prestaciones, que empezaron decrecer y a compactarse a partir del gobierno del presidente Miguel de la Madrid.

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